Soda Stereo a 40 años del arranque de una leyenda
El trío de Cerati, Bosio y Alberti lanzó su primer disco homónimo en agosto de 1984. Un trabajo que tuvo a Federico Moura, el legendario cantante de Virus, de productor y les dio un primer impulso hacia el dominio continental que lograron después. Expertos y un testigo de la época aquilatan los alcances de un hito clave del rock latino.
Fue una llamada telefónica, la que le permitió al saxofonista Gonzalo “gonzo” Palacios, la oportunidad de tocar en el primer disco homónimo de Soda Stereo, lanzado hace 40 años, en agosto de 1984. “Me llama por teléfono Federico Moura una mañana y me dice ‘Estoy produciendo a los Soda ¿te divierte la idea de grabar un par de temas?’ tal vez no estando seguro de que me gustaran. Obviamente respondí que sí”, recuerda a Culto desde su residencia en España.
Diligente, “Gonzo” empacó su saxofón y llegó hasta los estudios de la CBS, ubicados en el 1583 de la calle Paraguay, en pleno Buenos Aires. Un recinto que estaba en la historia de la música popular de la Argentina, puesto que ahí grabaron artistas como Sandro, Los Beatniks, Los Gatos, Luis Alberto Spinetta, Vox Dei, entre otros.
El músico ya manejaba alguna idea sobre la banda con la que iba a grabar. Los Soda Stereo, el trío de Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti, se habían hecho un nombre en el circuito de bares y habían firmado su primer contrato discográfico en agosto de 1983, cuando fueron vistos por el cazatalentos de CBS, Horacio Martínez. Para entonces ya se habían fogueado tocando mucho en vivo, lo que les permitió pulir su material.
“Los fui a ver actuar en un local cerca de mi casa, había oído hablar bien de ellos y me acerqué a comprobar -recuerda “Gonzo”-. Al primero que recuerdo personalmente es a Charly (Alberti) que se me acercó a dejarme un cassette con demos y me dijo ‘esta es la banda que va a arrasar con todo’. Yo pensé ‘si mantienen esta actitud posiblemente lo hagan’”.
Soda Stereo, arrancó con su núcleo inicial desde los estudiantes de publicidad Cerati y Bosio, al que sumaron al baterista Charly Alberti, quien conoció a Gustavo cuando intentaba flirtear con su hermana Laura. La irrupción del grupo, que buscó plantearse como decididamente moderno, se enmarcó en una generación. Los ochenta comenzaban a consolidarse en Sudamérica con bandas que tenían una estética en abierta ruptura con lo que sucedió en los setenta.
Con una propuesta deudora de la new wave, el post punk y lo que hacían bandas como The Police, XTC y otros tantos, en la otra vertiente de los Andes, comenzaban a destacar nombres como Virus y Los Twist, el grupo donde precisamente tocaba “Gonzo” Palacios. “Los Twist fue el primer grupo de estética ochentera que tuvo un éxito realmente masivo en Argentina”, explica el músico.
Sergio Marchi, periodista y biógrafo de Gustavo Cerati, aterriza en su contexto esa oleada de bandas, pero detalla que Soda Stereo no demoró en mostrar su carácter propio. “Todos los grupos que aparecieron en esa época eran muy diferentes a los que ya existían, y además eran diferentes entre sí. Soda Stereo fue de los últimos en llegar, ya que esa “renovación” del rock argentino arranca en la segunda mitad de 1982. La diferencia es que eran decididamente new wave y dentro del estilo, ellos tenían mucho ska. Pero muy pronto mutaron y dejaron ese ropaje, por eso Nada Personal fue una evolución tan marcada”.
Para el periodista especializado Sergio Cancino, exdirector de las radios Concierto, UNO y Rock & Pop, la propuesta del trío tenía que ver con su capacidad para leer el momento. “Creo que Soda Stereo vivía en un presente continuo en 1984, inmersos en el pop y la estética del momento: poseían una frescura irreverente, poco atada al pasado del rock argentino. No eran los únicos, por supuesto, estaba Virus y Charly García había señalado la ruta con Clics modernos. Es revelador que Soda presentó su disco debut en un Pumper Nic, un local de comida rápida, en sintonía con sus temas que hablaban de jet set, sobredosis televisivas, productos dietéticos, afrodisíacos y vitaminas. Abrazaron su época, desde el sonido de The Police hasta la moda, sin remilgos ni culpas”.
