La Cinta Blanca, la Alemania de los pequeños nazis
<P>El jueves se estrena el premiado filme de Haneke que indaga en el origen del nazismo, mostrando la violencia e impunidad que imperaban en un pueblo germano en 1913. </P>
Eichwald. Ese es el nombre del pueblo alemán donde transcurren los sombríos y lamentables incidentes de la película La cinta blanca. Todo sucede entre los veranos de 1913 y 1914, doce meses de castigos, crímenes y miedo en las vidas de unos niños campesinos que, 20 años después, probablemente votarán en masa por Adolf Hitler. Se trata de muchachos educados en el rigor y el látigo, sin orgullo alguno, habitantes de un apagado poblado del noreste de Alemania.
Bastante agua ha pasado bajo el puente desde que La cinta blanca ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2009 y ahora que el filme por fin se estrena en Chile la próxima semana, no se puede dejar de advertir el carácter de semilla de maldad que su director inoculó.
Ver a los severos habitantes de esa aldea en vísperas de la Primera Guerra Mundial opera como túnel del tiempo para observar cómo era la Alemania pre-hitleriana. El caldo de cultivo, según la película, era más fuerte en las zonas rurales, donde el cura, el noble y el doctor hacían que los aldeanos sintieran siempre miedo y odio a raciones iguales. Es más, los hechos criminales de La cinta blanca se asemejan a muchos actos similares ocurridos en Alemania en los años 20 y 30.
El filme de Haneke sufrió un traspié en marzo al no llevarse el Oscar a la Mejor Película Extranjera, seguramente porque no comulga con Hollywood . Al respecto, este director nacido en Munich y criado en Viena ha dicho: "Mis películas son instancias contra Hollywood. Hago un cine de preguntas y no de respuestas fáciles, de provocación antes que de consumo y consenso".
Las armas con que Haneke elabora sus "preguntas y provocaciones" son duras: en la trama, el hijo del barón sufre quemaduras en sus nalgas, el niño de la partera del pueblo (un muchacho con síndrome de Down) casi pierde la vista tras una golpiza, un campesino se ahorca, un granero es incendiado, una campesina muere al caer desde el molino, el doctor se rompe la clavícula al tendérsele una trampa en su propia casa. Sin embargo, nadie encuentra a los culpables de tamañas tragedias y la impunidad ronda en este entorno de tinieblas.
Esta película no sólo es una metáfora del nacimiento del nazismo ("siempre ha existido maldad en tre los hombres, pero no por eso somos todos nazis", dice el crítico estadounidense Roger Ebert), sino que como el propio Haneke afirmó al periódico austríaco Kurier, "La cinta blanca es acerca del origen de todo tipo de terrorismo, sea político o religioso".
La última cinta de Haneke es, además, la perfecta consecuencia de los trabajos anteriores de Haneke: La profesora de piano con su masoquista protagonista, Funny games y sus psicóticos personajes o Der rebellion, con un ex soldado de la Primera Guerra Mundial luchando por sobrevivir en las calles de Viena. Basada en la novela de Joseph Roth, esta cinta para la televisión es una prima no demasiado lejana de La cinta blanca y un ejemplo de que la preocupación por el origen del mal ya anidaba en el Haneke desconocido y sin premios de 1993.
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