Isabel Allende: problemas de agenda y de lealtades

<P>En las últimas semanas ha cobrado fuerza en el PS el duro diagnóstico sobre la proyección presidencial de Isabel Allende. El terreno cedido a los otros abanderados oficialistas, producto de una tibia actitud de campaña, sumado al desencanto en sectores partidarios que apoyaron su gestión, complejizan el escenario de la principal carta del socialismo a La Moneda. </P>




El pasado lunes ocurrió una escena que ilustra el complejo ambiente al interior del Partido Socialista.

Fue en la comisión política realizada ese día que, en tono irónico, el diputado e integrante de esa instancia Juan Luis Castro interpeló al presidente de la Juventud Socialista, Francisco Melo, respecto de una imagen que inquietó en las filas del partido. La semana antepasada, el alcalde de El Bosque y primer vicepresidente del PS, Sadi Melo, se tomó fotografías con el senador independiente -y abanderado presidencial del Partido Radical- Alejandro Guillier, quien fue hasta la comuna de Santiago Sur a apoyar la repostulación del jefe comunal.

"¿Ustedes se vendieron?", le espetó Castro a Melo, hijo del alcalde de El Bosque, ausente en la reunión, según relatan fuentes presentes en la cita. Entonces, Melo explicó que ellos -la tendencia liderada por la familia Melo, Colectivo Identidad Socialista, facción que apoyó a la senadora Isabel Allende en la última elección partidaria que la llevó a la presidencia del PS- seguían apoyando el liderazgo presidencial de Allende, pero que también reconoció la legitimidad de que un abanderado de la Nueva Mayoría como Guillier apoyara a un candidato a alcalde del oficialismo.

La anécdota es relatada en la cúpula socialista como simbólica del desdibujamiento de los respaldos y lealtades. Un fenómeno que -subrayan las diversas corrientes internas- da cuenta de la pérdida de apoyos de la principal carta presidencial de la colectividad, Isabel Allende.

El diagnóstico en el socialismo es casi unívoco: Isabel Allende no logra marcar la agenda política ni menos liderar la competencia presidencial instalada en la Nueva Mayoría. Esto, teniendo como antecedente lo expresado por Allende y formalizado por el partido: resolver el dilema presidencial -candidaturas, itinerario y sucesión de la presidencia PS en caso de que Allende asuma su candidatura presidencial- solo después de las municipales del 30 de octubre.

Sin embargo, los porfiados hechos de la coyuntura se encaminan en la dirección contraria. El ex Presidente Ricardo Lagos ha protagonizado una intensa agenda -foros, lanzamiento de libros, despliegue territorial apoyando candidatos-, mientras que Guillier, en similares circunstancias, va concitando las simpatías del ala de izquierda del bloque de gobierno, particularmente en las bases del PC y PS.

"Isabel ni siquiera habla como candidata", es un comentario obligado en la dirigencia del partido. En este sentido, las fuentes agregan que, en el intertanto, Allende ha perdido tiempo valioso para protagonizar el debate presidencial del oficialismo. A modo de ejemplo, las fuentes coinciden en señalar que la senadora por Atacama no crece en las encuestas, precisamente porque el electorado no la percibe como una presidenciable.

Así, las fuentes que en la intimidad dialogan con la parlamentaria reconocen que ni en la privacidad Allende manifiesta una voluntad explícita de ser candidata presidencial. Ante lo que llaman "la contradicción vital" de la parlamentaria, dirigentes de la mesa partidaria sentencian que la definición presidencial del socialismo debe resolverse en la misma sesión del próximo comité central. Una forma de presionar y despejar las dudas de la timonel PS.

En todo caso, las fuentes advierten sobre los tiempos partidarios. En la directiva cobra fuerza la idea de fijar el próximo pleno para el mes de diciembre, como una forma de dejar espacio para remontar en las mediciones de popularidad. Un escenario que a Allende le acomoda, según fuentes del PS.

Otro antecedente se suma al complejo escenario de Allende: el distanciamiento entre las tendencias y figuras que respaldaron su candidatura como presidenta del PS.

Así, las fuentes apuntan a algunos integrantes de Nuestra Revolución desencantados con el diseño político de la senadora, además de sectores de Identidad Socialista y Grandes Alamedas. Acusan escasa incidencia en la definición de lineamientos y contenidos de la senadora, hegemonizados por los dos hombres de confianza de la legisladora: Andrés Santander y Leonardo Jorquera. Las quejas, en las que coinciden en acusar un "encapsulamiento" de Allende, han sido admitidas en privado por la diputada Maya Fernández (sobrina de Allende), los senadores Carlos Montes y Alfonso de Urresti, además de militantes que trabajaron activamente en la última contienda interna del PS, como Freddy Ponce, quien ejerció como encargado comunicacional de Allende mientras le disputó la jefatura partidaria al ex senador Camilo Escalona.

Una muestra de la desafección fue la suscripción del documento "El PS frente al Chile de hoy", articulado por el diputado Osvaldo Andrade, quien no ha ocultado su aspiración de volver a presidir el partido por un tercer período. El texto, firmado por cercanos a Allende, como Fernández, De Urresti y el diputado Manuel Monsalve, fue recibido con incomodidad por el núcleo duro de la senadora, donde se encargaron de comunicar la molestia. Esto, pues fue interpretado como una suerte de traición; Andrade respaldó a Escalona y no a Allende en la última elección interna del PS.

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