El homenaje de Villa Alegre
<P><span style="text-transform:uppercase">[recuerdo] </span>Más de 30 mil personas han visitado Villa Alegre en el último año. El motivo es sólo uno: recorrer los lugares que mantienen vivo el recuerdo de Felipe Camiroaga. </P>
Desde que se inauguró la Sala Felipe Camiroaga en el Museo Municipal de Villa Alegre, el 3 de mayo pasado, más de 30 mil personas han llegado hasta el pueblo de la VII Región. La muestra gratuita y permanente de fotos familiares, premios y pertenencias del animador han sido suficientes para atraer a una cantidad de visitantes que dobla a la actual población de Villa Alegre que, según el Censo de 2002, se mantenía en 14.700 habitantes.
Gracias a que su familia era de la zona, el fallecido animador pasó gran parte de su niñez en este lugar. Incluso, el 6 de mayo de 2011 fue nombrado como Hijo Ilustre de Villa Alegre, en el 120 aniversario de la comuna. Cuatro meses después, Camiroaga falleció junto a otras 20 personas en el accidente del avión Casa 212 de la Fach, que se precipitó al mar en el archipiélago de Juan Fernández el 2 de septiembre de 2011.
A casi un año de su muerte, la presencia del ex rostro televisivo se mantiene latente en el pueblo. Un conjunto habitacional para víctimas del terremoto y un torneo de tenis de mesa llevan su nombre y, al costado de la Plaza de Armas, un mural de aproximadamente cinco metros de ancho y alto lo recuerda junto a un caballo.
Desde que llegaron los restos del animador al Cementerio Parroquial de Villa Alegre, en noviembre de 2011, y desde que la sala del museo abrió sus puertas, los villalegrinos han visto cómo decenas de personas visitan todo lo referente a Camiroaga. "Cada día llegan dos o tres buses. La gente se organiza y viene en grupo. Incluso lo hacen varias veces", comenta Paulina Queirolo, encargada del Museo Municipal de Villa Alegre.
"Cuando llegan cosas nuevas se corre la voz y la gente que ya vino vuelve a visitar la sala", comenta Pía Hormazábal, quien desde hace un mes vende tazones con una foto del animador en el frontis del museo. "Primero me cuestioné esto, pero cuando la gente va a Lo Vásquez hay cuadras enteras con imágenes y llaveros. Entonces ¿por qué esto iba a ser malo?", se responde ella misma.
Todo lo que se exhibe en la sala fue donado por la familia Camiroaga, en acuerdo con el secretario municipal Jaime González. El diseño del lugar estuvo a cargo de Francisco Camiroaga, hermano del animador.
Según González, la sala despertó el interés por conocer el pueblo. "Si antes buscabas a Villa Alegre en internet, no había más de 60 resultados. Ahora hay más de un millón de menciones. Incluso, cuando inauguramos la sala, fuimos Trending Topic en Twitter", comenta.
La emoción de los que visitan la muestra es evidente. "Mucha gente llora. El otro día una señora se quedó frente a una foto de Felipe, en donde sale con un halcón. Le dio un beso y se persignó", cuenta Queirolo.
Los restos de Felipe Camiroaga descansan en el Cementerio Parroquial de Villa Alegre, en el memorial de los Hijos Ilustres del pueblo. Junto a él están el estadista Malaquías Concha, el premio nacional de Literatura Mariano Latorre y los soldados Andrés y Samuel Castillo Muñoz, quienes velaron los restos de Arturo Prat en su traslado hasta Valparaíso.
Con un halcón esculpido en uno de sus extremos, la lápida de Camiroaga es sencilla. "Soy un villalegrino más", dice su epitafio. La tumba está llena de flores.
La gente toma fotos, deja velas y reza. Otros piden favores. Algunos no pueden contener las lágrimas. Jacqueline Concha es una de ellas. La mamá de Víctor Díaz, el niño que se hizo conocido por pedir "zafradas" para su devastado Iloca luego del terremoto de 2010, visitó junto a su familia el museo y luego el cementerio. "Tenía muchas ganas de venir, era algo pendiente. Vinimos hoy, que justo es el Día del Niño", comenta la madre entre sollozos, mientras algunas personas se toman fotos con su hijo.
Jacqueline Concha conoció a Camiroaga cuando "El Zafrada" visitó el matinal de TVN. Luego, el conductor acompañó a Víctor a su primer día de clases. Ambos compartían el amor por los caballos, por eso le llevó uno de regalo.
"Cuando Felipe murió, fue un shock muy grande, porque era una persona muy buena. Tenía cariño por mi hijo y si le daba la mano o lo ayudaba, era de corazón", dice Jacqueline, afectada. Mientras tanto, Víctor pone una rosa entre todas las flores que adornan la tumba.
En 2011, Víctor y su familia visitaron una mina a tajo abierto junto a Felipe Cubillos, quien también falleció en el accidente del avión Casa 212. Por esto, aún no se reponen del accidente. "Desde que Víctor fue a la mina dice que quiere ser ingeniero en minas. Quedó fascinado. En las noches le pido a Felipe que proteja a mi hijo y que le ayude a cumplir sus sueños. Por eso vengo ahora", cuenta Jacqueline.
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