Cómo un emprendimiento regional del siglo pasado sorteó el valle de la muerte

<P><I>Nieto de un inmigrante asturiano, es el encargado de dar continuidad al negocio que su padre creó en 1941 en el rubro de la ferretería y que ha sabido adaptarse a los vaivenes de la economía y del país por 70 años.</I></P>




José Vallejo Eraña, fue uno de los tantos inmigrantes europeos -proveniente de Asturias, España-, que llegaron a Chile en la década del 40, buscando armar en estas tierras una nueva vida.

Vallejo optó por instalarse en Chillán, provincia de Ñuble, y en 1941 dio vida a Abasolo Vallejo, un emprendimiento en el sector de la ferretería, dedicado a satisfacer las necesidades del ferrocarril local. No en vano, la fábrica estaba ubicada frente a la estación del tren, abasteciéndola principalmente de elementos de sujeción para la vía férrea.

Hoy Indaval -como pasó a llamarse Abasolo Vallejo hace algunos años-, es una de las plantas productivas más antiguas de la zona. Cuenta con diversos productos y servicios en las áreas de ferretería galvanizada para las industrias de distribución eléctrica y de telecomunicaciones, y la fabricación de pernos y tuercas especiales para la industria minera y la construcción, entre otras. Incluso, posee algunas innovaciones relacionadas con la reducción de contaminantes en componentes y el sistema de rápida extracción de tuercas, para molinos de la gran minería.

En 70 años de existencia, son muchas las anécdotas, historias y enseñanzas para contar, hoy en boca de José Antonio Vallejo Aranda, nieto del fundador de Indaval y continuador del negocio familiar.

Comenta que en estas siete décadas han logrado sortear con éxito las más complejas crisis económicas por las que ha atravesado el país, "gracias al tesón de sus ejecutivos", destaca. También, agrega, por la visión particular que tienen del concepto empresa, la cual creen "no puede verse desde la lógica económica, porque es un todo que incluye a los trabajadores y sus familias, y a proveedores, entre otros. Es esa convicción y responsabilidad la que nos han permitido salir airosos de todos y cada una de estos difíciles momentos".

Agrega que el espíritu de superación permanente ante la adversidad ha sido fundamental "para seguir trabajando y soñando con un futuro lleno de proyectos y desafíos". Lo fue, explica, cuando en febrero de 2010 el terremoto produjo el colapso de parte importante de la fábrica antigua. Y lo es también ahora, agrega, que la empresa está destinando US$ 5 millones al traslado de la tradicional planta hacia sus nuevas instalaciones,ubicadas en la salida norte de Chillán. Las obras ya tienen un 70% de avance.

José Antonio Vallejo dice que un problema grave que enfrentan las empresas antiguas, es que luego de los cambios de los planes reguladores "quedaron cercadas por los barrios residenciales, generándoles permanentes conflictos con la comunidad y fiscalizaciones y multas de las autoridades, por el crecimiento inarmónico de las ciudades". No obstante, en la empresa tienen claro que "somos chillanejos y queremos desarrollar nuestra actividad en armonía con la comunidad". Por eso, trabajan aceleradamente para cumplir con el compromiso adquirido con el municipio y los vecinos.

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