After School El modelo que devuelve las oportunidades a los niños en riesgo social

<P>Los colegios públicos reciben a sus alumnos después de clases para que sigan aprendiendo de forma entretenida y lejos de la calle. Es la base de un sistema creado en Estados Unidos en 1998, que ha logrado reducir la drogadicción, la delincuencia y la mala conducta. Por primera vez en Chile, un municipio emulará esta experiencia.</P>




Son cerca de las dos y media de la tarde y las escuelas dan término a su jornada, pero media hora después abren nuevamente sus puertas para recibir a 200 niños que participan en talleres y repaso de asignaturas hasta las seis de la tarde. Es el modelo llamado After School, una iniciativa que en Estados Unidos lleva 12 años de funcionamiento en distintas escuelas públicas y que ha cambiado la cara de los niños en riesgo social. La misma que ahora quiere poner en prácticas, por primera vez en Chile, la Municipalidad de Peñalolén.

Aunque todo comenzó en 1998 en Estados Unidos, el boom se produjo en 2004, cuando el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, invirtió más de cien millones de dólares al año en esta iniciativa. Los resultados no tardaron en aparecer. Según el experto James Heckman, de la U. de Chicago, el consumo de drogas y la deserción escolar se redujeron en un 50%. Más de la mitad de los niños que participan en estos programas mejoran su comportamiento y tienen un 30% menos de probabilidades de registrar problemas con la justicia. Porque según un estudio de la ONG norteamericana Fight Crime, entre las 15.00 y 18.00 horas, los jóvenes suelen ser víctimas o causantes de un delito.

Además, regulan su peso corporal. Según los datos del Centro After School de Estados Unidos, el 21% de los participantes tenía obesidad, mientras el 33% de los que no asistía presentaba este problema.

"El modelo es una mezcla de actividades recreativas y clases de matemáticas, ciencias y lenguaje, pero no deseamos recrear el mundo escolar, porque los niños se aburrirían. Por ejemplo, si en clases les pasaron la historia de la India, en el After School se les enseña a cocinar la comida típica de ese país", explica Mark Levine, director del Centro After School de Estados Unidos.

No sólo los niños se ven beneficiados. Las cifras indican que en Estados Unidos, el 59% de los padres cuyos hijos asisten a estos programas pudo conservar su empleo gracias a este sistema, mientras que el 54% pudo trabajar más horas. El desarrollo de la persistencia también es una ventaja de los jóvenes que asisten al After School, ya que mejoran sus hábitos de trabajo y de estudio, lo que les permite alcanzar objetivos más altos.

La experiencia chilena

Si bien en Chile hay instituciones privadas que realizan talleres similares con los niños después del horario escolar, aún no existen iniciativas que cumplan con todas las condiciones del programa estadounidense.

Pero la buena acogida y positivos resultados que ha tenido en el país del Norte impulsaron el replicar por primera vez este modelo en Chile, el que intenta dar un espacio a los niños que no tienen con quién estar luego de salir de clases.

La primera de estas experiencias en una escuela pública de nuestro país comenzará a funcionar en marzo en cuatro colegios de la Municipalidad de Peñalolén: Tobalaba, Eduardo de la Barra, Juan Arrieta Cañas y Unión Nacional Arabe. En cada uno de ellos habrá cupo para cien niños pertenecientes a los sectores de mayor vulnerabilidad social de la comuna: San Luis, Lo Hermida, Peñalolén Alto y La Faena.

Niños y adolescentes que tienen a sus papás trabajando y se quedan solos en sus casas serán los beneficiados. Un proyecto muy poderoso porque logra conciliar el apoyo a los padres que trabajan, les brinda seguridad a los niños, desarrollo integral y el reforzamiento escolar.

"Los escolares serán elegidos según el grado de vulnerabilidad que tenga la familia", explica el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego.

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