Adulteración de la tarjeta BIP




EL TRANSANTIAGO ha vuelto a ser objeto de polémica tras conocerse que se encuentra disponible en internet una aplicación descargable para teléfonos móviles que permite vulnerar la seguridad de las tarjetas BIP y realizar recargas fraudulentas. Se trata de un hecho especialmente grave, pues con ello se interviene ilícitamente el mecanismo de recaudación, perjudicando aún más la operación financiera del sistema de transporte público capitalino.  Hasta el momento serían más de 25 mil las tarjetas adulteradas, entre la BIP y el pase escolar.

La reacción del gobierno ha sido algo tardía, si bien desde el Ministerio de Transportes señalaron que se están comenzando a bloquear aquellas tarjetas cargadas irregularmente, y que la PDI identificó e interrogó al creador de la aplicación. Se ha señalado también que el problema no es de fácil solución, ya que el software que permite el funcionamiento de la tarjeta es muy antiguo y no fue debidamente actualizado. Cuesta comprender que ni ésta ni las dos administraciones anteriores hayan sido capaces de prever este riesgo y corregirlo a tiempo.

Es particularmente grave que, además de los responsables del delito, también lo son todos los usuarios que están cometiendo fraude informático. Es indispensable realizar los esfuerzos necesarios para identificar a las personas que han hecho uso de esta herramienta ilícita para determinar la forma que restituyan el dinero defraudado. Una alternativa, por ejemplo, es que una vez acreditada la intervención indebida de la tarjeta, a los responsables se les descuenten los dineros mal habidos de los beneficios o pagos que el Estado deba realizarles en el futuro.

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