Qué opina la gente de Groenlandia sobre el plan de Trump para que su isla pertenezca a Estados Unidos

Las alertas se intensificaron en Groenlandia, después de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, se negara a descartar el uso de la coerción militar o económica para obtener el control del territorio.

En una conferencia de prensa realizada a principios de enero, el líder republicano amenazó con aplicar aranceles “a un nivel muy alto” a Dinamarca, si sus funcionarios gubernamentales no cooperan con sus planes.

Cabe recordar que la isla ártica es dependiente del país europeo, aunque cuenta con su propio gobierno y parlamento.

Durante la mencionada instancia, Trump declaró refiriéndose al territorio: “La gente ni siquiera sabe si Dinamarca tiene algún derecho legal sobre él, pero si lo sabe, debería renunciar a él, porque lo necesitamos para la seguridad nacional”.

Previamente, durante su primer periodo en la Casa Blanca, ya había manifestado interés en adquirir la isla.

De la misma manera, a finales de diciembre de 2024, planteó en una publicación de su red social, Truth Social, que es “una necesidad absoluta” que Estados Unidos tenga “la propiedad y el control de Groenlandia”.

Tanto las autoridades locales como las danesas han rechazado su propuesta de “comprar” el territorio.

La insistencia de Trump se ha dado en la antesala de que asuma su segundo mandato presidencial, lo que está previsto para el próximo 20 de enero.

El mismo día en que dio su conferencia de prensa en Estados Unidos, su primogénito, Donald Trump Jr., viajó a Groenlandia acompañado de una comitiva.

Se trató de un viaje no oficial que, según informaciones reunidas por Reuters, se dio en el marco de “una visita privada para grabar material para un podcast”.

El patrón de un barco pesquero comentó a la BBC que Trump “será bienvenido si viene a visitarnos, por supuesto”.

Sin embargo, hizo hincapié en que “Groenlandia pertenece a los groenlandeses”.

“Trump puede visitar, pero nada más”, agregó el hombre, quien pidió que no se diga su nombre, ya que necesita relacionarse con personas de todos los sectores políticos.

Otro habitante local, Kaaleeraq Ringsted, de 73 años, comentó al citado medio que “no se puede aceptar” que se hagan declaraciones como las del presidente electo de Estados Unidos.

En este sentido, recalcó que “Groenlandia no está en venta”.

Ringsted relató que aprendió a pescar y cazar en la zona con su padre y su abuelo.

Dijo que hoy es bisabuelo y desea que sus hijos y nietos mantengan un estilo de vida como el que ha tenido él.

Un habitante groenlandés llamado Angutimmarik Hansen contó que tiene una granja en la que cría ovejas. También se dedica a cazar focas, conejos y aves silvestres.

Comentó que todo el alimento que sus animales consumen en invierno debe importarse desde Dinamarca, ya que las condiciones climáticas pueden ser difíciles para la producción local de ciertos elementos.

Hansen calificó el actuar del líder republicano como “estúpido”. Y subrayó: “Jamás venderemos Groenlandia”.

No obstante, precisó que “Trump no es Estados Unidos”.

“Podemos entendernos con la gente de Estados Unidos”, sentenció Hansen, sugiriendo que estaría de acuerdo con que se realicen eventuales conversaciones entre las autoridades groenlandesas y las del país norteamericano.

Los activistas por la independencia como el diputado de la coalición gobernante, Kuno Fencker, sostienen que Groenlandia no debería ser colonia de ningún país.

El también miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y Seguridad del parlamento local enfatizó a la BBC que “Donald Trump es un político”.

“Es un duro hombre de negocios y conocemos su retórica, y esa retórica es algo a lo que nos hemos acostumbrado desde 2019, y solo se trata de hablar con un igual, un aliado, sobre cómo podemos resolver las cosas aquí en el Ártico y también en la OTAN".

En palabras de Fencker: “Lo que hace falta aquí es que Groenlandia, como Estado soberano, negocie directamente con Estados Unidos y no que Dinamarca lo haga por nosotros".

Aún así, la independencia podría traducirse en costos económicos considerablemente altos para los organismos locales.

Aquello se debe a que Groenlandia recibe subvenciones de Dinamarca, por el valor de aproximadamente una quinta parte de su PIB cada año.

En este sentido, Fencker dijo que estaría de acuerdo con que la isla tenga negociaciones con Estados Unidos y Dinamarca para conseguir ayuda.

“No somos ingenuos. Necesitamos apoyo en defensa, seguridad y también desarrollo económico. Queremos una economía sostenible y autosuficiente”.

El director del periódico local Sermitsiaq, Maasana Egede, planteó a la BBC que “hay todo un relato intermedio” en el asunto sobre si debería o no concretarse la independencia de Groenlandia.

“La gente quiere la independencia, pero no a cualquier precio. Hay un nivel de vida que hay que mantener. Hay un comercio que hay que mantener. Hay formas de vida que hay que mantener”.

Según rescata el citado medio, entre los habitantes también está la expectativa de que en un mediano o largo plazo se vote a favor y Dinamarca acepte el resultado.

Las autoridades groenlandesas y danesas han recalcado que la isla ártica no está en venta.

Tras las declaraciones de Trump de principios de enero, el primer ministro local, Múte Egede, y la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, dieron una conferencia de prensa conjunta.

En la instancia, la autoridad danesa declaró: “El debate sobre la independencia de Groenlandia y los últimos anuncios de Estados Unidos nos demuestran el gran interés que despierta Groenlandia”.

También dijo que hay “acontecimientos que ponen en marcha muchas reflexiones y sentimientos en Groenlandia y Dinamarca”.

Por su parte, Egede fue enfático al decir: “No queremos ser daneses, no queremos ser estadounidenses, queremos ser groenlandeses”.