Guía para ser un caballero (de estos tiempos)

<P>Hoy pocos saben definir cómo comportarse caballerosamente. Por eso, aquí una serie de consejos para entender el concepto del siglo XXI.</P>




La situación, aunque pudiera parecer amable, no se ve tan fácil. Antes, correr la silla o abrir la puerta del auto a una mujer era símbolo de cordialidad, de educación, en definitiva, de caballerosidad. Pero por estos días ese tipo de "atenciones" son de doble filo: hay quienes las agradecen, pero hay otras que las consideran un resabio machista que sería bueno extirpar.

Para ir con los tiempos, esta lista de consejos, basada principalmente en la serie de libros Cómo ser un Caballero, del autor John Bridges. La guía considera los cambios sociales que implicó la salida de la mujer al trabajo y el consecuente cambio de rol.

- Aunque viva solo, un caballero nunca toma directamente del envase (aunque quede "el conchito").

- Nunca debe contestar el celular o mandar mensajes de texto durante una película, el matrimonio de la mejor amiga de su mujer o el almuerzo familiar de domingo.

- Un verdadero caballero nunca da su número de teléfono, excepto si está seguro que devolverá el llamado.

- En una reunión de trabajo, nunca debe referirse a una mujer como "mi amor" o "linda", aun cuando quiera sonar divertido.

- Siempre pregunta cuando está perdido.

- Cuando come en un restaurante, un verdadero caballero sabe que la mantequilla que está en la mesa no es una ración personal: la unta con mesura.

- Sabe que no es bueno discutir cuánto se deja de propina al mesero y menos intentar tomar de una sola vez todas las monedas del vuelto.

- Si invitó a alguien a salir, sabe que tiene que pagar el total de la cuenta o, al menos, ponerse de acuerdo para hacerlo a medias. (Jamás va al baño en el momento que llega la cuenta).

- Un caballero no hace preguntas cuyas respuestas no le interesan.

- No hace un escándalo porque le "rebota" la tarjeta. Los gritos siempre dan beneficio a la duda del tipo "¿Estará buscando que yo pague?".

- Siempre lleva un pañuelo dispuesto a prestar, especialmente a una mujer llorando. (Idealmente, que no sea desechable).

- En un restaurante siempre debe dejar que la mujer ordene primero su plato. (Y no mira, a continuación, el precio de lo que pidió ella).

- Aunque le duela, un caballero siempre admite cuando está equivocado.

- Sabe qué vino pedir para cada ocasión y cómo reconocer si es bueno. (Después de todo, en los restaurantes aún se estila que el hombre pruebe primero el vino).

- Un caballero siempre abre la puerta a la mujer, excepto cuando carga las bolsas del supermercado.

- Sabe que si se atrasa y no puede cumplir con la hora de la reserva, tendrá que esperar su mesa sin alegar, sentado en el bar.

- Un caballero sabe que, cuando dejó de serlo, nunca más vuelve a serlo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.