La moda de las pulseras de colores invade las fiestas en Chile
<P>No son un accesorio más: indican la disposición y los límites que ponen los jóvenes en una noche. Lejos de la connotación sexual que tiene en Estados Unidos, país donde nació esta moda, acá busca ser un gancho para un público que pide fiestas innovadoras.</P>
Un flyer que le llegó por Facebook le advirtió a Fabiola (22) de una nueva modalidad en carrete: las fiestas semáforo, donde el uso de pulseras o poleras de colores retrata el "estado civil" y la disposición que tienen los jóvenes esa noche. A Fabiola le tincó: armó un grupo de amigas y partieron el pasado jueves a la ex Fábrica, en el barrio Bellavista. A la entrada del local eligió la pulsera amarilla, que significa "disponible por la noche", algo así como "estoy pololeando, pero hoy quiero pasarlo bien". Las otras opciones eran los colores verde (soltero y dispuesto a todo) y rojo (comprometido). "Elegí la amarilla, aunque no estoy pololeando. ¿Si me resultó algo? Sí. Enganché con un tipo", cuenta y se ríe. "Lo encontré súper entretenido. Sirve para conectarte con gente que esté en tu misma parada".
La fiesta "Un shot de amor" del jueves llenó los tres pisos de la ex Fábrica, cuenta Tomás Arriagada, uno de los organizadores de la fiesta que apuntó a universitarios de entre 18 y 22 años. "Cuando la promocionamos la gente encontraba súper chora la idea o incluso ya la conocían", dice.
Se trata de una nueva tendencia que nació en Estados Unidos hace más de cinco años, donde los adolescentes usan las jelly bracelets o pulseras sexuales en la muñeca o tobillo para dejar claro hasta dónde están dispuestos a llegar. Con las pulseras crearon un juego conocido como "snap" (romper), en la cual un chico le arranca a una niña una pulsera cualquiera y según el concepto asociado al color se ponen los límites a los que se quiere llegar esa noche.
"En Estados Unidos agarró más fuerte, pero la gracia de las fiestas de pulseras acá es crear un cuento entretenido de por medio más que algo en el ámbito sexual. Es un cuento más inocente", explica Nicolás Garat, productor de Gen Eventos.
En regiones también se han visto las pulseras de colores desde hace unos tres años. "La idea pega, porque a los jóvenes ABC1 les gustan las fiestas con conceptos, les atrae ver cosas distintas e innovadoras en las fiestas", cuenta Garat. Y los colores permiten establecer condiciones previas. "Si una niña se pone una pulsera de comprometida, seguramente no la van a 'jotear'. La que usa una pulsera amarilla seguro está buscando una cosa más entretenida", comenta.
Las pulsera podrían ser la salvación para muchas mujeres que no les gusta bailar con desconocidos o que quieren ahuyentar a los 'jotes'.
Juego e inmediatez
Las pulseras no son sólo un añadido a las fiestas, sino un reflejo de lo que buscan los jóvenes. "Responde al ritmo actual, en donde prima obtener placer de manera rápida", comenta Edmundo Campusano, director de la Escuela de Sicología de la Universidad Central, pues puede que estos accesorios acorten el proceso de conquista al evitar intentar algo con alguien comprometido. "Es probable que quienes asistan no busquen encontrar parejas estables", complementa.
Fabiola no cree que por estos lados la idea tome el mismo vuelo que agarró en Estados Unidos, donde incluso los colegios están preocupados. "La cultura es diferente, somos mucho más cartuchos", dice. "Y tampoco vas con esa idea. Si te resulta algo entretenido, bien; pero si no, tranqui no más".
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