La carrera de la ministra que investiga el caso exonerados

<P>La jueza Mireya López indaga el presunto fraude por más de US$ 180 millones.</P>




La jueza Mireya López recorre el Centro de Observación y Diagnóstico Tiempo Joven, y analiza cada detalle de una habitación destruida por el fuego. La inspección busca recrear la forma en que tres menores murieron la madrugada del 1 de enero de 2001, en medio del siniestro que afectó al recinto dependiente del Servicio Nacional de Menores (Sename).

Tras años de litigios, la magistrada -entonces titular del Primer Juzgado Civil de San Miguel- resolvió condenar al Estado por no entregar el debido resguardo a las víctimas de 15, 16 y 17 años. El caso se transformaría en una de sus primeras investigaciones de alta connotación pública. "Es una persona responsable, con grandes cualidades humanas y criteriosa", asegura el actual presidente de la Corte de Apelaciones de Copiapó, Antonio Ulloa.

Doce años después de aquella escena del Sename, el nombre de Mireya López volvería a surgir públicamente, tras ser designada -en junio- por la Corte Suprema para investigar un caso prioritario para La Moneda: el presunto fraude al Fisco detrás del pago de pensiones a eventuales exonerados políticos, lo que, según sostienen en el gobierno, habría causado un perjuicio de US$ 180 millones.

A diferencia de 2001, López no asumiría el caso como jueza civil. Lo haría ostentando el rango de ministra en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, cargo al que llegó el 1 de febrero pasado, tras ejercer como relatora de la Corte Suprema y destacar en el Palacio de Tribunales por su perfil técnico y, según afirman fuentes judiciales, meticuloso.

El llamado

Hija de un oficial de la Secretaría de Carabineros -fallecido en 1997 por una fibrosis pulmonar- y una dueña de casa, Mireya López, de actuales 45 años, se tituló de abogada en la Universidad de Valparaíso, en 1993.

Su primer cargo en el Poder Judicial lo ocupó como jueza suplente del Sexto Juzgado del Crimen de esa ciudad, y luego se trasladó a Santiago, para asumir como relatora de la Corte de Apelaciones de San Miguel. Allí -aseguran fuentes judiciales- estrechó lazos con ministros que, a la fecha, integran la Corte Suprema, como Sergio Muñoz, Héctor Carreño y Rosa Egnem.

Tras su paso por la corte, se trasladó al Primer Juzgado Civil de San Miguel, donde permaneció más de 10 años.

Según sus cercanos, su carrera experimentaría un nuevo giro cuando, en septiembre de 2005, recibió un llamado desde la Corte Suprema, para ejercer -por 15 días- el cargo de relatora de la Cuarta Sala, que resuelve causas laborales.

Lucha contra el cáncer

Tras su paso por la Sala Laboral, López fue derivada a la Tercera Sala del máximo tribunal, donde relató causas como el recurso de protección contra el megaproyecto HidroAysén; acciones judiciales para detener la construcción de la termoeléctrica Castilla; el pago de millonarias indemnizaciones a los afectados por las casas Copeva, y el conflicto económico entre Chiletabacos y la tabacalera Philip Morris.

Fue en medio de la tramitación de estos casos, cuando, en 2009, la entonces relatora afrontó un cáncer. Según sus cercanos, tras ser operada en la Clínica Santa María producto de una apendicitis, el equipo médico le detectó un tumor en el apéndice. Terapias y constantes exámenes médicos la obligaron a alejarse de forma temporal del segundo piso del Palacio de Tribunales, de calle Morandé.

Su marido (abogado integrante de la Corte de San Miguel) y sus dos hijos fueron, según su entorno, su principal apoyo en esos días.

Tras su regreso a tribunales, la jueza postuló en noviembre de 2012 al cupo de la Corte de Apelaciones de Santiago, que se adjudicó luego de que jueces de la Suprema la nominaran por "razones de buen servicio".

Gloria Ana Chevesich, presidenta del tribunal de alzada -y quien antes fue relatora de la Corte Suprema, y luego asumió el caso MOP-Gate- asegura que López "es una persona muy bien calificada y profesional". Una opinión que es compartida por el ministro de Copiapó, Antonio Ulloa, quien destaca "su fuerza para superar la enfermedad que la afectó". Según cercanos, poco después de ser designada como ministra de la Corte de Apelaciones, se reunió con el ex supremo Adalis Oyarzún.

En ese encuentro, el otrora magistrado le obsequió el libro "El elogio de los jueces", escrito por el abogado y político italiano Piero Calamandrei.

El presente lo conserva en su despacho del tercer piso de avenida Pedro Montt, donde indaga -en forma reservada- las identidades y formas en que más de 3.000 personas habrían obtenido, sin contar con los requisitos legales para ello, beneficios monetarios del Estado, investigación de la que, el pasado viernes, integrantes del Ministerio del Interior se interiorizaron de sus avances.

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