Trátame suavemente
Decíamos que Soda Stereo había conseguido su primer contrato discográfico en 1983, pero pasó un tiempo antes de que consiguieran grabar. En principio, la producción musical del álbum iba a estar a cargo de Daniel Melero, pero finalmente el puesto lo ocupó Federico Moura, el inspirado cantante de Virus. “Federico fue propuesto por Carlos Rodríguez Ares, que tenía la representación de Soda en ese momento -explica Sergio Marchi-. El contrato ya existía, pero estaba congelado: es más, se lo iban a devolver. Ares con habilidad los descongela y piensa que ante la poca experiencia les va a hacer falta un productor, y en su agencia estaba Virus, que pasaba por un momento muy bueno. De ahí, la elección de Federico”.
Para grabar el largaduración, el grupo tuvo que afrontar las dificultades de un debutante sin mayor peso en la industria; debieron rotar los horarios en el estudio e incluso trabajar con distintos ingenieros, con el riesgo que eso significaba para el producto final. De allí que Soda necesitaba la experiencia de alguien como Moura. “Los sellos tenían sus propios estudios, y los ingenieros cumplían un horario de 8 horas. No existía en esos casos la posibilidad de grabar con un solo ingeniero y había que conciliar horarios. Eso mismo complicó a los Virus en aquel momento, y como Federico ya conocía esos problemas, ayudó mucho a que Soda los pudiera enfrentar de la mejor manera. Federico cumplió como un rol de hermano grande, y no se metió tanto en la música”, detalla Marchi.
“Federico era una persona extremadamente agradable y éramos buenos amigos. Él confiaba en mi criterio y me dejaba hacer, yo confiaba en su criterio y tomaba en cuenta sus sugerencias”, recuerda Gonzalo “Gonzo” Palacios, de allí a que fuera llamado para participar en el disco.
Cuando “Gonzo” llegó al estudio de la CBS, de inmediato comenzó a trabajar en Por qué no puedo ser del Jet Set?, la canción que terminó abriendo el disco. “Tanto la introducción como el solo final fueron ideas mía, una improvisación a la que le agregué una segunda voz también improvisada en el momento -recuerda el músico-. Los apoyos en medio del tema fueron sugerencias de Gustavo, así como la frase de ‘un solo de saxo sensual’. Esta ultima era una referencia a un comercial de autos que, como yo no tenía TV desconocía, me la tuvieron que cantar”.
Para esa canción el grupo también grabó una pequeña pista recreando el ruido de una fiesta. Zeta Bosio se ocupó de comprar globos y papel picado, los que reventaron y tiraron al aire para generar un pequeño ambiente. Se puede escuchar tras la frase de percusión que abre el tema, precisamente mientras suena el solo del saxo. Una suerte de declaración de su interés por generar entusiasmo y mostrarse como un conjunto desenfadado.
Entre sus 11 temas, el disco contiene temas estimulantes y directos, como Te hacen falta vitaminas, Sobredosis de TV, Tele-Ka y Dietético, tocadas sobre pulsos acelerados y el uso de percusiones y roto toms, al estilo de Stewart Copeland, de The Police. De hecho, Un misil en mi placard, probablemente mejor conocida por la versión de 1996 en Confort y música para volar, suena como una lectura de Roxanne.
La canción que rompe la lógica es Trátame suavemente, que desde su introducción con uso de nota pedal, pronto se volvió un clásico del repertorio de Soda. Esta no salió de la inspiración de Cerati, sino que fue compuesta por Melero. “Cuenta la leyenda que Virus iba a grabar Trátame suavemente de Daniel Melero, pero como Melero no quería, se lo propuso a los Soda que eran amigos de Daniel. Y fue uno de sus aciertos”, explica Marchi.
