Ernesto Belloni contra los límites de su propio humor

Son las 23.50 del lunes, segunda noche del festival, Javiera Contador lleva poco más de cinco minutos arriba del escenario de la Quinta Vergara y la recepción del público ha sido positiva. Suficiente para adivinar el resto de la película: triunfará. Más tarde en el TL de Twitter encontraremos algunos usuarios que cuestionarán su garabateo o su arranque algo nervioso, pero el grueso de ellos y también la crítica coincidirán: aunque la actriz y animadora aún debe pulir el libreto, sorprendió con un estilo propio, sus relatos son fluidos y el margen de mejora es amplio. Pero ahora, cuando todavía faltan cerca de 60 minutos para que culmine su rutina y advirtiendo la noche consagratoria de Contador, la pregunta que se repite en la redacción es otra: ¿cómo le irá a Ernesto Belloni? No es en ningún caso al azar. Si repetimos el ejercicio y scrolleamos el timeline de Twitter el resultado es brutal: son decenas los que reviven algunos de sus episodios más controvertidos, enumeran los chistes que hizo en contra de la comunidad LGBT e incluso, acaso los más extremos, llaman a su funa.

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En su mayoría, pronostican y esperan que sea comida del "Monstruo".

Durante los ochentas Ernesto Belloni, de 63 años, fue uno de los responsables en la reapertura de Los años dorados de la tía Carlina. Allí, en el cabaré que fuera antes cerrado en 1973, le dio vida a su personaje más exitoso, al que todos conocen: el Che Copete, un borracho de cuestionable actuar, inspirado en Rodrigo Atabales, que se paseó prácticamente por todos los canales de señal abierta, viviendo sus mejores jornadas en Morandé con Compañía, que tuvo su propio estelar (El show de Che Copete, Mega) y que incluso vio acción en la pantalla grande (Che Kopete: la película, 2007).

Sin embargo, todo ese éxito que logró amasar pareció siempre estar acompañado de alguna polémica: por ejemplo, sus excompañeros del Jappening con Ja lo acusaron de acabar con el programa. Se lo señaló como el símbolo de la decadencia y el mal gusto de las últimas temporadas, escenario que habría incidido posteriormente en el quiebre interno del equipo. En esa línea, precisamente, los detractores de Belloni criticaban sus segmentos, donde habitualmente se reía de las minorías, pero además se lo catalogaba como sexista y misógino por el trato que tenía con las mujeres que lo acompañaban. En 2013, el humorista ensayó en Vértigo una explicación: "Debo reconocer que soy un poquito agarrón, pero por asunto de pega. Pero yo pago multa en mi casa: en moneda dura…, llego a mi casa, me dicen 'te pasaste hoy día, la rutina estuvo pasadita'. ¿Qué quieres: escándalo o multa? Multa… entonces, una cartera. Cuando son más avezadas las rutinas, joyitas, viajes, cosas así". Incluso, tras la pregunta de Martín Cárcamo, hoy animador del festival, admitió "haber pagado con un auto".

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En los últimos días, a un par de su debut en la Quinta Vergara, usuarios revivieron otro momento incómodo de Belloni. También en el estelar de Canal 13, Diana Bolocco le preguntaba a Vesta Lugg por su personalidad, acaso por esa imagen dura que proyectaba, sin sonreír demasiado. Cuando la modelo explicó dijo no saber "si era dulce", el hombre detrás de Che Copete irrumpió: "Como pah chuparla".

El comediante desató las carcajadas en ese minuto. Hoy, sin embargo, y acaso en el ejemplo más claro de lo que los nuevos tiempos parecen exigir, su intervención es ampliamente repudiada.

