Dos filmes retratan al físico Stephen Hawking antes de su enfermedad

<P>El documental <I>Hawking</I> se estrena en septiembre, en Gran Bretaña. </P>




A principios de los años 60, cuando comenzaba el llamado "swinging London" dominado por el rock, la moda y el cine, incluso centros científicamente tan dinámicos como la Universidad de Oxford no lograban estimular a una mente brillante como Stephen Hawking. Hijo de médicos y con una inteligencia muy superior a la media, el futuro físico y divulgador científico británico tenía un promedio de estudio de "una hora al día". Lo explica en el documental Hawking, donde también cuenta que prefería practicar en el equipo de remo que preparar exámenes. Para él, todo era "demasiado aburrido", según recuerda uno de sus profesores en Oxford.

La película mantiene este tono de crónica íntima durante su desarrollo de 86 minutos, diferenciándose del famoso documental A brief history of time (1991). Aquel trabajo, por el que Errol Morris ganó el Festival de Sundance, indagaba más en los hallazgos científicos de este hombre, atacado por esclerosis lateral amiotrófica desde 1963 y prisionero de su propio cuerpo desde principios de los 70, cuando la silla de ruedas se transformó en algo así como una extensión de sí mismo. Hawking, debido a esta distrofia, no puede usar casi ningún músculo de su cuerpo y desde 1985 se comunica mediante un sintetizador de voz, que maneja con movimientos de sus mejillas. En proporción inversa a sus discapacidades, sus aportes a la física cuántica han sido cada vez mayores.

Pero al realizador inglés Stephen Finnigan no le importa demasiado esto. Su apuesta es mostrar quién es este científico de personalidad impetuosa, mente liberal, agnosticismo declarado y ácido sentido del humor. En la cinta, que abrirá el Festival de Cine de Cambridge el 19 de septiembre (pero que ya se exhibió en el Festival South by Southwest de Austin, en marzo), se ve a Hawking de niño, de joven, de adulto y ya con 70 años. De pie, remando, en una graduación, en silla de ruedas o comunicándose con su dispositivo. Se lo observa, y he ahí la gran novedad, antes de que se convirtiera, cerca de los 30 años, en aquel lisiado genial, que muchos conocen sólo por sus apariciones en las series Los Simpson, Futurama, Star trek o The Big Bang theory.

Sobresaliente en matemáticas desde pequeño y consciente de sus capacidades, el Hawking de este documental es en principio un muchacho que prefiere las fiestas al estudio día a día en Oxford. Luego, en Cambridge, sus amigos le dirán cariñosamente "Einstein". Es ahí donde busca un doctorado y donde se siente más cómodo, lejos de Oxford. Con el tiempo, Cambridge será su alma máter y hasta el día de hoy se desempeña en esa universidad, como uno de sus profesores eméritos.

La cinta recoge el puntro de vista de su ex esposa, su hermana y un primo. Pero antes que nada, es narrada por él mismo: cuenta que tras diagnosticársele la esclerosis a los 21 años, cayó en una profunda depresión y que sólo se aliviaba al escuchar a Wagner. Luego, con algo de autoparodia, dice que su real inmersión en las ciencias coincidió paradójicamente con su enfermedad, la que en principio lo mataría a los dos o tres años. "Encontré que trabajar duro era bueno, me gustaba", dice en la cinta.

En la ficción

Con 71 años y varias crisis que lo han tenido en estado grave, Stephen Hawking es siempre una figura que está en el imaginario de productores y directores de cine. Hace nueve años, el actor Benedict Cumberbatch (Star trek: en la oscuridad) lo interpretó en la cinta británica Hawking, que lo mostraba en sus años de estudiante en Cambridge. Era una producción de la BBC de modesto presupuesto. Ahora, en cambio, los ingleses vuelven sobre él, pero en The theory of everything, un filme de más ambiciones que explora la relación entre el físico y su esposa Lucy, con la que estuvo casado tres décadas, hasta 1991. En el rol de Hawking estará el británico Eddie Redmayne (Mi semana con Marilyn) y en el papel de Lucy se integrará su coterránea Felicity Jones (La tempestad).

Se trata de una producción a gran escala en manos de Working Title, la misma compañía que financió el musical Los miserables, y su trama parte cuando Stephen y la estudiante de arte Lucy se casan, aun sabiendo que la enfermedad del futuro científico puede acabar con su vida en 24 meses. Aún en preproducción, la cinta será dirigida por el inglés James Marsh, ganador del Oscar a Mejor Documental en el 2009, por su cinta Man on wire.

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