La relación de “Gonzo” Palacios con Soda Stereo no se acotó solo a ese disco debut. Los acompañó como músico en sus shows por un par de años e incluso volvió a ser convocado para grabar saxofón en el segundo disco, el exitoso Nada personal (1985). Aún recuerda esos conciertos y lo que comenzaba a generar el trío en el público. “Eran muy emocionantes y muy energéticos. Daba gusto estar entre gente muy joven y talentosa (incluyo aquí a Alfredo Lois, Adrián Taverna, al equipo de vestuario etc) que con tremendos entusiasmo e imaginación potenciaban los medios que tenían a disposición y lograban hacer algo realmente grande y sobre todo innovador ¿lo mejor que tenía Soda? Talento y la capacidad de potenciarse mutuamente”.
Eso sí, “Gonzo” (que también improvisó su solo en Mi novia tiene bíceps, la canción de cierre) detalla que en el disco debut no pudo apreciar la faena de Gustavo Cerati en el estudio, que con los años se volvería legendaria por su obsesión a los detalles. “En ese primer disco yo no tuve la oportunidad de verlos trabajar, ya que fui a una sesión dedicada exclusivamente a grabar saxos y Federico era quien llevaba las riendas . En Nada Personal la situación fue diferente. Gustavo tenía un inmenso talento y sabía lo que quería, pero estaba siempre abierto, al menos en esas épocas, a dejar cierto espacio a la experimentación, a pedir consejos y aceptar sugerencias”.
Con los años Gonzo y Cerati se volvieron más cercanos e incluso de vez en cuando se juntaban a escuchar discos. “Sí, con el tiempo, una vez que fuimos haciéndonos amigos. Antes de la grabación de Signos (1986), Gustavo pasó por mi casa y se llevó mi colección de vinilos de soul y funk”.
Fieles a su estilo, Soda Stereo, presentaron su primer disco homónimo en un local de Pumper Nic. Sergio Marchi detalla la recepción del disco en su país de origen y cómo los llevó a tomar decisiones que resultaron decisivas para sus siguientes años. “Con mucha publicidad pero sin tanto resultado, ni demasiadas ventas. El grupo era muy trabajador, se hizo fuerte en La Esquina del Sol, un pub mítico de aquellos años, pero no podía trascender al calor de las masas. Cambiaron de agencia y comenzaron a trabajar con Ohanián. El más entusiasta de esa agencia fue Oscar Sayavedra que inmediatamente le pidió a la grabadora que dejaran de difundir Vitaminas y Jet Set y que se enfocaran en Sobredosis de TV, que fue el tema que les abrió las puertas de las discotecas. Y ahí Soda ya estaba muy afiatado en vivo y la gente se volvía loca con ellos. Ya estaban listos para el gran salto”.
Años después, en 1995, el trío recordó cuánto les cambió la vida ese primer disco. “Nos permitió hacer conciertos para 300 personas en vez de 25 o 50, eso ya tenía otro color. A los medios les costó mucho más captar lo que pasaba allí, como pasó después. Con la gente se dio de inmediato”, dijo Zeta Bosio. En cambio, el siempre autocrítico Gustavo Cerati no le tenía mucho aprecio. “No me gustó nada el primero, al primero lo odiaba. Yo lo veía y dije ‘esto es una porquería’”.
Como sea, en Argentina obtuvo disco de platino por las ventas, lo que comenzó a consolidar su posición como uno de los valores emergentes de la escena local. Así empezó a generar interés en Chile, lo que seria clave para la posterior consolidación del grupo en el país y su salto a la conquista del continente. “La radio fue clave, especialmente el legendario programa Argentina Rock que conducía Lalo Mir en Concierto -explica Sergio Cancino-. Soda Stereo sonó ahí y en el bailable Concierto Discotheque, que después hizo un medley con los primeros éxitos del grupo. Galaxia, Tiempo y otras emisoras se sumaron. Además, había DJs que viajaban a Mendoza a comprar música y trajeron a Chile los dos primeros álbumes. Soda Stereo y Nada personal tenían rotación radial cuando sucedió la recordada primera visita promocional del trío a Chile, en mayo de 1986, con la presentación en el estelar televisivo Martes 13 como hito fundacional de la Sodamanía”.
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