La compleja vida familiar de Tutankamon
<P>Finalmente y tras más de un siglo comienza a dilucidarse el misterio tras la familia de Tutankamon. No fue hijo de Nefertiti como se pensaba, sino de una enigmática momia no identificada cuyos restos fueron hallados al interior de una misteriosa tumba en el Valle de los Reyes. </P>
En 1898, el aventurero francés Víctor Lloret descubrió en el Valle de los Reyes una pequeña tumba sin mucha suntuosidad que, los egiptólogos pensaban, sirvió como sepulcro temporal para al faraón Amenofis III, padre de Akenatón. Pero en su interior no estaba el cuerpo de ningún rey, sino dos momias que encendieron el misterio y la imaginación de los estudiosos del antiguo Egipto. Una, que aún lucía una frondosa melena negra, fue apodada "la Vieja Dama" y, la otra, recibió el apelativo de "la Joven Dama".
Transcurridos más de 100 años desde este hallazgo, nuevas investigaciones con ADN han permitido dilucidar el misterio de la identidad de ambas mujeres, revelando de paso una complicada historia familiar que involucra nada menos que al rey Tutankamon. Hasta ahora, algunas teorías sostenían que "la Joven Dama" podía ser la mítica Nefelbita, esposa principal de Akenatón y supuesta madre de Tutankamon. Pero el estudio genético reveló un árbol genealógico más complejo: la Joven Dama era en efecto la madre del rey, pero no era Nelfelbita, sino una hermana del padre de Tutankamon.
Los estudios, que fueron llevados a cabo en 2010 por el egiptólogo Zahi Hawas, fueron dados a conocer recientemente revelando detalles de la familia real egipcia que habían permanecido en el misterio hasta nuestros días. El estudio confirmó que el faraón Amenofis III fue el abuelo de Tutankamon, así como quiénes fueron su padre y su madre y también las enfermedades congénitas que padeció y la probable causa de su muerte.
La ambiciosa dama
Gracias a la información proporcionada por la genética se pudo determinar que la historia del misterioso rey niño del Valle de los Reyes comienza cuando su abuelo Amenofis III decide romper con la tradición de los faraones y casarse con una mujer que no tenía sangre real. Esta mujer, llamada Tya, ha sido descrita como de una belleza asombrosa e hija de una familia de poderosos terratenientes. Era ella quien realmente tomaba las decisiones durante el reinado de su esposo y ha sido descrita en diversos textos como "muy ambiciosa".
Hasta ahora su destino había sido un misterio, pero los análisis de los científicos egipcios permitieron determinar que la mujer en cuestión era, en efecto, "la Vieja Dama", quien había sido sepultada en esta tumba construida especialmente para la familia del faraón Amenofis III. La pareja real fue prolífica en su descendencia. Uno de sus hijos, Akenatón, llegaría a gobernar Egipto y su esposa principal fue la mítica Nefertiti. La historia dice que la belleza de esta reina era también sobrecogedora y que su carácter fuerte la convirtió en enemiga de "la Vieja Dama", con quien se habría enfrentado en numerosas oportunidades.
En 2003, la egiptóloga británica presentó una investigación donde se mostraba convencida de que esta momia pertenecía a Nefertiti, por lo que muchos expertos pensaron que se trataba también de la madre de Tutankamon, pero esta teoría era rechazada por otros estudiosos del antiguo Egipto. Y fue precisamente para comprobar a ciencia cierta si se traba o no de Nefertiti, que el equipo liderado por Zahi Hawas sometió a análisis de ADN a las momias en cuestión.
El misterioso Akenatón
Los análisis mostraron que "la Joven Dama" era en realidad la madre de Tutankamon, pero no se trataba de Nefertiti, sino de una hermana de Akenatón, cuya identidad permanece en el misterio. Lo cierto es que las relaciones entre hermanos eran una práctica habitual en las dinastías egipcias, que pensaban que esta era la única vía para mantener la pureza de sangre de los soberanos que regirían los destinos de Egipto.
Pero todavía hay quienes dudan de esta historia. Los restos que han sido atribuidos a Akenatón fueron hallados en 1907 por el arqueólogo británico Edward R. Ayrton en una tumba también enigmática, sin inscripciones, sin grabados y con la más absoluta austeridad. De hecho el sarcófago en su interior ni siquiera contaba con la máscara funeraria tradicional de los soberanos de la época. También se apreciaba que todas las inscripciones en el sarcófago habían sido borradas.
Por ello, las teorías apuntaban a que más que una tumba, se trataba de un sepulcro en el que se había querido ocultar los restos de una persona non grata. Como estaba datada entre el 1300 y el 1400 a. de C., los egiptólogos pensaron que debía tratarse de Akenatón, quien fue considerado un hereje en su tiempo por abandonar el politeísmo y centrar la adoración del reino en Atón, el dios del sol. Otras teorías, sin pruebas genéticas, han señalado que el padre de Tutankamon era Amenofis III, quien se comprobó en este estudio como su abuelo.
Los análisis genéticos de la famosa momia del rey niño mostraron también que padecía de labio leporino y que poseía un defecto congénito en sus pies, que le dificultaba el andar, todas condiciones genéticas heredadas en su familia. Junto con ello, Tutankamon no fue asesinado, sino que murió debido a las complicaciones de una fractura en la rodilla originadas por la malaria que padecía el soberano, una enfermedad común de la época y que ante la inexistencia de antibióticos, era una de las principales causas de muerte en el mundo antiguo.
La reconstrucción del rostos
Pese a ello, científicos que reconstruyeron el rostro del joven faraón en 2005 utilizando fotografías de alta resolución, captadas gracias a técnicas de tomógrafía computacional (CT), señalaban que existía un notable parecido de sus rasgos con los que exhibía la máscara de oro con que fue hallado en el sepulcro.
Se trató del primer estudio de este tipo jamás practicado a una momia y para realizarlo se analizaron cerca de 17.000 imágenes tomadas con esta técnica. La fisonomía de Tutankamon resultó ser la de un hombre de suaves rasgos, con mejillas abultadas y una barbilla redondeada. "La forma de la cara y el cráneo son impresionantemente parecidos a la famosa imagen de Tutankamon en edad infantil", dijo en ese momento Zahi Hawas tras conocer los resultados de la reconstrucción.
Pero este estudio también fue el primero que permitió descartar que la muerte del joven faraón hubiese sido el resultado de un crimen realizado mediante un golpe en la cabeza, como muchos estudiosos pensaban. Fue aquí cuando se detectó la herida en la rodilla que ahora se comprueba causó la muerte del mítico soberano egipcio.
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