La globalización de los arquitectos chilenos
<p>El fin de semana pasado Pedro Alonso y Hugo Palmarola obtuvieron el León de Plata en la Bienal de Arquitectura de Venecia. En dos semanas más Smiljan Radic inaugurará un prestigioso pabellón de arquitectura en Londres. Recientemente Elemental ganó un concurso para construir la Bolsa de Teherán. La arquitectura chilena pasa por un período interesante afuera y adentro del país. El <i>Financial Times</i> lo describe en este artículo. </p>
La arquitectura chilena vive un momento único. En marzo, la galería Serpentine de Londres, anunció que el pabellón de este verano 2014 será diseñado por Smiljan Radic, un chileno de 48 años. En enero, la oficina Pezo von Ellrichshausen fue seleccionada por la Real Academia de Artes de Londres para participar en la exhibición Sensing Spaces (Sintiendo espacios). Alrededor del mundo muchos otros arquitectos chilenos están diseñando edificios residenciales, comerciales y gubernamentales: Elemental, oficina fundada por Alejandro Aravena y con sede en Santiago, ganó una competencia en sociedad con el VAV Studio de Irán para crear la Bolsa de Valores Iraní en Teherán; Teresa Moller trabaja en proyectos en China y Australia y Mathias Klotz (en colaboración con Rodrigo Duque Motta) está creando dos edificios de más de 80 mil metros cuadrados cada uno en Zhengzhou, China.
Al referirse a la designación de Radic, Julia Peyton-Jones, directora de la Galería Serpentine, afirmó: “Estamos emocionados de que Smiljan Radic haya diseñado el pabellón de este año; él es un protagonista clave de la impresionante explosión arquitectónica en Chile”.
Tal vez suene demasiado eurocéntrico considerar este como un momento particularmente potente de la arquitectura chilena. Después de todo, el país ha sido letrado en esta área desde hace mucho tiempo. Tiene cerca de 44 escuelas de arquitectura para una población de casi 18 millones. En comparación, Gran Bretaña tiene cerca de 50 para 64 millones de habitantes. Pese a ello, hay pocas dudas de que el aumento del interés global refleja una madurez de los estudios chilenos, tanto en el exterior como en el mercado doméstico.
Hasta hace poco, los arquitectos de ese país eran más conocidos porque construían segundas viviendas impresionantes en la costa o zonas rurales. A pesar de los altos niveles de urbanización (casi 40% de los chilenos viven en el gran Santiago), las ciudades del país a menudo resultaron postergadas. “Durante los últimos 20 años, los arquitectos abandonaron nuestras ciudades”, dice Juan Pablo Corvalán, del estudio Supersudaka en Santiago. “Toda la arquitectura interesante tomó forma fuera de la ciudad y la contemporánea era sólo para la elite”, agrega.
Por primera vez en una generación, el foco ahora se vuelve hacia los espacios urbanos de Chile.
Klotz es uno de los arquitectos más conocidos del país. Ha diseñado edificios en Argentina, China, El Líbano y España, y sus proyectos residenciales son vistos como hitos claves en la historia de la arquitectura chilena.
Tras la caída de Augusto Pinochet, él fue el primero que adoptó el diseño con cubos blancos simples y contemporáneos tal como ocurre con la Casa Once Mujeres, una residencia de veraneo ubicada en la ladera de una duna en la comuna de Zapallar y que tiene vistas impresionantes de la playa y el mar desde sus habitaciones. Durante muchos años, Klotz se dedicó casi exclusivamente a hacer segundas viviendas para chilenos con recursos, pero hoy trabaja en ciudades. Actualmente tiene un gran proyecto en Valparaíso, el que involucra convertir un antiguo hospital y diseñar siete edificios adicionales. Las residencias serán creadas dentro de los límites del área urbana existente y, por lo mismo, serán más pequeñas que las de sus anteriores proyectos: los departamentos van entre los 35 a 90 metros cuadrados y las casas entre 160 a 210.
Klotz también está diseñando 200 casas y los espacios públicos alrededor para Singular, una urbanización en las afueras de Santiago. Las primeras 50 propiedades, que van a tener un precio de alrededor de un millón y medio de pesos por metro cuadrado, estarán terminadas en diciembre. Los diseños son arquitectónicamente interesantes y muestran la preferencia que siente Klotz por las estructuras simples. “La constructora Socovesa quiere mejorar la calidad de su oferta y ahora apunta al segmento más alto que es muy competitivo”, dice Klotz. “Por eso es que, tras años de trabajar con sus propios arquitectos, la empresa optó por nombres reconocidos”.
