Andacollo más allá de la Virgen

Durante más de un año, unos 60 empresarios locales se capacitaron para ofrecer una alternativa turística competitiva. Andacollo, poblado de gran raíz minera y religiosa, hoy es una excelente alternativa cercana a La Serena, que ofrece una sabrosa gastronomía casera, originales paseos, petroglifos escondidos y astroturismo.




No es una exageración decir que la mayoría de los chilenos conoce Andacollo pero jamás lo ha visitado. Este pueblo de enorme tradición minera ha sido una y mil veces filmado y fotografiado cuando se realizan las fiestas a su patrona, la Virgen de Andacollo y llega a recibir más de 200 mil visitantes provenientes de Chile y Sudamérica.

Ubicado en la Región de Coquimbo, específicamente en la provincia de Elqui, está a apenas 45 minutos en auto desde La Serena. Actualmente Andacollo tiene una renovada y contundente oferta de atracciones turísticas que va más allá de su legado religioso y minero. Todo, producto de un programa desarrollado por la comunidad local, el municipio y el PDT Turismo Andacollo (Programa de Difusión Tecnológica), impulsado por Corfo a través del cual se trabajó un año capacitando a más de 60 operadores locales, se visualizaron zonas con potencial turístico, se organizó un concurso gastronómico para rescatar los sabores y tradiciones locales y se ordenó la oferta. Todo eso hoy está disponible para el visitante.

Lo que hoy ofrecen es un turismo orientado a los intereses especiales y ligado a los atractivos naturales que hay en la zona, basado en la gastronomía, en las excursiones al aire libre, con senderos y miradores desde donde es posible ver desde la cordillera al mar en 360 grados y otros de enorme valor patrimonial, con petroglifos de la cultura molle.

A la punta del cerro

Separado de la costa por un cordón montañoso, los montes son parte del paisaje andacollino. Por eso, una de las primeras experiencias que el visitante tiene que hacer es ir "a la punta del cerro" para acercarse al cielo limpio de la zona y a su aire más seco y más desértico.

Lo ofrece Juan Carlos Pastén y es un trekking suave de unos 45 minutos al cerro La Loma 360, que llega hasta un mirador natural a 1.360 metros de altura desde donde se ve el pueblo de Andacollo, con toda su actividad minera, la cordillera (se pueden observar a lo lejos los centros astronómicos Géminis, Tololo, Soar y Collawara) y, si está despejado, la costa del Pacífico, con los balnearios Totoralillo y Morrillos.

Juan Carlos y su familia arman un sabroso asado en la cima para el almuerzo, con ensaladas, ricas churrascas (ver Onces Campestres), postres y, cómo no, con licor de Copao, exclusivo de la zona y que se elabora con el fruto que se extrae de este cactus

La ruta del oro

Aunque ha sufrido una disminución importante en las últimas décadas, la principal actividad económica de Andacollo sigue siendo la minería. En especial, la de medianas y pequeñas empresas que buscan oro y cobre, y que se inició con la cultura molle. Hay antecedentes que señalan que fueron los incas quienes fundaron la ciudad, precisamente con el fin de apoderarse de sus riquezas.

Una forma de palpar esta historia es la que entrega Oscar Malebrán, quizás el último buscador de oro artesanal que queda ahí y que con claridad y sencillez explica a los visitantes su vida de minero por más de 30 años. Cómo extrae el barro del socavón -trabajando en solitario-, y con el antiguo sistema de máquina, lo arnea y procesa. "Es un trabajo duro pero es mi vida y es lo que me gusta hacer", dice riendo.

Pero para quien quiera conocer cómo actualmente se sigue trabajando el oro, el Trapiche Caletones, que lleva 33 años operando, ofrece una visita guiada que muestra de manera amena y didáctica todo el proceso, desde la extracción como piedra desde la tierra hasta que el oro se convierte en pepita o en una medalla. Una labor donde el sacrificio está presente día a día y cada vez con menos recompensas.

Onces campestres

Una actividad totalmente distinta es la que se vive en la "once campestre" en el mirador Yahuin. Este sitio cuenta con privilegiadas vistas hacia los valles y el mar y vale la pena conocerlo al atardecer, cuando los colores y luces comienzan a cambiar. Ahí Clara Campos tiene todo preparado en este balcón natural: un toldo cerrado que protege del viento, mesas y sillas, una parrilla a carbón desde donde salen agua hervida para el té, café o chocolate caliente y las tradicionales churrascas, deliciosos panes de la zona hechos a las brasas. La mesa está repleta de variedades de quesos, sobre todo de cabra y una gran cantidad de sabrosos productos, como mermeladas caseras, manjar, trufas, cuchuflíes y chocolates artesanales. Además, se instala un telescopio solar por el que se puede ver el sol directamente y, también, tomarle fotos. Todo, a apenas 20 minutos del pueblo. Un espectáculo natural de sencillo lujo.

Astronomía portátil y arqueología

Por las noches, Andrea Castillo lleva, con su concepto de Astronomía Móvil, a los visitantes a una clase en vivo de estrellas, constelaciones y planetas  en una excursión que llamada "Somos Polvo de Estrellas". Un tour a pocos minutos del pueblo, muy diferente a la que entrega un observatorio tradicional, que funciona para grandes y chicos y termina con un aperitivo con pan amasado, pichanga, algún licor de la zona, jugos y bebidas.

Andrea, que es guía astronómica especializada, también realiza una caminata por las mañanas que tiene mucho de sorpresa. Es una visita para conocer uno de los 29 sitios arqueológicos que hay en la zona. Con los ojos vendados (como una forma de proteger los sitios de saqueos) los turistas llegan al lugar conocido como Las Cruces. Tras una pequeña caminata entre cactus y vegetación semidesértica es posible ver cómo los antepasados de las culturas diaguita, molle y huentelauquén hicieron petroglifos con figuras humanas, zoomorfas y estrellas que continúan tan claras como cuando fueron esculpidas sobre las piedras (Andrea Castillo, celular +569 98355022).

Sabores andacollinos

Andacollo tiene numerosas y antiguas preparaciones que se han traspasado de generación en generación. Uno de los imperdibles es el queso de cabra. El almacén La Criollita por ejemplo, tiene uno excelente calidad, en pleno centro del pueblo.

A eso se suman cazuelas de pava y de gallina "de casa", budines de patitas, ensaladas de charqui con cebolla, locro, entre otras son platos clásicos de esta zona. El cabrito al horno con molle y puré con acelgas que prepara Teresa Escobar su camping Chaway sacó aplausos hace poco en el Concurso Gastronómico y no hay que perdérselo.

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