Columna de Rodrigo Munizaga: Super Pumped: auge y caída del fundador de Uber
Travis Kalanick, el CEO de Uber que tuvo que renunciar a su cargo ejecutivo tras numerosas polémicas, sirve como base para esta muy entretenida serie de Paramount+, encabezada por Joseph Gordon-Levitt, Una Thurman y Kyle Chandler.
“¿You’re an asshole?”, le pregunta el fundador de Uber, Travis Kalanick (Joseph Gordon-Levitt), a un empleado que quiere entrar a trabajar en la compañía. Así arranca Super pumped, la nueva serie de Paramount+, que cuenta los orígenes de la app que revolucionó la industria del transporte de personas. La misma frase que le decía Erica (Rooney Mara) a Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg), en el brillante diálogo inicial de The social network, la cinta de David Fincher sobre los orígenes de Facebook.
Asshole, que en español significa “imbécil”, pero en chileno vendría siendo el equivalente de “huevón”, es un término peyorativo que le calza muy bien al Travis Kalanick que retrata Super pumped y, dicen muchos, al de la vida real: un tipo egolátra, soberbio y ambicioso, que en 2017 tuvo que renunciar al cargo ejecutivo de su propia compañía, luego de informes sobre una cultural empresarial agresiva, con numerosos casos de abuso sexual y discriminación alentados por él.
La personalidad narcisista del protagonista de Super pumped es un escollo que a ratos cuesta superar al ver la serie sobre cómo Uber venció los obstáculos para convertirse en lo que es hoy. En el primer capítulo parece solo la historia sobre cómo un egótico hombre termina convertido en multimillonario (Forbes calcula su actual fortuna en US$ 2.700 millones) y, aunque lo es, la trama despliega a numerosos personajes secundarios que ayudan a aligerar la ficción, hasta convertirla en una entretención constante sin más ambición que hacer pasar un buen rato.
Brian Koppelman y David Levien, creadores de Billions, adaptan el libro de Mike Issac y consiguen dar con un retrato contemporáneo de uno de los hijos de Sillicon Valley, el lugar de San Francisco desde donde han emergido muchas de las startups que hoy dominan el mundo, que tienen como común denominador el sueño de escalar con ideas innovadoras hasta convertirse en los nuevos Mark Zuckerberg. Un universo que ha dado en los últimos meses varias series: desde WeCrashed, con Jared Leto y Anne Hathaway en la historia del ascenso y caída de Adam Neumann, cofundador de la empresa de coworks, hasta The dropout, también sobre un ascenso y caída, esta vez de Elizabeth Holmes.
Super pumped no logra tocar las notas altas de The dropout, pero definitivamente es mucho más entretenida que WeCrashed, en gran parte por su frenético montaje, que sería de todo el gusto de Adam McKay (No mires arriba, The big short), y también por las sólidas interpretaciones de Kyle Chandler (como el inversionista Bill Gurley) y Uma Thurman, aparte de los esfuerzos convincentes de Gordon-Levitt.
Esta es otra historia de una startup y del ascenso y caída de su fundador, pero también la de un tipo tan seguro de sí mismo, que a menudo toma malas decisiones que a mediano plazo se convierten en errores no forzados, muy peligrosos para su reputación y la de su compañía: comienza con Travis fracasando en un par de negocios hasta levantar una app de movilización de personas que se enfrenta a taxis en San Francisco (sí, pasa en todas partes del mundo), hasta cómo ese vértigo por llegar a la cima del poder comienza a darle vueltas completas a su mente. En ese sentido, un punto alto es la relación que se establece entre Kalanick y Gurley, inicialmente como hermano mayor y menor, hasta que el aprendiz se vuelve inmanejable.
Narrada por el mismísimo Quentin Tarantino, Super pumped destila adrenalina, humor y frivolidad. A veces la serie toca temas como las apps y la privacidad de los datos de las personas, las condiciones laborales tóxicas, especialmente para las mujeres, y cómo un hombre ególatra termina perdiendo la moralidad y ética con la que partió. Pero más menudo la serie se encarrila en escenas ligeras, donde no profundiza mucho en los personajes y sus motivaciones y más interesada en apretar el acelerador que detenerse en algo más profundo. Lo que no se le puede reprochar es que nunca, ni en sus momentos más débiles, aburre.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.