Fidel Castro y el plato favorito del “Che” Guevara (y por qué rompieron su vínculo)

Fue con ocasión de una cena ocurrida el 7 de julio de 1955 en Ciudad de México, donde Fidel Castro, a través de su hermano Raúl, conoció al médico argentino Ernesto “Che” Guevara de la Serna. Eran los días en que el movimiento 26 de julio planeaba su expedición a Cuba, a fin de expulsar del poder al dictador Fulgencio Batista. Castro conectó rápido con el trasandino, a quien invitó a unirse al grupo.

Desde ahí, comenzó una historia que se entrelazó en varios puntos. El “Che” Guevara se ganó la confianza de Fidel Castro y se destacó en el grupo de guerrilleros, pese a padecer asma. En el mando, hizo gala de su estilo severo, imponiendo disciplina a los combatientes. Una vez en el poder, asumió la presidencia del Banco Central de Cuba e incluso ejerció como ministro de Industria, pese a no tener mayor competencia en la ciencia económica.

Así, Fidel Castro y el “Che” Guevara se convirtieron en los símbolos del proceso cubano. Y aunque mucho se escribió después, pocos conocen ciertos detalles más sabrosos de sus personalidades. Por ejemplo, los gustos culinarios. El mismo Castro, ya anciano, lo detalló una vez, en una charla informal que tuvo con el programa argentino CQC. El dictador cubano detallaba que en cuatro a la comida, prefería el pescado a la carne. Fue entonces que un recuerdo se atravesó entre sus palabras.

“El Che, carnívoro”, señaló. “No le bastaba más que un trozo de carne asada y un tomate. Y mate (...) alguna que otra vez nos hizo tomar mate, pero nunca me acostumbré. Andaba siempre con su pipetica (NdR: en alusión a las calabazas para beber la clásica infusión de hierba), pero cuando había carne, la asaba, y con un tomate. Ese era su plato predilecto”.

Pero el tiempo y las diferencias, comenzaron a marcar distancias entre Fidel y el “Che”. Conocedor de primera mano de la frustrada experiencia del gobierno de Jacobo Árbenz en Guatemala, el argentino nunca ocultó sus ganas de exportar la lucha revolucionaria. Así, mientras Fidel y su régimen se alineaban con la URSS, el “Che” prefería mantener distancia, manteniendo posturas más cercanas a la experiencia del Maoísmo.

En su libro, ¿Por qué Fidel abandonó al Che?, Alberto Müller, escritor y disidente cubano que en 1961 se alzó en la sierra maestra contra el giro totalitario del Castrismo, explica las claves del distanciamiento. “Yo diría que el punto de inflexión del disgusto del Che con Raúl y con Fidel, es cuando el Che, en el año 1964 va a la conferencia afroasiática de Argel”, detalló en charla con CNN en español.

“No nos olvidemos que el Che era trotskista, no era estalinista, y en esta conferencia de Argel él pronuncia un discurso muy antisoviético (...) cuando el Che regresa de ese discurso de Argel, en una crítica voraz contra la Unión Soviética, se reúne con Raúl y Fidel Castro. Fue una reunión bastante tormentosa, terminó con un portazo. El Che salió de la reunión, tiró un portazo, e incluso le dijo a Raúl Castro que era un estúpido, en fin, se ofendieron mutuamente”, agregó Müller.

Fue ese el capítulo final. “De ahí, el Che se pierde y aparece en el Congo”, agrega. “Ya vemos como hay toda una inclinación por parte de Fidel de radicalizar la revolución, radicalizarla hacia la URSS, no contra la URSS. Y el Che no era prosoviético”, añadió el autor.

Eso permite comprender el escenario posterior, con Fidel retirando su apoyo de la aventura en el Congo, y posteriormente, al enlace cubano de Bolivia, en la que fue la última aventura del “Che” antes de su captura y muerte en 1967. Quedó solo. Y más al no conseguir el apoyo del Partido Comunista boliviano, al negarse a ceder el mando militar de la guerrilla. Como consignó después el intelectual francés Regis Debray, quien acompañó al argentino a su última incursión “el Che Guevara no fue a Bolivia para vencer, sino para perder”.