El mercado asalariado: 35% tiene contrato a plazo fijo y no gana más de dos sueldos mínimos
<P>Estudio de académicos de la Universidad de Chile revela que quienes tienen contratos indefinidos duran en su empleo 34,4 meses en promedio y a plazo fijo, 8,8 meses. También, que el 55% no recibiría cobertura del seguro de cesantía en caso de perder su trabajo.</P>
Independiente del tipo de contrato, en la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) un trabajador asalariado mantiene su empleo, en promedio, por un período de entre nueve y 12 años. Para Chile, una de las tres economías no desarrolladas que integran la entidad, alcanzar ese nivel de estabilidad es casi imposible, pues en el país entre los asalariados la duración promedio del empleo no llega a los tres años en el mejor de los casos, reveló un estudio realizado por académicos del Departamento de Economía de la Facultad de Negocios (FEN) de la Universidad de Chile.
El informe detalla que para quienes tienen contratos de carácter indefinido, si bien la permanencia en sus ocupaciones aumentó en un año, pasando desde una ocupación promedio de 21,8 meses en 2009 a una de 34,4 meses en 2013, es decir, tres veces menos que la duración mínima promedio que consigna la Ocde. A quienes tienen contratos a plazo fijo (por obra o faena) no les ha ido mejor: en el mismo período tuvieron un exiguo avance, desde 7,1 a 8,8 meses.
El estudio se basó en analizar los datos administrativos del seguro de cesantía entre marzo de 2009 e igual período de 2013, para luego cruzar la información obtenida con la Encuesta de Empleo del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en las versiones previas al cambio dispuesto en 2010 y también las muestras posteriores. En el caso de la base estadística del seguro se estableció el período hasta marzo de 2013, porque los datos posteriores de cotizaciones en el sistema están afectados por los cambios de contratos que comenzaron a disponer las empresas, con motivo del término al uso del multiRUT. Esta ley promulgada en julio de 2014 ya está vigente.
La experta a cargo de la medición, Kirsten Sehnbruch, explica que la entrada en vigencia de la nueva legislación generó un aumento en el número de trabajadores asalariados con contratos indefinidos en el período analizado, grupo que se incrementó desde un 62,6% del total, en marzo de 2009, hasta un 65,4% en marzo de 2013. En contraste, y como resultado del efecto de la restricción legal al uso de múltiples razones sociales por parte de una misma empresa, se generó una disminución en los contratos a plazo fijo, desde un 37,4% a un 34,6% entre marzo de 2009 e igual mes de 2013.
En su opinión, el cambio en la relación del tipo de contrato (indefinido versus a plazo fijo) y el aumento en la duración promedio del empleo, en ambos casos, es resultado, primero, de una maduración de la base de datos y, en segundo término, de un mejoramiento de las condiciones laborales, principalmente como efecto de la restricción al multiRUT.
Sin embargo, aclara que la duración del empleo en los contratos indefinidos "da cuenta de que el mercado laboral chileno es precario y con un alto componente regresivo, pues se trata de trabajadores que -en teoría- están y se desempeñan en mejores condiciones de las que lo hacen a plazo fijo. "Lo que pasa en Chile es típico también en América Latina, pero a la vez es insólito para un país que quiere llegar a ser desarrollado. El punto es que no se puede llegar a ser un mercado desarrollado con este mercado laboral", dice la experta.
La foto actual
Pero, ¿cómo está el mercado chileno actual? El estudio revela que aún precario para los estándares internacionales y con un escaso cumplimiento de los convenios suscritos tanto con la Ocde como con la OIT (Organización Internacional del Trabajo), advierte Sehnbruch.
Aunque son los trabajadores que gozan de mejores condiciones, porque son formales, asalariados y sus empleadores deben cotizarles por las leyes sociales y previsionales vigentes, es decir, se les consideran con los mejores empleos de Chile, quienes tienen contratos indefinidos perciben un ingreso promedio de $ 691.622, cifra que si bien refleja un alza de 34,4% respecto de lo que anotaban en marzo de 2009, "es apenas 2,8 veces el salario mínimo actual", acota la académica. La situación no mejora al tomar el ingreso mediano, es decir, la cifra que está en la mitad de lo que reportó ese grupo de trabajadores: llega a $ 458.874 al mes. Cinco años antes era de $ 335.608.
Quienes tienen contrato a plazo no están mejor. Con un ingreso promedio de $ 408.553 mensuales, aunque 38% mayor al de 2009, no alcanzan a duplicar el mínimo legal. El ingreso mediano de ese grupo es aún más modesto: $ 308.142 versus los $ 223.044 de 2009.
