Empresas crean políticas de prevención por abuso de alcohol y drogas

<P>Evidencia recogida en Estados Unidos revela que los programas corporativos de educación e inhibición del abuso de sustancias baja la rotación de personal, las tasas de accidentabilidad, el ausentismo y las licencias médicas. Y que por cada dólar que se invierte en la materia, retornan seis.</P>




El abuso de sustancias es un problema social que tiene su correlato en el mundo del trabajo. El consumo de drogas y alcohol, aparte de las repercusiones que conlleva para la salud y bienestar de las personas y sus familias, provoca efectos negativos en la productividad y calidad de vida laboral de los trabajadores. Diversos estudios indican que el 29,7% de los accidentes laborales en Chile dan positivo a un test de alcohol y drogas.

Y las organizaciones nacionales están tomando nota de ello, ejerciendo acciones preventivas. La aerolínea nacional Sky impulsó desde la gerencia general una política dirigida a inhibir el uso de esas sustancias. El gerente regional de Seguridad de Aviación, Prevención de Riesgos, Medioambiente y Plan de Respuesta Emergencia de la firma, Pablo Palma, afirma que el plan parte de la base de que el abuso o dependencia es una enfermedad factible de tratar y superar, por lo cual se incentiva a los empleados a solicitar formalmente el apoyo de la empresa para iniciar un tratamiento.

"Es una realidad que los trabajadores pueden tener hábitos de consumo abusivo de alcohol o drogas; sin embargo, en nuestro caso debemos distinguir entre aquellos que poseen una licencia aeronáutica de los que no la tienen, debido a que los primeros tienen restricciones legales establecidas por la autoridad aeronáutica en esta materia", puntualiza el ejecutivo.

Altos retornos

La evidencia internacional muestra que los beneficios de tomar este tipo de iniciativas son numerosos y cuantificables. En Estados Unidos, las empresas destinan sobre US$ 1.250 millones sólo en el testeo de consumo abusivo de alcohol y drogas, y se calcula que los programas de educación e inhibición son tremendamente rentables en términos de mayor productividad, menor rotación de personal, reducción de la accidentabilidad, baja del ausentismo y, además, una reducción en la cantidad de licencias médicas.

En Estados Unidos existen experiencias que a lo largo de muchos años han permitido levantar estadísticas que demuestran, con data dura, el positivo efecto de este tipo de planes. Un ejemplo es el sistema de gestión y certificación en estándar ISO Drug Free Workplace (DFWP), lanzado en Chile hace dos años, aunque en Norteamérica suma más de un cuarto de siglo de experiencia, la misma que ha demostrado que por cada dólar invertido por una empresa para prevenir e inhibir el consumo de drogas y alcohol en la empresa, el retorno es de seis dólares. Además, contribuye a disminuir el riesgo de accidentes mientras se trabaja.

"Hoy, las empresas norteamericanas realizan más de 50 millones de testeos de alcohol y drogas anualmente a sus trabajadores. De éstos, sólo 10 millones son obligatorios, y en la industria del transporte, los 40 millones restantes son voluntarios. Esto nos hace dimensionar la importancia que este tema tiene para ellos", señala Patricio Labatut, gerente general de Global Partners, firma impulsora de DFWP en el país.

Los programas de esta naturaleza contemplan diferentes módulos que parten por diseñar una política de prevención sobre la base de un diagnóstico organizacional, definiciones y alcances que se deben incorporar a una política de alcohol y drogas; y una revisión de aspectos legales y de protocolos, normas y procedimientos relacionados. Las empresas luego deben comunicar y sensibilizar la política adoptada, capacitar al respecto y generar programas de ayuda a sus empleados. También tienen que testear y, por supuesto, al cabo de un tiempo evaluar los resultados.

Políticas oficiales

La directora nacional del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Lidia Amarales, valora que empresas y organizaciones generen acciones preventivas. "De esta forma fortalecen sus factores protectores y minimizan los factores de riesgo, considerando, además, que la prevención en el espacio laboral permite que los trabajadores -en su rol de madres, padres y adultos significativos- transmitan estrategias preventivas del consumo de drogas y alcohol a niños y adolescentes".

El propio Senda ofrece apoyo a empresas de todo tamaño e instituciones públicas, a través de programas como Trabajar con Calidad de Vida, Mipe Preventiva y el Taller de Habilidades Preventivas Parentales. Entre los tres, este año se abarcó a 910 empresas.

Amarales acota que, en general, se incentiva a que sea el departamento de bienestar o asistencia social el que apoye al empleado que pueda estar afectado y lo oriente acerca de un tratamiento. "Nunca se recomienda desvincular al trabajador, sino que acogerlo, darle la oportunidad de rehabilitación y luego una reintegración después de haberla completado. En este sentido, las mismas acciones preventivas que se toman en una organización para prevenir el consumo, son relevantes para apoyar a personas que están en proceso de rehabilitación".

Pablo Palma, de Sky, dice que existiendo la voluntad de hacerlo, no es una materia difícil de enfrentar, pese a lo delicado del tema, "pero se requiere hacerlo profesionalmente y con un equipo multidisciplinario para evitar malos entendidos. En general, son políticas muy bien recibidas, ya que buscan el beneficio directo de la seguridad de los trabajadores", acota.

Lamentablemente, según Global Partnes se estima que en Chile solamente el 5% de las empresas contemplan de alguna manera esta problemática en sus políticas, la mayoría de ellas de gran tamaño y multinacionales, entre otras cosas, porque aún lo ven como un gasto y no como una inversión. Contrariamente, en los países desarrollados más del 60% de las organizaciones cuentan con un programa al respecto.

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