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La hoja de vida del teniente Mallea

<P>En sus primeros años en la Fach, Juan Pablo Mallea tuvo malas calificaciones, las que fue mejorando. El 2011, meses antes del accidente en Juan Fernández, había sido su mejor etapa.</P>




"Si necesita apoyo para bajar el estrés durante la app (control de aproximación a la pista) debe pedirlo", escribió el comandante Marcelo Flores sobre el desempeño del teniente Juan Pablo Mallea en un Casa 212, realizado el 12 de marzo de este año. El vuelo fue calificado como "bueno" y obtuvo una nota de 86,7%, una de las mejores en su carrera.

Entre las observaciones de Flores, que por reglamento sólo se refieren a los problemas detectados, también se señala que "falta agresividad en la corrección de errores", y que "debe planificar aspectos básicos del vuelo como el peso y performance en el ascenso". Agrega que "la repetición de misiones ha permitido mejorar el rendimiento del calificado, lo cual debe alcanzarse por medio de mayor y constante preparación en tierra".

Esta última frase de su instructor es un reflejo de lo que fue la carrera del fallecido teniente, quien supuestamente pilotaba el Casa 212 de la Fuerza Aérea de Chile (Fach) que se estrelló el 2 de septiembre, en la isla Robinson Crusoe, dejanto 21 víctimas fatales.

Sus notas y evaluaciones han sido motivo de discusión esta semana, luego que se conocieran las malas calificaciones obtenidas el año 2008. El miércoles, el general Wolfram Celedón, jefe del Estado Mayor de la Fach, señaló que no se podía cuestionar toda la carrera de Mallea basándose en las notas de sus primeros años. Defendió la capacidad del piloto y confirmó que reprobó algunos cursos, agregando que luego los aprobó, dentro de los marcos del reglamento y sin privilegios.

Jaime Moraga, abogado de la familia del cabo primero Eduardo Estrada, quien murió en el accidente, cuestionó a la Fach, por "dejar que Mallea pilotara el Casa teniendo tan bajo desempeño. No es una crítica en su aspecto humano, es sobre las falencias gravitantes en su formación que nunca desaparecen. Es inconcebible que un piloto no sepa multiplicar".

Su hoja de vida -a la cual La Tercera tuvo acceso- da cuenta de un irregular desempeño, que tiene sus peores momentos el 2008, pero que va mejorando, hasta alcanzar buenos niveles el 2011.

En todas las etapas se deja constancia de los errores detectados, los que -según los registros entregados el lunes por la Fach al ministro en visita Juan Cristóbal Mera- van desapareciendo. No obstante, la falta de rapidez para corregir errores, los problemas de lenguaje, el nerviosismo y las dificultades con la lectura de cartas de vuelo y el manejo instrumental son aspectos que se repiten.

A un año de haber ingresado a la Escuela de Aviación y con 20 años, el teniente Juan Pablo Mallea inició, en marzo de 2006, su primer curso práctico a bordo de una aeronave T-35 Pillán. La instrucción duró hasta diciembre de ese mismo año y su desempeño fue irregular. Según consta en el informe de rendimiento, el alumno tuvo dificultades "específicamente en la fase práctica".

Dentro de las competencias profesionales que se evaluaron, tanto su capacidad de comprensión como de análisis y decisión, y la facilidad en la ejecución de las maniobras son calificadas como "bajo lo normal". Pero ello no fue impedimento para que Mallea, en el lugar 19 de un total de 21 alumnos, aprobara el curso, con un 84,65%, muy por sobre el 75% que como mínimo exige el Reglamento de Evaluación de la Fach para aprobar los cursos teóricos y prácticos. Según la tabla oficial de conversión, esta nota corresponde a un 4, en escala de 1 a 7.

El Consejo de Instructores que lo evaluó ese año constató que, en el plano teórico, Mallea tuvo un desempeño en la media del curso, pero que en lo práctico, su rendimiento "inicialmente presentó falta de agresividad y agilidad cognoscitiva". Sin embargo, el mismo informe indica que el alumno superó esas debilidades y que "presentó uno de los rendimientos más bajos del curso".

