Duco sale a la pista grande de la pintura
<P>La balista expondrá por primera vez sus obras, de inspiración surrealista. Según su maestro, tiene un promisorio futuro para cuando decida dejar el deporte. </P>
Una mujer cruza una meta y se traslada a otra dimensión. De su pecho emana una luz que tiene vida propia e intenta salir. En el fondo, se distingue una forma humana que observa la escena y "representa el poder de la mente", según afirma la autora, Natalia Duco (23). La obra se denomina El sueño olímpico, y fue lo que salió de la mano derecha de la atleta al evocar su participación en Londres 2012. "Es lo que resultó de mi loca cabeza", agrega sobre un cuadro excepcional dentro de su catálogo, ya que es el único que trata directamente el tema deportivo.
Este lienzo trabajado con acrílico está en la selección de cuatro obras que la lanzadora de San Felipe mostrará desde este miércoles en la exposición Citadinas, que se realizará en la Galería Edificio del Grupo Angelini. En conjunto con otras seis alumnas del taller de Hernán Meschi, entre las que se encuentran su madre, Beatriz Soler, y su abuela, Beatriz Lertora, Duco presentará su arte por primera vez al público general, que la conoce más por sus logros con la bala que con el pincel.
"Más que nerviosa, estoy muy feliz. Creo que podré transmitir un nuevo mensaje a las personas. Exponer tus pinturas es como desnudarte delante de la gente, decirles 'esto es lo que soy'. Aquí no todo es tan competitivo como la bala. Te vaya bien o mal, ganes o pierdas, las personas podrán disfrutar o analizar", dice.
La inclinación de Duco hacia la pintura se dio de forma natural por la herencia de su familia materna. Durante su infancia, se acostumbró a ver las pinturas de su abuela y los vitrales de su mamá. En paralelo a sus tempranos éxitos deportivos, la ex campeona mundial junior comenzó a destacar en las artes plásticas en su colegio. En esa época adoptó la costumbre de dibujar en croquis, que cultiva hasta hoy y le permite dibujar y pintar incluso cuando viaja al extranjero para las competencias atléticas.
Hay madrugadas en las cuales despierta con una necesidad irrefrenable de pintar. No le importa que el reloj marque las 4 de la mañana o que se rompa el estricto ciclo de descanso que debe respetar por su carrera deportiva. Cuando ocurre, generalmente tuvo algún sueño que le sirvió de inspiración para iniciar una obra.
Esa pulsión la llevó incluso a pintar en las calles de Cuba, donde entrena casi la mitad del año. Con los escasos materiales que encontró ("con lo poco que se tiene, resuelve", comenta), levantó un mural en La Habana.
Algo similar le ocurrió cuando se acercó por primera vez a un lienzo en blanco. Tenía 17 años. Después de sólo 15 minutos, su primer cuadro estaba terminado. "No tienes respeto por la tela", le dijo su primera maestra al comprobar su velocidad con la brocha. "Necesitaba cinco o seis telas en blanco para seguir pintando. Tenía muchas cosas que sacar de adentro", relata la balista, cuya primera creación está colgada en su departamento de Ñuñoa.
Hernán Meschi recuerda bien esos primeros trabajos en su taller. "Desde el primer día que pintó algo me di cuenta de que no era una alumna corriente. Tiene grandes condiciones, pese a que no es una estudiante regular por sus obligaciones deportivas. Es increíble lo que hace con tan poco tiempo para dedicarle a la pintura", opina el artista de 85 años.
Desde ese primer lienzo, Duco encontró su sello como artista. Al ser admiradora de Salvador Dalí y Frida Kahlo, su estilo ha sido más bien surrealista o abstracto. "Hago cosas o formas que uno puede reconocer en el papel. Lo interesante de pintar es vaciar tu mente. Por ejemplo, una de las obras que voy a exponer se llama Manifestaciones del subconsciente, y la hice sin pensar. Quise transmitir lo que soy a través de colores y figuras. Hay mucho de sicología en esto", reflexiona Duco, quien es estudiante de esa carrera.
Para Meschi, esta forma tan personal de pintar es lo que distingue a la sanfelipeña del resto: "Sus cuadros son muy originales, no están basados en instrucciones, fórmulas o imitaciones. Ella siempre ha tenido ese sello personal, que, sea bueno o malo, es lo más difícil de conseguir".
Pese a toda la evidencia de que tiene talento artístico, Duco no se arrepiente de haber escogido el deporte como su principal actividad. "Si pudiera hacer cualquier otra cosa, escogería ser lanzadora de nuevo. La pintura es el complemento perfecto para mi desarrollo. Mientras mayores intereses tenga una persona, más completa será", advierte la balista nacional, quien evalúa dedicarse profesionalmente a la pintura una vez que concluya su carrera deportiva. "Mi maestro me decía 'tú puedes dedicarte a esto, pero tienes tiempo más adelante'. Esa es la ventaja. El arte lo veo como una opción futura; después de todo, para ser deportista o pintora se necesita el mismo grado de locura", advierte, más en serio que en broma.
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