La vida de convictos de Valparaíso llega al MAC de Quinta Normal
Tras cuatro años de filmaciones al interior de la cárcel porteña, el artista Louis von Adelsheim presentará desde el 6 de abril Los muros de Chile. En 11 salas, la muestra recrea la crudeza de los días en prisión y recoge también testimonios de víctimas.
Es abril de 2013 y el artista suizo-alemán Louis von Adelsheim (1953) se encuentra en una provincia al sur de Alemania. Es un atardecer especial: lleva meses trabajando para que por esa única noche se proyecte sobre el imponente muro externo de la cárcel juvenil de Badden Württemberg, el filme Innen ist Aussen (Lo interior es lo exterior). El video presenta un close up de los ojos de los jóvenes infractores, acompañado de audios con sus testimonios de vida dentro del penal y música compuesta para la ocasión.
Hay alcaldes, artistas y mucha gente de la zona fuera del recinto. Unos 1.500 en total. Entre todos, de pronto, se topa con la abogada chilena Andrea Brandes. Se conocieron en Santiago en 2012, cuando Von Adelsheim presentaba la muestra Movimientos en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Quinta Normal y ella era su traductora.
Esa noche, Brandes simplemente le lanzó la pregunta: "¿Te gustaría hacer algo así en Chile?". Luego le planteó que replicar ese proyecto podría ser una buena iniciativa para visibilizar la crisis en torno a la población carcelaria chilena y su compleja reinserción social.
La abogada sabía de lo que hablaba: desde 2007 realizaba un taller de poesía en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS) de Santiago. Le había hecho clases a hombres sentenciados por crímenes emblemáticos, entre ellos a Claudio Spiniak, condenado por facilitación de prostitución infantil y abusos sexuales a mayores de 14, y Jorge Lavandero, ex senador encerrado por abusos sexuales a menores.
Von Adelsheim aceptó la propuesta. Cinco años después, el artista inaugurará la muestra Los muros de Chile en el MAC de Quinta Normal, el próximo viernes 6 de abril. El montaje audiovisual se basa en la vida de los internos en la Cárcel de Valparaíso.
"En aquella cárcel alemana hay 350 jóvenes cumpliendo condena y más o menos 300 personas son responsables de ellos", dice hoy. "¿Sabías que en Chile hay dos o tres responsables para 300 presos? Es muy complicada esta situación en gendarmería, que además trabaja con muy poco dinero", agrega.
La prisión en 11 salas
La idea inicial era hacer el mismo proyecto de Alemania en la cárcel porteña, pero pronto se dieron cuenta que era impracticable. "Me dijeron que el camino La Pólvora era muy peligroso y que por eso nadie iría a ver las proyecciones en la cárcel. Así que hablé con Francisco Brugnoli (director del MAC), que de inmediato se interesó en la muestra", cuenta el artista.
En 2014, la dupla Von Adelsheim-Brandes consiguió los permisos para ingresar a grabar al penal y establecer contacto directo con presidiarios, sus familias y también con víctimas de crímenes.
Así, fueron dando forma a Los muros de Chile. De noche, por medio de proyecciones, la fachada del MAC Quinta Normal tomará el aspecto exterior de la cárcel, mientras que al interior, 11 salas recrearán a través de filmes la vida en la prisión y su crudeza al margen de la sociedad.
"La muestra se llama así porque existen muros que no son sólo físicos, sino que también psicológicos y de prejuicios que no nos permiten ver la realidad", cuenta Brandes.
Von Adelsheim agrega: "Hay 17 millones de habitantes en Chile y 50 mil presos. De ellos, sobre el 90% pertenece al sector más pobre del país, y uno de cada dos volverá a caer preso cuando salga. Es importante hablarlo, porque no es una responsabilidad que recaiga solo en los presidiarios, es algo de la sociedad entera".
Realizada con apoyo de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), la Fundación Paz Ciudadana y el encuentro 3xi de la Confederación de Producción y Comercio (CPC), la muestra considera el uso de más de 80 proyectores y está pensada para ser recorrida -sin un orden cronológico- en alrededor de una hora y media.
Víctimas
Da la bienvenida en el primer piso una escultura que se impone como una especie de "gran hombre electrónico" cuyos miembros están compuestos por 12 pantallas planas que muestran imágenes del mar, cruzadas con otras de las rejas de la cárcel. "El 75% de nuestro cuerpo es agua", cuenta el artista. "Es una analogía para el visitante, queremos lograr que se identifique y dar la idea de encierro desde el inicio", agrega.
En la segunda planta del edificio -cuyos ventanales han sido tapados para oscurecer y ambientar la exposición- comienza el recorrido. Una de las primeras salas se titula Condena x 2 y muestra en tres pantallas el trayecto de una mujer vestida de novia caminando con una pesada encomienda por las calles de Valparaíso hasta llegar a las puertas de la cárcel. "En el suelo estará el vestido blanco y sobre él la proyección de un reloj que se mueve muy rápido: 24 horas en 15 segundos", cuenta Von Adelsheim.
La escena está basada en la historia de Silvia Vidal, una mujer que visitó por 17 años a su esposo preso -hoy en libertad- y hace referencia a cómo una pena privativa se extiende a todo el grupo familiar. El dato no es menor: en Chile el 93% de la población penal está compuesta por hombres. Las que quedan a cargo de hogares y su sustento económico son mujeres.
La sala tiene directa relación con otra llamada La Noche, donde se proyecta un par de manos que pulen un trozo de metal contra el suelo: se trata de las manos de Manuel Henríquez, ex convicto y esposo de Vidal, quien muestra cómo se construyen las armas en la cárcel.
Una tercera habitación recuerda el incendio de 2010 en la Cárcel San Miguel, donde murieron 81 hombres; mientras otra presenta nueve ataúdes frente a los cuales se proyectan testimonios de víctimas de delitos. "Uno de ellos es el de una señora en La Legua que había salido a tomar el fresco con su marido, sentados fuera de la casa. Ella se levantó a buscar almohadas y en ese minuto hubo una balacera que mató a su esposo. Su nieto, que había estado preso, murió el mismo mes por un ajuste de cuentas", relata Brandes.
¿Cree que la muestra puede cambiar la forma en que se suele ver a los presidiarios?
"Absolutamente", contesta Von Adelsheim. "Pienso que si hubiésemos nacido en un estrato social diferente, podríamos estar presos hoy. Depende de los padres, de la situación socioeconómica, y eso es lo que debemos entender: si nosotros no promovemos una mejor educación que ayude a generaciones jóvenes, la criminalidad seguirá subiendo. El arte no puede cambiar la vida por completo, pero sí un poco".
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