Buscando agua con una rama
<P>Elisandro asegura que detecta napas subterráneas con una varilla. En Aquelarre agradecen su trabajo en medio de la sequía. </P>
Elisandro Rivera (32) corta una rama de un sauce, le saca las hojas y se concentra. Toma la varilla, apunta hacia el suelo y camina por su parcela ubicada en la localidad de Aquelarre, justo al frente del lago Vichuquén. Hace calor. Las altas temperaturas registradas durante los últimos días golpearon con fuerza la zona, que a fines del año pasado fue declarada como de escasez hídrica. De repente, la varilla empieza a vibrar, Elisandro asegura que una energía se desplaza por sus brazos. Más concentración y la rama se curva hacia la tierra hasta que se rompe. "Esto es pura energía. Aquí hay un 'ojo' de agua", dice convencido. Dos testigos lo miran incrédulos. Busca otra vara y hace lo mismo en dirección a una noria ya instalada, se repite el fenómeno. La rama, antes de romperse, indica al centro de un pozo de 10 metros que está hasta la mitad con agua.
"Este pozo lo encontré hace un año y medio y me ha permitido tener una pequeña quinta", cuenta. Elisandro es lo que comúnmente se conoce como un "buscador de agua". Su técnica para descubrir napas subterráneas -conocida como radiestesia- se basa en la sensibilidad de encontrar puntos energéticos mediante el uso de ciertos instrumentos, en su caso, una varilla de árbol verde que sirve de canalizador de energía. Literatura al respecto hay mucha, pero no una explicación concluyente. A la gente de lugares secos o afectados por sequías como Vichuquén poco le importan estas explicaciones. Simplemente, agradecen que una vez encontrado el caudal podrán tener un pozo.
Clarisa Correa, quien es "nacida y criada" en Vichuquén, recuerda que producto de la sequía, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) les entregó bonos a los lugareños para ayudarlos a conseguir agua. Los beneficiados debían encontrar las napas y el Estado aportaba con dinero para hacer el pozo. "Mis pozos no tenían agua. Vino una persona de Hualañé a buscar y no encontró. No tenía para abastecer mi casa ni el invernadero. Llegó Elisandro, recorrió un poco y encontró agua enseguida. Me dijo haga el pozo aquí. Lo hice y a unos metros de excavación empezó a saltar agua, yo saltaba de alegría", asegura Clarisa.
Al otro extremo del lago, Gabriela, que se está construyendo una casa, cuenta que un señor que hace paseos en lancha le recomendó los servicios de Elisandro. "Yo necesitaba solucionar este tema y él encontró agua cerca de mi casa", sostiene.
"Ya ubiqué más de 20 pozos. Con el calor, la sequía y el verano aumenta la gente que me viene a pedir ayuda. Yo voy al sector y encuentro agua siempre", asegura Elisandro.
El buscador de agua asegura que no cobra por su trabajo, a lo más la bencina para trasladarse.
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