Otros arquitectos también trabajan en proyectos urbanos. El estudio RuizSolar, con sede en Santiago, está planificando un edificio de seis pisos y 19 apartamentos en Las Condes. El diseño integra jardines en cada piso: “El cliente apunta a un mercado de lujo; esperamos que cada departamento se venda en un millón de dólares”, dice el arquitecto Matías Ruiz.
Este creciente foco en las zonas urbanas está impulsado parcialmente por la propia demanda. El boom de la minería y la explotación de otros recursos ha hecho que el producto interno bruto suba a unos ocho millones per cápita, mientras que los créditos hipotecarios se han expandido y el valor de los terrenos en algunas de las áreas más ricas de Santiago ha subido casi 30% en los últimos dos años.
Claudia Pertuzé es directora de Ediciones Puro Chile, que en 2013 publicó el libro Blanca Montaña: arquitectura en Chile. “Hoy la población en Chile es más educada y menos conservadora. Nuestra historia de producción de segundas viviendas de alta calidad con un fuerte perfil de autor ha sentado las bases para un aumento de los encargos en las áreas urbanas”, dice. Klotz concuerda. En su proyecto santiaguino, 12% de las casas fueron vendidas en verde, todo un récord para la constructora a cargo.
“Los consumidores se están volviendo más sofisticados y demandan más que sólo metros cuadrados en sus casas”, dice Klotz. Sin embargo, algunos arquitectos creen que este foco tiene sus desventajas. “Los proyectos en nuestras ciudades son generados principalmente por constructoras que, naturalmente, tienen un enfoque comercial”, dice Eduardo Castillo, un protegido de Radic. “Como resultado, la arquitectura de buena calidad sigue siendo una excepción en las ciudades chilenas”, agrega.
Mauricio Léniz, fundador junto a Mirene Elton, de Elton y Léniz, un estudio que funciona en Santiago hace 20 años, concuerda con Castillo y dice que la normativa de planificación es pobre y está poniendo trabas al desarrollo. “Nuestras leyes de planificación urbana son muy limitadas. No existe una autoridad central en Santiago y el concepto del espacio público recién está naciendo. Las empresas se mueven por los costos, existen muy pocos edificios protegidos y se puede demoler y reconstruir incluso en áreas patrimoniales. Se ven algunos proyectos terribles”, dice.
HLPS Arquitectos es un estudio joven que se hizo famoso cuando reemplazó al renombrado arquitecto italiano Renzo Piano en el diseño del Parque Cultural de Valparaíso. Entre otras cosas, el grupo -formado por Jonathan Holmes, Martín Labbé, Carolina Portugueis y Osvaldo Spichiger- trabaja hoy en un proyecto habitacional llamado Ochoalcubo, en Los Vilos, integrado por 16 casas, ocho diseñadas por arquitectos japoneses y ocho por chilenos. Cada casa es visualmente diferente: algunas tienen líneas simples y formas geométricas, otras tienen inmensas curvas de concreto. Un diseño parece colgar entre las rocas, otro usa madera y vidrio para mimetizarse con una ladera. El proyecto quiere entregar armonía arquitectónica a partir de una selección limitada de materiales. Las primeras casas empiezan a construirse en julio y sus precios oscilarán entre 1,5 y 2 millones de dólares. Dos de las 16 casas ya están vendidas.
Ochoalcubo fue concebido para mostrar que la buena arquitectura puede darle valor real a las iniciativas urbanas. “Muchos proyectos en los suburbios de nuestras ciudades imitan diseños de lugares con realidades distintas a la nuestra, con clichés estilísticos y resultados que muchas veces se apartan demasiado de la buena arquitectura. A menudo, la arquitectura es considerada como un costo que debería ser evitado o plagiado si es posible”, comenta Eduardo Godoy, líder del proyecto Ochoalcubo.
América Latina es un continente cada vez más urbanizado. Según Naciones Unidas, casi 85% de los latinoamericanos viven en ciudades y en 2050 ese número habrá superado el 90%. Chile es sólo uno de los países que lucha con los desafíos de la urbanización, el rápido crecimiento económico y leyes de planificación que históricamente han sido débiles. Los arquitectos tendrán un rol importante para que las ciudades sigan siendo habitables en el futuro.
Mauricio Pezo, fundador y socio de Pezo von Ellrichshausen, resume los desafíos que existen por delante: “Nuestra falta de una historia urbana prominente y de edificios valiosos podría entenderse como una forma de libertad, pero nosotros la vemos como una enorme responsabilidad para el futuro”.
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