Korn: qué pena siente el alma

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Korn.

El primer disco de la banda, publicado en 1994, funciona como un compendio de todos los golpes recibidos por Jonathan Davis, desde el abuso sexual que sufrió cuando niño hasta el bullying homófobo de su adolescencia.


Tópico habitual en la música pop, la pérdida de la inocencia ha inspirado canciones tan entrañables como "1979" de los Smashing Pumpkins o "The Suburbs" de Arcade Fire, pero en el debut de Korn dio pie a una sórdida exploración de los traumas de Jonathan Davis, un atormentado cantante y letrista de 24 años con ganas de sublimar sus dolores. La banda que lideraba junto a sus amigos, con los que, además de un proyecto musical, compartía domicilio y economía (un fondo común para ensayos y cerveza), tenía un pasado funk y ganas de afilar sus colmillos volviéndose más pesada. El endurecimiento de su sonido, mezclado con las vivenciales letras de Davis, redondearía las bases del nu metal, futura banda sonora de los jóvenes machos del siglo 21, cuyo origen como vehículo terapéutico y espacio seguro donde mostrar vulnerabilidad sería desplazado al olvido para favorecer un relato demonizador, alentado por la rápida aparición de clones con mucha menos sustancia emocional.

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Las temáticas que Davis aborda en Korn son brutales. Si "Polly" de Nirvana o "Luka" de Suzanne Vega resultan escalofriantes por la forma contenida en la que hablan de abuso sexual e infancia rota, "Daddy" de Korn simplemente deja todo al descubierto con la sutileza de una película gore. Los sollozos de Davis frente al micrófono, grabado furtivamente por el productor Ross Robinson tras revivir cantando la experiencia de ser violado en su niñez por un amigo de su familia y la pena negra de que sus padres no le creyeran cuando se atrevió a contarlo, son los minutos más chocantes de todo el subgénero que iniciaron, y hacían ver como livianos los posteriores descargos de Papa Roach y las rumiaciones de Staind. En realidad, Davis no describe la pérdida de inocencia, sino la completa extirpación de ella, de forma súbita y sin anestesia, y el consiguiente vacío que deja en el alma. Pese a volverse una de sus canciones más emblemáticas, y un soporte anímico para miles de fanáticos que sufrieron lo mismo que el cantante, la banda pasó veinte años sin tocarla en vivo.

Igual de significativa, "Faget" se apropia de un término despectivo usado contra los gays para describir las sensaciones del Davis adolescente, víctima de bullying homofóbico durante la secundaria a causa de sus gustos musicales. El futuro ídolo aggro creció admirando a Duran Duran y los new romantics, una afición despreciada por el resto de sus compañeros, entrampados en la dinámica de exagerar su masculinidad. Por usar delineador en los ojos y pintarse las uñas, Davis sufriría las penas del infierno colegial. De ahí la vehemencia con la que grita "soy un marica", extirpándose los recuerdos agrios y firmando otro himno sanador para la legión de jóvenes inadaptados que empezaría a seguir al grupo. El tiempo le daría la razón al vocalista: estaba en lo correcto abrazando su esencia de bicho raro. Su gusto por descolocar y salirse de los moldes lo volvería una de las figuras más reconocibles de la generación aggro con sus buzos deportivos y su característica gaita, estrenada en Korn como parte de "Shoots and ladders", un tema armado con clásicas rimas infantiles que, en manos del quinteto, sonaban como el material del que se construyen las pesadillas.

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De terror, Davis sabía bastante. Antes de entregarse a la aventura musical, trabajó como funerario y forense asistente presenciando atrocidades diariamente. El componente tétrico de Korn estaba también presente en la tapa de su debut, la foto de una niña columpiándose con rostro intranquilo frente a una sombra con tenazas en vez de manos y pose amenazante que sugiere que algo muy malo está a punto de pasar, una idea reforzada por la contratapa que muestra el columpio ya vacío. La música que acompaña los relatos del cantante, atrapado en el vicio de la metanfetamina (en "Ball tongue" está claramente bajo su influencia) para lidiar con sus demonios, propulsó al disco a la categoría de hito instantáneo. Korn fue un terremoto en el metal con sus influencias raperas y la búsqueda de un sonido nuevo en las guitarras, basado en la imitación del trabajo de un DJ y en el uso de siete cuerdas en vez de seis para reforzar los graves. El disco se integró al diálogo cultural de la época como parte de un intercambio virtuoso. Si Cypress Hill terminó sacando temas de rap metal fue porque sus inicios sirvieron como modelo sonoro de Korn, muy marcados también por el sonido de Chaos A. D. de Sepultura, quienes a su vez adoptarían la impronta de los estadounidenses en Roots, hecho junto a Ross Robinson, elevado a la categoría de superproductor gracias a su trabajo en Korn. Como reza el dicho callejero, la mano siempre se devuelve.

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https://culto.latercera.com/2019/07/25/woodstock-99-momentos-clave/

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