Auge y caída de un broker: la historia de Jordan Belfort que conquistó a Scorsese
<P>El agente financiero de Wall Street hizo millones estafando a inversionistas en los 90. </P>
"A decir verdad -farfulló Scott-, no me parece que tengas condiciones para este trabajo, pareces un niño, y Wall Street no es lugar para niños, es un lugar para asesinos, para mercenarios".
"Me mordí el labio y no dije nada. Era 1987, y parecía que los yuppies imbéciles como Scott gobernaban el mundo".
Jordan Belfort tenía 24 años y, probablemente, ideales. Pero, se sabe, el dinero cambia a las personas y, en el caso del joven broker (agente de Bolsa), lo volvió un lobo. Así, Belfort se convirtió casi en un personaje de las novelas de Bret Easton Ellis: el exceso personificado en una espiral de descontrol, fraudes y dinero, con el telón de fondo del auge bursátil de la década del 90.
En su desenfrenada carrera, Belfort compró e hizo encallar un yate en el mar Mediterráneo, con un hidroavión y helicóptero a bordo. Organizó "lanzamientos de enanos" durante las reuniones con sus colegas e ingresó prostitutas a las suites presidenciales de hoteles de lujo, mientras su familia lo esperaba en casa. Y se acompañó de drogas. Cerros de cocaína.
Belfort vendía junk bonds (bonos basura), que tenían altas tasas de rentabilidad y riesgo. En su mejor momento, como agente estrella de la firma bursátil Stratton Oakmont, se ufanó de ganar más de US$ 50 millones al año, y un informe reportó que una vez hizo US$ 12 millones en tres minutos. Las ganancias eran tantas, que hasta la mafia envió "observadores" a Stratton Oakmont, la firma que fundó, para saber cómo se hacía dinero tan rápido.
Su ascenso fue veloz y su caída, brutal. A la cabeza de la firma, engañó a inversionistas por más de 100 millones de dólares en acciones falsas. Fue acusado de estafa y lavado de dinero, y condenado a 22 meses de cárcel, que cumplió en 2005. En ese momento, la revista Forbes lo definió como "una especie de Robin Hood al revés, que roba a los ricos y da a sí mismo y a su alegre banda de corredores de Bolsa".
En su caída libre fue abandonado por su esposa, quien lo acusó de violencia intrafamiliar y dependencia a las drogas. Y, como ocurre en estos casos, escribió a manera de autoterapia dos libros, donde narró sus excesos con lujo de detalles: El lobo de Wall Street (2008) y Catching the wolf of Wall Street (2011). Hoy, Belfort se dedica a realizar charlas motivacionales y vive en una sobria casa de Los Angeles.
"Era inteligente, gran vendedor y me vi obligado a hacer dinero", le dijo Belfort al Telegraph hace algunos años. "Pero era emocionalmente inmaduro, inseguro y tenía una predisposición a la gratificación instantánea. Mis personajes a seguir eran Gordon Gekko (el personaje de Michael Douglas en Wall Street) y el Richard Gere de Pretty woman", contó quien con su primer bono se compró un Ferrari blanco, como el que le había visto a Don Johnson en la serie Miami Vice.
Con la mitad de sus antecedentes ya alcanzaría para hacer un buen puñado de películas, y Martin Scorsese vio en él el germen para hacer otro de sus frescos sobre el auge y caída de seres humanos expuestos al lado oscuro de la vida: el mismo leitmotiv que late tras el mafioso Henry Hill de Buenos muchachos, Sam Rothstein de Casino e, incluso, el Howard Hughes de El aviador.
La espera de cuatro años
En 2007, el director de La invención de Hugo Cabret compró los derechos de El lobo de Wall Street y llamó -por quinta vez- a su amigo Leonardo DiCaprio para interpretar a Belfort. Pero se produjo un conflicto entre los estudios Warner Bros. y Paramount (el primero iba a producir el filme y el segundo tenía un contrato con Scorsese) y se congeló la producción. Para dejar a ambos contentos, Scorsese hizo con ellos La isla siniestra y esperó unos años. En medio apareció Ridley Scott como potencial director, aunque el director sabía que la historia tenía el aliento de Scorsese por sobre todas las cosas. Así, éste retomó el proyecto, que cuenta con guión de Terence Winter, creador de la serie Boardwalk empire.
Según han informado sitios especializados, la producción comenzaría en agosto y desplazaría, por ahora, a los otros proyectos de Scorsese: The irishman, la cinta de mafiosos I heard you paint houses y Silencio, filme ambientado en el Japón del siglo XVII. El propio Belfort manifestó su alegría por la partida del proyecto: "Después de casi cuatro años de desarrollo, no puedo decir lo emocionado que estoy al estar trabajando por fin con Leo y Marty en esto. Son el último dream team y, definitivamente, valió la pena la espera".
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