La transformación de Michael Douglas para encarnar a Liberace

<P> El actor recurrió a un doble de manos y maquillaje para protagonizar <I>Behind the candelabra,</I> ganadora de 11 premios Emmy.</P>




La primera vez que el director Steven Soderbergh habló con Michael Douglas sobre la posibilidad de encarnar al famoso pianista Liberace -en el telefilme que se estrena hoy, a las 18.50 horas, por HBO (señal 34 VTR y 630 Movistar)- fue en el año 2000, cuando ambos estaban filmando Traffic. Pero recién en 2011 el proyecto comenzó a tomar forma, tras reclutar al productor Jerry Weintraub para que comprara las memorias de Scott Thorson, interpretado por Matt Damon, el joven amante de Liberace, llamada Behind the candelabra: my life with Liberace. "En el telefilme te pones una máscara que te permite hacer lo que quieras. No me toca hacerlo muy seguido. Mis películas generalmente intentan sacarte el maquillaje y mostrar tu interior", explicó Douglas sobre el atractivo que le generaba el personaje.

Para encarnar al extravagante artista, Douglas apeló al recuerdo que tenía cuando se cruzó con Liberace en Palms Springs: "Un Rolls-Royce convertible se estacionó a nuestro lado. Era un día con mucho sol y ¡oh Dios mío!, los destellos rebotaban desde sus joyas de oro y anillos de diamantes. Su pelo estaba perfectamente peinado. Por supuesto, sabíamos que estaba usando una peluca", contó en una entrevista. Además, se utilizaron efectos especiales para las tomas en que Douglas estaba tras el piano, insertando la cabeza del actor en el cuerpo de Philip Fortenberry, un pianista entrenado en la música del artista.

Es que Liberace era un personaje en sí mismo, que se convirtió en los 50 en la estrella mejor pagada del espectáculo, que hechizaba a las mujeres con sus apariciones en la recién estrenada televisión. El candelabro sobre el piano, que da pie al nombre de la película, las melodías alegres y su mirada insistente hacia la cámara -técnica televisiva que, según decía, inventó él-, hacían creer a la audiencia femenina que les hablaba a ellas. Pero la prensa británica lo detestó: "Es la cumbre de lo masculino, lo femenino y lo neutro", escribió Walter Connor, del Daily Mirror, quien remató la nota con una sentencia fatal: "Liberace es el vómito sentimental más grande de todos los tiempos".

La historia terminó en la corte. El músico estadounidense no toleró que se lo acusara de homosexual y no sólo porque podría terminar en la cárcel. Era un católico devoto que, sobre todo, no soportaba la mala fama. El telefilme, que fue parte de la competencia del pasado festival de Cannes, funciona como reivindicación para ambos artistas. Soderbergh logra contar la historia del hombre tras las luces -consiguiendo el récord de sintonía para una película en HBO, con 2,4 millones de espectadores en Estados Unidos-, y, al mismo tiempo, le permitió a Douglas volver a la actuación después del cáncer diagnosticado en 2010. "Que este proyecto llegara justo cuando te estás preguntando si todavía tienes una carrera... fue algo que te permite mirar hacia el futuro", confesó durante el evento fílmico. Por su rol, obtuvo el Emmy a Mejor Actor en una película o miniserie de televisión.

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