La misma tendencia también se advierte al analizar los datos de quienes eran asalariados y perdieron o dejaron su empleo. La desocupación promedio en quienes tenían contrato indefinido es de 4,1 meses y del total, el 48,7% estuvo sin trabajo por más de tres meses. En 2009, los datos eran de 4,2 meses y 57%, respectivamente.
En el caso de quienes tenían contrato a plazo fijo, el desempleo promedio subió marginalmente de 1,3 meses a 1,7 meses, mientras que un 6,2% de esas personas estuvo sin ocupación por más de tres meses. En marzo de 2009, era el 4%.
Sehnbruch destaca que el análisis de los datos arroja una suerte de fotografía de las limitantes que caracterizan al mercado chileno. Las más importantes y transversales a distintos sectores económicos son tres: alta rotación, en especial a nivel de los trabajadores de menores ingresos y con menor formación, con una alta presencia de subcontratación; precariedad de las condiciones laborales y de seguridad e higiene laboral, y una baja cobertura de mecanismos de apoyo y capacitación; y salarios modestos o bajos, incluso en el caso de los trabajadores asalariados, con contrato indefinido y mayor antigüedad laboral. Además, en caso de desocupación, la mayoría enfrenta una limitada y parcial cobertura del seguro de cesantía.
Antigüedad mal entendida
La experta también agrega un análisis en relación a los datos reportados por la Nueva Encuesta de Empleo (Nene) del INE. Considerando a los trabajadores asalariados e independientes calificados como ocupados -que en el trimestre móvil febrero-abril 2015 sumaron 7.988.260 personas-, sólo el 46,7% tiene contrato indefinido y el 17,1% a plazo fijo. El restante 17,3% es trabajador por cuenta propia y el 10,3% no tiene contrato, ambos grupos con alta probabilidad de no tener cobertura de leyes sociales, sin ahorros previsionales y prestaciones de salud. Otro 4,6% son empleadores y apenas un 4% son profesionales a honorarios o por cuenta propia (ver infografía).
Al depurar sólo la situación de los asalariados, la académica plantea que el 62,3% tiene contrato indefinido, 23,3% a plazo fijo y el 14,4% está sin contrato.
La experta aclara que las diferencias que hay entre las cifras de su estudio y las del INE se explican principalmente en las respuestas que recoge el segundo. Esto, porque "hay mucha gente que no necesariamente sabe qué tipo de contrato tiene y muchas veces se declara con un contrato indefinido cuando lleva seis años trabajando en una misma empresa, pero no cuentan que entremedio ha firmado varios contratos a plazo o por obra o faena". "Dan por hecho que tienen una situación contractual de carácter indefinido, pero en términos reales y además legales sólo han firmado muchas veces contratos a plazo fijo", afirma.
En su opinión, los datos del INE arrojan dos grandes conclusiones. La primera y tal vez la más compleja para la educación laboral, plantea que las personas no necesariamente distinguen su categoría ocupacional de modo correcto, pues la tendencia general es considerar que un contrato es indefinido por el hecho de mantener antigüedad en una misma empresa.
La segunda conclusión es que la gente que rota de empleo con mayor frecuencia no tiene derecho a una cobertura adecuada del seguro de cesantía. En su estudio, la experta advierte que del total de cotizantes en el seguro, un 24% de quienes tienen contrato indefinido no tiene contribuciones suficientes para obtener una devolución, porque no llegaron a cotizar lo necesario en términos legales. En caso de quienes trabajan a plazo es similar, porque su permanencia laboral por el tipo de contrato les impide cotizar lo suficiente.
Los que reciben recursos del Fondo Solidario son apenas el 13% de los cotizantes y los que tienen ahorros suficientes, el 25%. "Al sumar a toda la gente que no quedaría cubierta por el fondo de cesantía, pero que sí está contribuyendo, llegamos al 55%. Es decir, un 55% no tendría cobertura real del seguro si mañana todos quedaran sin trabajo, y es así porque el seguro protege más a los que tienen mejor empleo y protege menos a los que queden cesantes", enfatiza.
Según la Superintendencia de Pensiones, a marzo pasado el seguro de cesantía registraba 8,4 millones de afiliados, de los cuales 4,3 millones eran cotizantes activos: el 70% con contrato indefinido y el resto a plazo fijo, con un ingreso imponible promedio de $ 652.596. El Fondo Solidario de Cesantía acumulaba US$ 8.200 millones al primer trimestre de 2015.
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