Identifican fósil de 47 millones de años como el eslabón perdido en la evolución humana
<P>El esqueleto de un primate bautizado Ida fue hallado en Alemania y representa el punto de transición que dio origen a la línea evolutiva del hombre. Exhibe rasgos propios de los humanos como pulgares oponibles -característica que en el hombre permitiría el desarrollo de la escritura-, el hueso del talón y la estructura de los ojos.</P>
Perfectamente conservado, con restos de pelaje en su contorno y residuos de alimentos en la zona abdominal, es el fósil más completo jamás encontrado de un primate. Con una antigüedad de 47 millones, este espécimen hembra de 60 centímetros de largo y casi un kilo de peso fue presentado ayer en una conferencia de prensa realizada en Nueva York y a la que asistieron decenas de expertos y medios que presenciaron un anuncio clave para la ciencia: el hallazgo del primate apodado Ida, considerado como el anhelado eslabón perdido en la evolución humana.
Los científicos, dirigidos por el paleontólogo Jorn Hurum -del Museo de Historia Natural de la U. de Oslo (Noruega)-, habían guardado el secreto de este fósil hembra por meses. Recién ayer, y junto a expertos del Museo de Antropología de la U. de Michigan (EE.UU.), los científicos exhibieron el esqueleto fosilizado del primate más antiguo hallado hasta ahora y que está completo en un 95%.
Según los investigadores, Ida representa la pieza que faltaba del puzzle que une al grupo de primates que abarca a los humanos y simios con antepasados más distantes. "Ella está más relacionada con la línea humana, lo que la coloca en las mismas raíces de la evolución antropoide, cuando los primates comenzaban a mostrar rasgos que terminarían siendo propios de los humanos", señalaron los autores del estudio publicado en Public Library of Science y que será materia de un documental que será transmitido este lunes en EE.UU. por History Channel (aún no hay fecha definida para Chile).
"Cuando Darwin publicó su obra el 'Origen de las Especies' en 1859, explicó sobre la transición de las especies, pero nunca encontró especies de ese período, por lo que toda su teoría podría haber sido incorrecta. Hoy estaría muy contento si viviera cuando damos a conocer al mundo a Ida", manifestó Hurum en la conferencia.
Extensa investigación
Ida fue desenterrada por un cazador aficionado de fósiles en 1983 en Messel Pit, una cantera cerca de Darmstadt, Alemania, muy reconocido por el gran número de fósiles que se han encontrado en el lugar. El coleccionista la mantuvo en su casa durante 20 años, desconociendo su importante valor científico. Luego la vendió a Thomas Perner, traficante de fósiles, quien en 2006 ofreció la pieza en un millón de dólares al profesor Hurum en la Feria Anual de Fósiles y de Comercio Minerales en Hamburgo, Alemania. Hurum lo reconoció inmediatamente como un espécimen nunca antes visto y tras varios meses logró adquirir la pieza.
Los científicos investigaron en secreto los últimos dos años el hallazgo de fósil, analizando con riguroso detalle forense cada pieza. Los primeros análisis revelaron que se trataba de un primate de sexo femenino, al que llamaron Ida, apodo de la hija de Jorn Hurum, de seis años de edad.
Los expertos descubrieron que, en vez de garras, el primate tenía uñas como los humanos. Además, presenta pulgares oponibles, rasgo que la sitúa como uno de los primeros primates en desarrollar características propias de los humanos. Esta característica le permitía ejercer presión hacia la palma de su mano y trepar, mientras que en el hombre le permitió usar herramientas y desarrollar la escritura.
Por esto, Jens Franzen, experto en Messel Pit y miembro del equipo de investigadores, calificó a Ida como "la octava maravilla del mundo" y un fósil con el "cual normalmente los paleontólogos sueñan". Pese a que a simple vista es similar a los lémures actuales, no tiene rasgos típicos de ellos como la garra en el segundo dígito del pie y una fila fundida de dientes en su quijada inferior. Al contrario, Ida -cuyo nombre científico es Darwinius masillae- exhibe un hueso en el talón de su pie que parece "casi antropoide" dice Hurum, y que los humanos desarrollaron más tarde. Además, la estructura de sus ojos le permitía ver de forma similar a los humanos.
El primate vivió en el Eoceno, una época donde primaban los bosques tropicales, por lo que se cree que se alimentaba de frutos y semillas, y al momento de morir tenía cerca de nueve meses de edad. Actualmente, los expertos elaboran un modelo 3D del animal que permitirá estudiarlo más a fondo: "Aún no terminamos con este espécimen. Habrá muchos más estudios basados en Ida", agregó Hurum.
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