El Hombre Nuevo: de niño sandinista a transexual rioplatense

<P>La cinta retrata a una mujer que nació bajo el nombre de Roberto. </P>




Como lo hacen algunos de los mejores documentalistas, el uruguayo Aldo Garay (1969) siempre retorna al lugar de los hechos y encuentra una nueva pista para reabrir el caso. Hace 21 años realizó su primera película con una cámara prestada y el tema fue una comunidad gay que vivía en un barrio montevideano cerca de su casa. La película se llamó Yo, la más tremendo (1993) y con el paso de los años, algunos personajes de ella se fueron repitiendo en sus otras películas: Julia Brian estaba en Mi gringa, retrato inconcluso (2001) y también en El casamiento (2011), mientras que Gloria Meneses, "la travesti más antigua de Uruguay", apareció en La Gloria de Hércules (2010). Ahora es el turno de Stephania Mirza Curbelo, una mujer transexual de origen nicaragüense que se gana la vida estacionando autos en Montevideo.

¿Por qué una mujer de acento rioplatense con origen caribeño? Porque los caminos de su vida son ilimitados y Stephania nació como Roberto en Nicaragua a fines de los años 60. Allá fue dada en adopción a un pareja de exiliados uruguayos del grupo revolucionario Tupamaros. Stephania creció en ese hogar donde el evangelio era el socialismo e incluso llegó a los 12 años a ser un maestro alfabetizador, es decir un activo pedagogo sandinista. Más de 30 años después ha cambiado de sexo, vive precariamente en la capital uruguaya y decide ir a Nicaragua a conocer a su familia biológica. Ese reencuentro es el que filma Aldo Garay en el documental El hombre nuevo, ganador del premio Teddy en el Festival de Berlín 2015.

"Hace más de 20 años que conozco a Stephania. Siempre me asombró mucho la potencia y singularidad de su historia, que parece escrita por un guionista: al principio te encuentras con una travesti, hablas con ella y te cuenta que antes fue maestro popular en la Revolución Sandinista. Es una impresionante vuelta de tuerca en la vida", explica Aldo Garay acerca de la cinta que se estrenó en la Cineteca Nacional y la Sala Radical y en la sala The Oz en Chillán.

Para Garay, Stephania Mirza Curbelo es parte de su propia biografía. "A principios de los 90 estudiaba cine de ficción y nos estimulaban mucho a salir a la calle, a grabar, a estar en contacto con la realidad. A mí me habían prestado una cámara HI8 y filmaba todo lo que se me pasaba por delante, particularmente en mi barrio, en el que aún vivo. En ese tiempo había una comunidad gay y ahí estaba Stephania", explica.

Elogiada por la prensa extranjera ("una conmovedora mirada a la sexualidad, la soledad, la revolución y la religión", según The Hollywood Reporter), la cinta coproducuda por Uruguay y Chile propone una observación relativamente distanciada de la vida de su protagonista, sin subrayados ni voces en off. "Para mí era vital evitar el golpe bajo y el sentimentalismo. Aquí, por ejemplo, hay un reencuentro familiar, una situación que forma parte de muchos realitys y, en general, de programas de televisión. Se ha bastardeado demasiado, con gente que llora y todo eso. No podía caer en aquello", explica.

Una de las ausencias de El hombre nuevo es la de los padres adoptivos de Stephania, la pareja de tupamaros que luego retornó con el muchacho a Uruguay. No quisieron dar su testimonio en cámara. Para el director, sin embargo, el componente político no es problema: "Era atractiva la opción de darle un carácter más político al documental. Pero también me parece bien que al ver la película el público saque sus conclusiones de lo que pasó con la Revolución Sandinista. Uno puede pensar que quizás la revolución no llegó a todos, que en la familia que mostramos no está".

País con una fuerte penetración evangélica, Nicaragua es mostrada aquí a través de la familia de Stephania: "Cuando ella llega a Nicaragua ellos son muy religiosos, entregados al evangelismo pentecostal. Es un gran contraste, pues viene de Uruguay, un país laico, donde la iglesia de este tipo no lleva tanto tiempo. En Nicaragua, al contrario, muchos parecen refugiarse en la fe. En la familia de Stephania el pastor es el guía y el consejero. Se la presentan como quién es, como una transexual".

En una de las escenas culminantes la mujer se observa a sí misma cuando aún era el niño Roberto. Es un viejo registro televisivo que lo muestra dar un discurso didáctico y socialista. Garay lo explica así: "Frente al televisor ve su épica personal. Más allá de lo que pueda pensar ahora de la Revolución Sandinista, él recuerda con orgullo esa época".

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