El escenario que enfrenta Ernesto Belloni no es para nada nuevo. Le pasó a varios de sus colegas en el último tiempo. Sin ir más lejos, en 2011, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) multó a Chilevisión con 400 UTM por las presentaciones de Óscar Gangas y Mauricio Flores: habían parodiado a la Comunidad LGBT. Gangas, en conversación con La Tercera, defendió su rutina: "La gente se dio cuenta de que no me burlaba de la condición de homosexual, sino que me burlaba de las situaciones en las cuales él hacía lucir la simpatía, la gracia, rescataba lo picarescos que son". Pero también avisó que el humor había cambiado: "Si Eddie Murphy hace chistes de negros, nos cagamos de la risa, pero si los dice un blanco, es ofensivo. La Botota Fox puede hacer chistes de gays, pero si lo hago yo, se ve feo. Así que dejé de hacer esos chistes, porque no me convenía pública ni económicamente. Ahora me autoinfiero heridas, que es lo mejor que están haciendo los humoristas".

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El año pasado, Dino Gordillo vivió en carne propia los cuestionamientos: se lo apuntó como un humorista machista, a destiempo. "La sociedad está exagerando mucho. Hay mucha gente grave. Nunca me han reclamado por un chiste en persona. Nadie. Las opiniones de las redes sociales me las meto en el culo", se defendió previo a su show. "Se puede hacer chistes de todo, siempre y cuando no denigres a alguien. Si mañana la Federación Mundial de Guatones pone 'la ley del guatón', ¿por eso no podís contar chistes de guatones? El límite es no transgredir al otro. No voy a cambiar por un par de críticas".

Pero Ernesto Belloni ya atravesó un cuadro incómodo. Hace tan sólo 16 días, en el Festival de Iquique, su personaje más emblemático fue bajado a las pifias del escenario: no duró ni siquiera 15 minutos. Como si se tratara de una última advertencia, tomó las cartas en el asunto y buscó asesorarse por las standaperas Bernardita Ruffinelli y Belén "Belenaza" Mora para darle un giro a su show.

También, sabiendo de las críticas que lo asedian, se descargó el pasado domingo en las redes sociales: "Han nacido nuevos programas de farándula ahora, donde se destruyen entre los mismos artistas —dice en el registro, donde se lo puede ver bastante tenso—. ¡Qué huevada más grande! ¡Qué falta de respeto!, qué manera de denigrarse entre ellos. Por favor paren, señores artistas, no hueveen más. No denigren más a la gente, paren con esos programas de farándula de mierda. Están destruyendo familias completas".

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"Paren la hueá, no hagan más mierda por televisión, ni por radio. Se los pido por favor y a nombre de todos los chilenos que queremos paz", cerró un extraño mensaje que generó principalmente satisfacción entre sus detractores.

Hoy, Claudia Schmidt, su compañera en Morandé con Compañía, le respondió: "El señor Belloni dice que nosotros somos culpables y rompemos a las familias con nuestros comentarios. No, señor Belloni, acá los únicos que dañan a sus familias son los que actúan de esa manera (...) Después de que denigró supuestamente a tanta mujer en Morandé con compañía, donde trabajé 9 años, donde vi todas las cosas y ahora viene a pedir misericordia. ¡Señor Belloni, déjese de huevear…! Es que cuando vi ese video lo encontré tan descarado".

A falta de algunas horas para que el Che Copete enfrente por primera vez al "Monstruo", tras las exitosas presentaciones de Stefan Kramer y Javiera Contador, fue la propia actriz quien lo respaldó: "Lo que hay que hacer es tirarle buena onda. Es un comediante que ha trabajado en el humor hace muchos años, tiene mucho oficio y creo que ha recibido y ha hecho eco de las críticas que se le han hecho. Me parece que él ha dicho que está trabajando en un humor distinto. Eso hay que verlo".

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Se la jugará por el libreto de siempre o intentará cambiar. Le dará o no espacio a la contingencia política como lo hicieran Kramer y Contador. La principal incógnita, por ahora, sigue siendo la misma: ¿cómo le irá a Ernesto Belloni?