La siguiente fase de su carrera se inició en febrero del 2007, en el grupo N° 5, ubicado en la Tercera Brigada Aérea de Puerto Montt. Allí, el entonces alférez Mallea realizó el curso de vuelo con instrumentos para pilotar un Cessna, el que finalmente aprobó en agosto, con un 79,48%. La evaluación de esa etapa indica que Mallea fue evaluado con una competencia "por sobre lo normal" en su actitud hacia el estudio y en el reconocimiento de sus limitaciones. Todo lo demás es calificado como normal.

A la hora de expresar sus apreciaciones, el Consejo de Instructores indica que el alumno tuvo un desempeño dentro del promedio y que en la fase práctica presentó casos de bajo rendimiento, "debido principalmente a inmadurez y falta de autoconfianza". También se reconoció un cambio de actitud y un esfuerzo para corregir sus limitaciones.

La Fach entregó a Mera dos pruebas escritas de ese mismo año. Una de ellas es un examen de procedimientos de vuelo básico, que Mallea aprobó con un 99%. La otra es una prueba de instrumentos de vuelo, aprobada con un 76%.

"El piloto se familiariza en muy buena forma con las técnicas y procedimientos normales en el avión", fue la evaluación que obtuvo Mallea en su primer vuelo de instrucción del año 2008. Se trataba del inicio de la etapa de transición para navegar los Twin Otter.

Dos días después, en el segundo vuelo, obtuvo 75%. El 17 de marzo, el puntaje bajó y obtuvo su primer "deficiente" del año.

Estos altos y bajos dieron la pauta de lo que sería su carrera desde esa fecha en adelante, con rendimientos irregulares. Ese mismo año, aún en Puerto Montt, Mallea obtuvo su mejor y su peor puntaje: un 90% el 19 de marzo y un 61,81% en septiembre.

Según los registros de la Fach, Mallea realizó 66 instrucciones de vuelo y simulador, obteniendo calificaciones de "bueno" en más de 30, "deficiente" en 19 y "excelente" en cinco. Ese año, además, reprobó en tres oportunidades sus exámenes escritos y fue autorizado para repetirlos, según consta en su informe de rendimiento.

Lo mismo ocurrió con algunos vuelos, que pudo reiterar gracias a la autorización expresa del entonces jefe de la Tercera Brigada Aérea, general Hugo Peña. Esta situación fue cuestionada ante el ministro Mera por el instructor Maurico Solano, quien declaró que Mella debió reprobar sus cursos en lugar de haber obtenido nuevas oportunidades. La Fach y Peña salieron al paso de este testimonio judicial, señalando que los procedimientos permiten dar segundas chances y descartando cualquier tipo de presión al respecto.

Según los informes oficiales, los errores de Mella entre mayo y octubre estuvieron a punto de truncar su carrera.

"Falta de estudio. (...) No se sabe las tablas de multiplicar por lo que no es capaz de calcular en buena forma su vt (velocidad terrestre). Esto es básico tanto para un piloto como para un niño de tercero básico (...). Alumno que presenta la actitud de un niño para ejecutar su misión, se asusta cuando el instructor le dirige la palabra", escribió el 24 de junio el teniente Guido Pol.

El mismo instructor le criticó no conocer el código morse una semana después -"se limita sólo a escuchar un pito"- y el 2 de julio lo reprobó: "Alumno no cumple con los objetivos mínimos para esta misión. (...) Presenta problemas de toma de decisiones, de control de su avión y de estudio de los procedimientos (...) a estas alturas estos errores no se debieran presentar".

El 11 de julio, Mallea repitió el examen y obtuvo un 78,57% en un vuelo calificado como "bueno". El 24 de julio obtuvo una buena evaluación, pero se le advirtió: "Para ser la primera hora en bajo nivel, debe tener un poco más de apego a la vida", en relación con su baja altura al volar. Luego vino una decena de vuelos con rendimientos diversos hasta que el 19 de agosto Solano lo reprobó.

