Geografía explica por qué tsunami en Japón fue más invasivo que en Chile
<P>Topografía plana de Japón hizo que mar inundara vastas extensiones. En Chile la Cordillera de la Costa amortiguó ese efecto.</P>
Los habitantes de la pequeña ciudad de Kesennuma, en el noroeste de Japón, pudieron ver cómo la ola que ingresó por la zona portuaria se llevó consigo un barco hasta hacerlo chocar con un rompeolas. Fue una escena elocuente del impacto del tsunami en esa localidad.
Si bien la fuerza de un maremoto depende de las características del terremoto que lo provoca, las profundidades marinas a través de las que viajan las olas también influyen en su poder destructivo. En ese escenario, un tsunami puede desencadenar olas que se mueven a una velocidad de hasta 800 kilómetros por hora, similar a la que alcanza un Boeing 747. Más aún, la marea puede ingresar varios kilómetros tierra adentro, llevando consigo casas, automóviles o lo que encuentre a su paso, tal como mostraron algunas imágenes de lo ocurrido en Japón.
La extensión de la zona fracturada y la morfología del terreno también son factores a tener en cuenta para evaluar el impacto de un maremoto. Eso explica por qué el tsunami que llegó a las costas chilenas fue más poderoso, pero menos invasivo, que el ocurrido en Japón. "El tsunami de Chile liberó mucho mayor energía que el de Japón. Esto, porque si bien ambos terremotos fueron parecidos en términos de magnitud, no lo fueron en cuanto a la extensión de la zona de fractura de la corteza terrestre, que en Japón fue de un tercio que en Chile. Esto, considerando que la columna de agua que se altera y forma el tsunami es la que está encima de esa zona de fractura", explica Ricardo Espinoza, oceanógrafo y ex jefe del Departamento Oceanográfico del Shoa.
La morfología
Si fue así, ¿por qué la marea no invadió vastas extensiones de terreno, como en las localidades japonesas? "La diferencia entre los efectos de ambos tsunamis es netamente topográfica: mientras, por lo visto, en Japón las olas entraron en una zona plana, la costa chilena es muy angosta e inmediatamente aparece el cerro que detiene el agua", explica Mario Pardo, sismólogo de la Universidad de Chile. Es decir, la Cordillera de la Costa, que va elevando los terrenos, disipó en parte los efectos. Además, la energía que transporta un tsunami se disipa al entrar en contacto con obstáculos, como el fondo marino, por ejemplo. Por el contrario, las zonas donde hay desembocadura de ríos y bahías son las más permeables a permitir que un tsunami ingrese tierra adentro.
Ni causa ni efecto
El de Japón fue un sismo devastador. Se ubicó en el cuarto puesto de la lista de los terremotos de mayor magnitud desde 1900 (ver infografía). Fue 8.000 veces más grande que el que destruyó Christchurch (Nueva Zelandia) el mes pasado y está en una escala similar al del 27/F, según Brian Baptie, sismólogo del Servicio Geológico Británico. Pero la relación es sólo esa, pues no son movimientos que estén ligados entre sí. "Lo más probable es que este estrés provocado por el terremoto en Japón se redistribuya en las cercanías del epicentro, sin generar otro gran sismo en las costas del Pacífico", comenta Baptie a La Tercera.
Mario Pardo, sismólogo de la U. de Chile, entrega una explicación en la misma línea."Son dos fenómenos absolutamente independientes. Lo ocurrido en Japón no es, en ningún caso, una réplica de lo que ocurrió en Chile el pasado 27 de febrero. Sí son terremotos comparables, con características muy similares: un gran movimiento sísmico, seguido por un maremoto después de unos 10 a 15 minutos", explica.
En los últimos siete años, Indonesia, Japón y Chile han sido escenario de grandes sismos. Pero Pardo descarta una mayor incidencia de terremotos. "Si hablamos de energía liberada, la más potente fue la década de los años 60, cuando ocurrieron los terremotos de Valdivia y Alaska, los más fuertes registrados en la historia. Entre ambos liberaron el 50% de la energía sísmica de los últimos 200 años", concluye Pardo.
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