Cartel de Los Caballeros Templarios impulsa auge de civiles armados en Michoacán
<P>Grupo criminal surgió en 2011 y hoy es el tercero en importancia tras Los Zetas y el cartel de Sinaloa.</P>
El 10 de diciembre de 2010, las autoridades mexicanas anunciaron la muerte de Nazario Moreno González, el principal líder del cartel La Familia Michoacana. Moreno murió en un enfrentamiento con las fuerzas federales que tuvo lugar en la zona de Apatzingán, ubicado en el sureste del estado de Michoacán. El fallecimiento de quien era apodado como El Chayo o El Más Loco provocó el quiebre, a principios de 2011, de La Familia Michoacana en dos grupos.
Nació así el cartel de Los Caballeros Templarios, grupo criminal que rápidamente se fortaleció en el estado, llegando a controlar vastos territorios donde se producen drogas sintéticas y marihuana, así como las rutas por donde éstas se trafican. Actualmente, el cartel contaría con unos 10 mil miembros y su líder sería Servando "La Tuta" Gómez Martínez.
Junto con practicar el secuestro, el sicariato, la extorsión y el soborno (de empresarios, funcionarios y uniformados), los Templarios también controlan la economía local, la venta y compra de armas y tienen inversiones ilegales en ganadería, seguridad privada, minería, agricultura, inmuebles y turismo, entre otros.
De acuerdo con datos oficiales publicados por el diario mexicano Milenio, el cartel obtiene anualmente ganancias que rondan los US$ 73,5 millones, cifra que no incluye los dineros que le genera la venta de drogas en EE.UU.
A pocas semanas de cumplir tres años, el poderío de esta organización es tal, que ya es el tercer grupo criminal de México, sólo siendo superado por el cartel de Sinaloa y Los Zetas, según Univisión Noticias. Para mantener la unidad y conseguir sus objetivos, Los Caballeros Templarios cuentan con una especie de biblia que recoge los códigos de conducta interna, uno de los cuales especifica, por ejemplo, que la membresía es para toda la vida, so pena de muerte.
Cansados de la inefectividad de las autoridades estaduales y federales ante los asesinatos y crímenes de los Templarios, en febrero del año pasado diversos grupos de civiles de Michoacán decidieron armarse y organizarse para enfrentar las bandas criminales. Desde entonces han ido adquiriendo más armamento y entrenamiento, y los enfrentamientos con miembros de la organización criminal son pan de cada día. Se trata, en definitiva, de una guerra entre vecinos.
Según la agencia France Presse, poco a poco estas autodefensas han ido apoderándose del control de una veintena de municipios michoacanos (de un total de 113), acción que continuarán -afirman- hasta "limpiarlos" de Templarios. Hasta el fin de semana pasado estos civiles en armas -en su mayoría campesinos- mantuvieron cercados los alrededores de la ciudad de Apatzingán, considerada el feudo económico y logístico del cartel.
Pero en una ofensiva para apaciguar el estado, ante el incremento de la violencia entre templarios y autodefensas, el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto ordenó el lunes el despliegue de fuerzas federales, y comenzó a negociar el repliegue de los grupos de civiles armados en Apatzingán. El operativo de desarme había provocado enfrentamientos con un saldo de cuatro muertos.
Ante la incursión lanzada por el Ejecutivo, las autodefensas no han reaccionado de una manera uniforme. Mientras uno de los voceros, Hipólito Mora, afirmó que "posiblemente no" tomarán más pueblos, su colega Estanislao Beltrán aseguró el martes que "jamás van a dejar las armas" mientras no sean capturados los principales líderes de los Templarios, incluido "La Tuta".
En todo caso, algunos templarios y funcionarios federales afirman que las autodefensas (que suman 22 grupos) son financiadas por el cartel rival Jalisco Nueva Generación, que también aspira a controlar Michoacán.
"El gobierno enfrenta un problema sin solución. Todo indica que sin las guardias autoarmadas, es incapaz de enfrentar a los carteles locales, pero tampoco puede entregarse en los brazos de grupos paramilitares que al margen de la ley suplantan al Estado", escribió en el diario español El País el analista mexicano Jorge Zepeda.
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