Buscando a los noctámbulos de Hopper

<P>En la historia del arte era una hecho que <I>Nighthawks</I>, el más famoso cuadro de Edward Hopper, retrataba una particular cafetería neoyorquina de los años 40. Pero hace unas semanas, el bloguero Jeremiah Moss acabó con el mito: fotos y planos de la época indican que el lugar nunca existió y que la escena habría sido imaginada por el pintor.</P>




Una mujer, dos hombres y el encargado tras la barra de un café, son contemplados desde fuera en medio de la noche. La luz ilumina, pero no calienta, no se miran, cada uno está imbuido en sus propios pensamientos. El aire solitario se mezcla con una pizca de desesperación. Corre 1942, luego del ataque a Pearl Harbor, y el pintor Edward Hopper plasma en la escena de Nighthawks (Noctámbulos), el alienamiento de una época: norteamericanos taciturnos y depresivos frente a la Segunda Guerra Mundial.

La pintura, perteneciente hoy al Instituto de Arte de Chicago, se transformó en la más famosa del pintor y en un icono del arte estadounidense. Fascinado por la urbe americana, Hopper plasmó gasolineras, moteles, restaurantes y calles; muchos de ellos inspirados en sus sitios favoritos. No fue extraño que los expertos encontrarán en Nighthawks el ambiente clásico de los cafés del Greenwinch Village, la cuna de Hopper, específicamente, en la esquina entre la 7ma y 11va Avenida: el dato se coló por todas las biografías del artista y fue citado como hecho veraz en los recorridos turísticos. Pero eso podría cambiar.

En mayo, la Autoridad Metropolitana de Nueva York anunció que construiría una planta de ventilación para el metro en Mulry Square, donde no sólo estaría el origen de la escena de Hopper, sino que hay un memorial a las víctimas del 9/11. La polémica estalló: Andrew Berman, director de la Sociedad para la Preservación Histórica de Greenwich Village y un buen número de neoyorquinos se negaron al proyecto. No es la primera vez: en 2007, un grupo de vecinos inició una batalla legal para preservar la residencia que Hopper tenía en Massachusetts (ver recuadro).

A partir de la noticia, Jeremiah Moss, un treintañero escritor, investigador de edificios destruidos y dueño del sitio vanishingnewyork.blogspot.com, comenzó a buscar pruebas concretas de la existencia del café pintado por Hopper. Por tres semanas, visitó bibliotecas, revisó planos y fotos de la época. La verdad era innegable: el lugar nunca existió. El descubrimiento no es menor: podría poner en duda otras obras del artista basadas supuestamente en lugares reales, además de echar por tierra las conclusiones de figuras clave del arte como Gail Levin, la más importante especialista en Hopper, autora de una exhaustiva biografía y de la ahora no tan detectivesca Hopper's places, donde sentencia que la escena de Nighthawks ocurre en Mulry Square.

Retazos de la búsqueda

Para dar con el misterio de la pintura, Moss visitó Mulry Square y luego la Biblioteca Pública de Nueva York, donde observó varias fotografías. Una del lugar en 1933, muestra una gasolinera Esso, pero ni rastros del café. El registro se extiende hasta 1941: ¿podría haber sido demolida la gasolinera y construido un café entre 1941 y 1942? Imposible: fotos de 1980 muestran aún restos de la Esso. ¿Entonces, dónde estaba Nighthawks? Moss investigó todas las esquinas cercanas a Mulry Square. A una cuadra está la West Village Florist; sin embargo, ahí, en la década del 30, hubo una tienda de cigarrillos y refrescos, pero no un café. Además, la esquina del edificio es plana y no curva como en el cuadro de Hopper. El mismo haría hincapié en el desafío detrás de ese gran ventanal: "Fue vencer la dificultad de pintar, simultáneamente, un interior y un exterior. Aquí las paredes, totalmente construidas de cristal y sólo interrumpidas por finos marcos de metal, permiten difuminar al máximo el adentro y el afuera del edificio".

La búsqueda de Moss siguió en la esquina del Teatro Sheridan, que el pintor retrató por dentro en 1937. No hubo pistas del café allí ni en los terrenos traseros: una foto de 1932 muestra sólo una confitería, pero sin ventanal curvo. A Moss le quedaban dos opciones: la esquina de lo que hoy es una pizzería y una tienda para adultos. No hubo nada: sólo una antigua licorería y una floristería. El bloguero no perdía las esperanzas. Fue al archivo municipal y buscó en los planos de 1930, donde se describen los edificios de cada manzana. En ninguno se mencionan cafeterías. Hasta que en un plano de 1950 Moss encontró la palabra "cena" justo al lado de la gasolinera Esso del principio. Le saltó el corazón y corrió a averiguar, pero no había más fotos. La paranoia lo invadió: "Tal vez alguien no quiere que la verdad se sepa", escribió en su blog. Lo último que encontró fue un certificado de ocupación del lugar junto a la gasolinera, fechado en marzo de 1942. Moss recurrió a la biografía escrita por Levin: Hopper habría comenzado a pintar la obra en diciembre de 1941. Las fechas no coinciden.

El investigador no supo cómo seguir. ¿Podría ser el famoso cuadro una mezcla de todos estos lugares y la propia imaginación de Hopper? Moss se entristece: "Me resulta difícil soportar la idea de que no existió el café. Aún sigo la búsqueda, esperando encontrar la semilla de Nighthawks, que yo creo que sí existió, aunque hoy sea irreconocible", concluye.

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