Gobierno y mafia




¿CUAL ES la diferencia entre un gobierno y una mafia? Ambos pretenden disponer del monopolio del uso de la fuerza en un determinado territorio. Ambos están dispuestos a utilizar la fuerza para sostener ese monopolio, si es necesario. Las diferencias se presentan en los objetivos, en algunos casos, y en los métodos, en otros.

El objetivo de la mafia es mantener el patrimonio o aumentarlo, y los ingresos que de allí se generan; sus ingresos son en parte forzosos (cuotas por protección), pero en gran medida voluntarios (ingresos por ventas de drogas, juego, etc.). Algunos gobiernos también tienen como objetivo aumentar el patrimonio de los gobernantes, y muy pocos el de aumentar la solvencia del fisco; más bien la debilitan con constantes déficits y endeudamiento.

La gran diferencia está en los métodos. La mafia tiene sus reglas, pero no están escritas, y algo de democracia cuando los “capos” deciden elegir al “capo di tutti capi”, pero el resto de sus integrantes no tiene voz, y mucho menos quienes pagan las extorsiones. Un gobierno tiene normas escritas que establecen limitaciones al poder y procedimientos para la toma de decisiones. Los gobiernos suelen ser electos por una mayoría de los votantes y los gobernantes solamente pueden utilizar la violencia tan sólo para combatir a quienes la utilizan en contra de los ciudadanos.

En Argentina esas diferencias se están borrando. Un fiscal que denuncia al gobierno aparece muerto en condiciones más que sospechosas, en una trama que involucra a políticos, espías, agentes y, cómo llamarlos, dirigentes de grupos de presión callejera “amigos” del gobierno. Qué es lo que realmente ocurrió tal vez nunca se sepa, sobre todo si no se permite una investigación internacional y, como tal, neutra. Pero la conclusión que buena parte de la población saca es que el Estado se ha convertido en un instrumento de mafias que buscan proteger e incrementar sus patrimonios en lugar de proteger la vida y la propiedad de los ciudadanos.

Tal vez el 18 de febrero salgan a la calle a expresar esto, respondiendo a un llamado de algunos fiscales para honrar al fiscal Nisman, pero en verdad para expresar su repudio ante los sucios manejos de la política.

¿Generarán acaso un proceso de toma de conciencia sobre la importancia de las instituciones republicanas que se refleje luego en las elecciones generales de octubre, o será simplemente una protesta más y los votantes llegarán a esa instancia con la resignación de ser libres por un día, para elegir a quien luego ejercerá un poder sin control?

Este es tan sólo uno de los dilemas que la Argentina enfrenta. El otro, por supuesto, es el económico. Por el momento es menos dramático, pero tiene la capacidad de involucrar de forma negativa no solamente a un funcionario, sino a toda la población.

El resto del año nos traerá un aluvión de noticias en los dos campos señalados hasta aquí, aunque con más diversidad respecto a lo expresado. El gobierno se encontrará con una “batalla judicial” y con una “batalla contra los mercados”. En el primer campo las noticias se referirán principalmente al enjuiciamiento de algunos funcionarios y empresarios “amigos”; en el segundo reaparecerá la lucha contra la voluntad de proteger el poder adquisitivo corriendo hacia el dólar. Juicios y dólar, un final cantado para todo gobierno argentino.

Martín Krause
Profesor de Economía U. de Buenos Aires

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