Días después, el instructor Fernando Marín volvió a evaluarlo: "Se le explica el funcionamiento de los distintos switchs y galletas, pero no le da el maní para aplicarlo". El mismo instructor lo evaluará semanas más tarde: "Se bloqueó totalmente en realizar simples pruebas de motor, imagínese lo que sucede en vuelo. No puede equivocarse. Los errores en aviación son fatales". Marín también cuestionó su vocación: "Demuestra poco interés y compromiso con las actividades de vuelo, además de tener pocas condiciones (...). No se nota que estudie, aproveche la oportunidad que le están dando, su carrera está en juego".

En el vuelo siguiente, el mismo instructor lo aprobó con 75%, pero dejó una observación sobre su modo de hablar: "Cumple con el mínimo requerido (...) mejor que en misión anterior, muy buena preparación y conocimiento de la carta. (...) Debe mejorar su expresión y modular mejor, parece que estuviera borracho".

Las evaluaciones dispares siguieron. En septiembre registra un vuelo "bueno" y otro "deficiente", hasta llegar a octubre, donde Mallea comienza su repunte. "Notable mejora en todos los parámetros", dice la evaluación donde obtuvo 12 mediciones "excelentes", 18 "normales" y una "deficiente".

Las cosas fueron mejorando con cuatro vuelos "buenos" y dos "excelentes" a comienzos de noviembre, pero había problemas no resueltos. "A pesar de tener buen desempeño (...) comete errores que ya estaban superados", dice la evaluación del teniente Díaz, el 17 de ese mes.

Al día siguiente, Mallea cerró el año con un vuelo donde obtuvo 80%.

En su evaluación anual, el comandante Walter Fornet resumió así el período: "Alumno que aprueba con el CTT (Curso Táctico de Transporte) en forma satisfactoria. Rendimiento inicial bajo la media que sube con asistencia y ayuda adicional. La progresión de vuelo presentó diferencias significativas entre el rendimiento inicial y final". Aprobó con un promedio de 77,75%.

Después de los Twin Otter, Mallea pasó a los aviones Casa 212 y los Piper en la Base Aérea de Cerro Moreno, en Antofagasta, realizando -según los registros aportados por la Fach- 19 instrucciones el 2009: 16 calificadas como "buenas" y sólo una como "deficiente", justamente en el vuelo de un Casa.

Su informe final -elaborado por el Consejo de Instructores- le dio una nota final de 81,4%: "Alumno que presenta un desempeño normal en el curso, demostrando una buena disposición hacia la instrucción, sobre todo en la etapa teórica".

El 2010 siguió pilotando Casas, con resultados buenos y malos. Ese año estuvo 104 días sin volar, por realizar un curso teórico. En noviembre, al retomar la práctica, reprobó la instrucción de un Casa. Se le cuestionó su desempeño en mantener la altura y la velocidad, en la seguridad del vuelo, la manera de enfrentar viento cruzado y en los conocimientos teóricos.

El 14 de diciembre rindió otra prueba en una de estas aeronaves y obtuvo un 84,28% en un "vuelo bueno", casi sin observaciones negativas. Al día siguiente dio dos exámenes en un Casa 212, obteniendo uno "bueno" y otro "reprobado".

Su desempeño a comienzos del 2011 fue parejo, con sólo buenas notas. En enero obtuvo su licencia de piloto de Piper y hasta junio registra resultados por sobre el 82%. En marzo dio la prueba donde el instructor Marcelo Flores le recomendó pedir ayuda en caso de estrés, pero lo calificó positivamente.

En el informe final, fechado el 31 de julio de este año -32 días antes del accidente en Juan Fernández-, Mallea es considerado con una capacidad de análisis y de decisión de vuelo "sobre lo normal" y que "posee gran sentido de cooperación y compromiso hacia actividades de vuelo y que junto con la mejora en el análisis y decisiones en vuelo, lo perfilan de buena manera para ser comandante de aeronave en el futuro".

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