20 a 35 años: el período de la vida en que los chilenos son más felices

<P>Análisis de la UDP revela, además, que personas que viven en RM son las que se declaran más satisfechas.</P>




Si le preguntan en qué edad ha sido más feliz, lo más seguro es que su respuesta sea "en los 20": un período donde todo es novedad, vértigo y las responsabilidades apenas nos esbozan un güiño. No por nada, la curva de la felicidad en la mayoría de los países del mundo es igual a una U, que revela que la gente es más feliz en los extremos de su vida: en los 20 y sobre los 60, cuando volvemos a vivir el presente, dejando atrás las grandes obligaciones.

Para los chilenos, sin embargo, no es así. Más que una edad de oro, en nuestro país hay un período dorado: entre los 20 y 35 años. Pero este es el único lapso de la vida en que los chilenos dicen sentirse felices. Así lo revela un estudio realizado por Esteban Calvo, investigador del Instituto de Políticas Públicas de la U. Diego Portales, quien asegura que tras esa etapa viene el declive, con su peak negativo entre los 45 y 50 años, para luego remontar muy levemente y estancarse. "En vez de una U, la curva de la felicidad en Chile más bien parece una semisonrisa", dice Calvo. "Y para ser sincero, con un toque de tristeza en la comisura derecha del labio".

¿Por qué valoramos tanto los primeros años? El experto dice que así como en el resto del mundo las personas aprecian positivamente la época de los amigos y las juergas en la universidad, en nuestro país esa satisfacción con la vida se extiende también a la época de la primera pareja estable o del primer trabajo, donde todo es aún ensayo y error, y la sorpresa de lo nuevo aún nos entusiasma. Hay más responsabilidades, pero todavía no nos parecen un yugo definitivo, como a la mediana edad. ¿Por qué la felicidad no regresa en la vejez?: "A diferencia de otros países, en Chile los adultos mayores no tienen los espacios ni la tranquilidad financiera para disfrutar la vida".

Santiaguinos, arriba

El esmog, Transantiago, los bocinazos y el sobreestrés son sólo algunas de la cosas por lo que se podría nombrar a Santiago como un lugar poco amable para vivir y ser feliz. Sin embargo, son los capitalinos los que reportan los mayores niveles de felicidad del país. "Esto muestra que es un mito que los capitalinos son menos felices que quienes viven en pequeñas ciudades", dice. Eso se explica por la calidad de vida que ofrece la capital (Valparaíso y Rancagua están cerca de ella), algo que aún no alcanzan otras zonas del país. "Hay muchos factores que inciden en la felicidad. La plata es una de ellas, pero eso deja de ser importante cuando ya se logra un piso. Esto muestra que las regiones aún no alcanzan ese bienestar, pero si tuvieran las mismas comodidades que Santiago, posiblemente serían más felices", dice el experto.

Hombres versus mujeres

Otro dato que sorprendió a los expertos es que, aunque en el mundo las mujeres son más felices que los hombres, en Chile no hay diferencias de género desde el 2000. Pero sí hay matices, explica Calvo: en una escala de uno a 10, donde uno es nada feliz y 10 completamente feliz, el 39% de los hombres respondió 10, contra el 33% de ellas, lo que revela un 15% de diferencia negativa para las mujeres. ¿Por qué? Calvo dice que en Chile los hombres eran más felices que las mujeres, situación que cambió hace una década, debido a los avances sociales y de igualdad de género. Pero eso no ha logrado hacerlas completamente felices, porque el mayor acceso a trabajo, poder y empoderamientos no las ha colmado sólo de satisfacciones, sino también de más obligaciones.

Eso sí, a igual condición social, educativa y familiar, ellas son más felices. La razón: cultivan mejor que los hombres las amistades. "Invierten gran parte de su energía en las relaciones sociales, que son protectoras de la felicidad. Esto se va radicalizando a lo largo de la vida: son ellas las que conectan a la pareja con la sociedad, las que organizan reuniones con los amigos. Ellos se van encerrando en su rol de proveedor. Por eso, cuando los hombres mueren, las mujeres los reemplazan con una pensión, pero cuando ellas mueren, ellos no tiene con qué reemplazarlas", dice.

Mapa en vez de ranking

¿Qué pasa si comparamos la felicidad de Chile con la del resto del mundo? El último estudio de Gallups situó a nuestro país 43, entre 162 países y 12 en Latinoamérica. Esteban Calvo y Ariel Azar, ambos de la UDP, acaban de realizar un mapamundi que -aseguran- es una medida más fiable para cotejarnos con el resto, ya que los expertos plantean que las diferencias en los rankings muchas veces son estadísticas poco significativas.

En este mapa, Chile aparece siempre con índices iguales a países como Australia, Italia, Francia o Perú, pero menos feliz que gran parte de Latinoamérica. "La ventaja de América Latina no está en su riqueza material, sino en su cultura social, en la 'buena onda latina', de la que los chilenos poco tenemos. Acá somos más individualistas y poco afectivos, sobre todo en las interacciones sociales. "Hace poco fui a un tour en Brasil donde la gracia era la vista y disfrutar de una isla, pero se puso a llover y no se veía nada. Igual llegamos a la isla, pusieron unos toldos y se armó una fiesta. A nadie le importó que no pudieran hacer el tour por el que pagaron. Lo pasaron bien igual. Un chileno se habría enojado, les cuesta tomarse esas cosas con humor", dice.

Pero eso puede cambiar y, de hecho, ha ido cambiando. De allí que medir la felicidad en los países se ha vuelto una prioridad nacional promovida por la ONU, que apunta a crear un PIB global de la felicidad. Chile ya dio el primer paso con la Casen 2011, pero falta... no sólo medirla más y mejor, sino que cambiar el chip.

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