Iglesia y santidad

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Señor director:
Debido a lo ocurrido por el caso Karadima, algunas personas han afirmado "que no existen santos en la Tierra". Pero no hay duda de que sí los hay, y en la historia de la Iglesia encontramos un listado de ellos, una variada letanía de nombres que han testimoniado con su fe, virtudes e incluso con su martirio la fidelidad a Cristo y a su Iglesia.
No obstante, es precisamente la  Iglesia, una vez que tales personas han muerto, la que está llamada a pronunciarse sobre la santidad de un sujeto determinado. Si bien para canonizar a alguien la Iglesia recoge el testimonio de quienes lo conocieron, no es la opinión pública, que suele confundir popularidad con fecundidad y frutos con estadísticas, ni tampoco los más cercanos, los indicados para referirse a que un fulano "x" es un santo.
Un flaco favor se le hace a alguien cuando en vida se le "santifica" y se le sitúa sobre un pedestal. Digo esto con conocimiento de causa, ya que durante un par de años conocí por dentro la congregación de los Legionarios de Cristo y pude ver en los religiosos de la misma una "canonización" anticipada y errónea de su fundador, el padre Marcial Maciel.
Asimismo, como vecino de la parroquia El Bosque, he ido muchísimas veces a misa a ese templo y también pude observar una idealización excesiva del padre Fernando Karadima, en ambos casos cayendo en una veneración ingenua y a todas luces impropia por parte del círculo íntimo o de quienes rodeaban a estos sacerdotes.
Rodrigo Figueroa Weitzman

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