Nirvana a 30 años del MTV Unplugged, las claves de un disco eterno
En noviembre de 1994, hace 30 años, llegaba a las tiendas MTV Unplugged in New York, el célebre álbum que Nirvana grabó como parte de las sesiones desenchufadas. Un trabajo que sorprendió al grupo en la gira más grande de su carrera y a Kurt Cobain sumido en la adicción. Aún así, se dieron mañana de tocar un set de canciones atípico, con pocos hits y seis versiones, como una muestra de su convicción. Acá la historia tras una noche que quedó para la posteridad, en revisión de un biógrafo del grupo y una testigo de la época. “Es una obra maestra y un fenómeno cultural; merece valerse por sí mismo”, dicen.
Apenas se conoció la noticia de la espantosa muerte de Kurt Cobain, en abril de 1994, la cadena MTV, la señal que hizo pantalla del rock alternativo, emitió un especial de una hora con el show Unplugged que el grupo había grabado en el otoño boreal de 1993. Un espectáculo que la banda grabó entre lirios blancos, velas y una llamativa lámpara de cristal que colgaba del techo. Un ambiente fúnebre que calzó con el intempestivo final de la banda.
Para 1993, Nirvana era un fenómeno. Hasta al menos el segundo semestre de ese año, el álbum Nevermind (1991) había vendido la friolera de nueve millones de copias y su seguidor, el disco In Utero, se empinó directo al número uno, cuando llegó a las bateas de las tiendas en septiembre de ese año. Cobain se había vuelto un ícono del rock alternativo, por lo que fue natural que la cadena MTV los buscara para trabajar un especial desenchufado. Ya lo había hecho Pearl Jam en 1992, por lo que su elección era lógica.
Nirvana arrancó la gira promocional de In Utero el 18 de octubre de 1993, en Phoenix. Era el primer tour de arenas de gran envergadura que abordaban en su carrera. Mientras, ya estaban encaminadas las conversaciones con MTV para grabar el especial. Para prepararlo, incorporaron breves segmentos acústicos en sus shows, además de sumar a músicos de apoyo, el guitarrista Pat Smear y la violonchelista Lori Goldston. “Los conocí a través de un amigo en común, cuando buscaban un violonchelista para preparar la sesión Unplugged. Me gustó mucho el sonido y el feeling de la banda, aunque la verdad no sabía mucho sobre ellos”, detalló la artista a Culto hace algún tiempo.
Y aunque parecía un momento auspicioso, el grupo debía lidiar con los problemas de adicción de Kurt Cobain. Sus dolores crónicos en el estómago lo enloquecían y para calmarlo se había enganchado a la heroína. No la pudo dejar y fue un peso que cargó hasta su muerte. “Kurt luchó continuamente contra la adicción a la heroína durante los últimos años de su vida; finalmente, perdió esa batalla”, dice Michael Azerrad autor de la biografía The Amplified Come As You Are: The Story of Nirvana una edición ampliada del clásico libro original de 1993.
Ese tormento interno también se coló en el repertorio del Unplugged. “Por ejemplo, The Man Who Sold the World de David Bowie es un retrato conmovedor de la soledad de la fama, algo que Kurt estaba sintiendo muy intensamente”, apunta Azerrad.
Como sea, Nirvana aprovechó el tour para sumar algunas canciones al repertorio; así incluyeron temas de In Utero como Dumb, Pennyroyal Tea y All Apologies, además de Where did you sleep last night, un viejo tema folk originalmente llamado In the pines, que data al menos de 1870. Todas llegaron finalmente al MTV Unplugged.
En ese período, Lori Goldston preparó las líneas de violonchelo que interpretó en ocho de las canciones del show. No era la primera vez que Nirvana sumaba ese instrumento a su música, más habitual en una orquesta que en una banda de rock, pues ya sonaba en la conmovedora Something in the way de Nevermind y en un par de cortes de In Utero. “Yo compuse algo de lo que toqué, y además Kurt me tarareó un poco. Él tenía muy buen oído y un montón de buenas ideas. Trabajar con él fue muy divertido e intuitivo”, asegura.
Según las crónicas disponibles, el grupo arribó a Nueva York en la segunda semana de noviembre y ensayaron algunos días en un recinto de Nueva Jersey. Como habían compartido algunos shows de la gira con la oscura banda de Arizona, Meat Puppets, Cobain convidó a dos de sus miembros, Curt y Cris Kirkwood, a sumarse al Unplugged para tocar tres de sus canciones (Plateau, Oh me y Lake of Fire), no muy conocidas a nivel masivo. A esto se sumó que el set no tenía muchos éxitos; no figuraban Smells like teen spirit, ni Lithium. Más bien, eran temas poco conocidos de su discografía y seis versiones (de las cuales 5 hacían referencia a la muerte). Un desafío absoluto a las normas de la industria.
Aquella decisión se basaba en las convicciones del grupo. “Los miembros de Nirvana se dieron cuenta de que estaban parados sobre los hombros de gigantes -explica Michael Azerrad- . En otras palabras, sabían que su éxito masivo se basaba en el trabajo duro y el talento de innumerables músicos del movimiento punk e indie, y querían rendirles homenaje y usar su propia fama para impulsar a sus héroes. Es por eso que siempre recomendaban otras bandas en sus entrevistas y usaban camisetas de otras bandas para sesiones de fotos, conciertos y apariciones en televisión. Ellos sintieron que “los éxitos” estaban sobreexpuestos y que tenían muchas otras canciones que eran al menos igual de buenas y sonarían muy bien en versiones acústicas. Así que tocaron algunas canciones relativamente desconocidas de su catálogo, y eso resultó ser una excelente decisión artística”.
Aunque la sesión se grabó el 18 de noviembre de 1993 en el Sony Music Studio de Manhattan, fue editada en disco por Geffen Records como MTV Unplugged in New York casi un año después, el 1 de noviembre de 1994. Pero en un principio la idea era sumarlo en un disco compilatorio que se iba a titular Verse Chorus Verse. “Después de la muerte de Kurt, Verse Chorus Verse (que era el título provisional de In Utero) se planeó como un álbum doble que incluía la presentación Unplugged en un disco y otras grabaciones en vivo en un segundo disco -explica Michael Azerrad-. Es comprensible que Krist (Novoselic) y Dave (Grohl) estuvieran demasiado molestos como para compilar el último disco, por lo que el proyecto se canceló. Geffen Records lanzó solo la presentación Unplugged, y esa fue la decisión correcta: el espectáculo Unplugged es una obra maestra y un fenómeno cultural; merece valerse por sí mismo”.
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