Las claves para identificar al empleado conflictivo

<P>Las organizaciones están valorando a quienes expresan ideas novedosas, siempre que sean bien fundadas y canalizadas por las vías de comunicación establecidas por la empresa. Lo contrario deteriora confianzas y puede crear un mal clima laboral.</P>




¿Cuál es uno de los principales temores cuando llega una persona nueva a la oficina? Desde el punto de vista de un profesional con mucha personalidad, el llegar a ser considerado conflictivo. Desde el punto de vista de los empleadores y de los compañeros de trabajo, que realmente lo sea.

El calificativo puede ser más o menos injusto, pero lo cierto es que quien es tildado de esta forma -en general porque presenta un comportamiento que afecta el buen clima laboral- puede ver truncadas sus posibilidades de desarrollo en una organización.

Si bien ello tiene mucho que ver con la cultura y las características de la empresa, a nivel general las conductas inapropiadas se relacionan con hablar a espaldas de los demás, mostrarse permanentemente insatisfechos en relación con diferentes temas y expresar puntos de vista negativos, sin considerar los canales adecuados para emitir sus opiniones en vez de recurrir a una vía oficial.

"Otra característica de alguien que es considerado conflictivo -señala Yael Sescovich, mánager de Page Personnel- es que filtra la información que maneja gracias a su rol dentro de la empresa".

Se trata de actitudes capaces de interrumpir el ritmo normal de trabajo, que hacen difícil la comunicación y que pueden llegar a incomodar a compañeros y superiores. Finalmente, esto impacta en el clima laboral y provoca una baja del entusiasmo del equipo de trabajo, a partir de una actitud negativa hacia la organización y hacia el grupo.

"En este sentido, el rendimiento puede verse afectado. Cuando hay trabajadores más comprometidos y satisfechos, en cambio, estos realizan mejor su labor y se alcanzan mejores índices de productividad", dice Paloma Alvear, senior psychologist de Randstad Chile.

Decir lo que se piensa

Lidiar con empleados difíciles implica un desafío tanto para un gerente o un líder experimentado, como para alguien de menor expertise, debido a la complejidad que involucra llegar a acuerdos y tratar con personas de diferentes caracteres.

Incluso es frecuente que existan trabajadores conflictivos, pero eficaces, en cuyo caso la empresa tiene que colocar en la balanza el aporte de esta persona a los objetivos de la compañía, y por otro lado, las consecuencias que provoca su personalidad a nivel de clima organizacional y del trabajo en equipo.

"Es probable que muchas empresas consideren que la eficiencia es irrelevante frente a una actitud que afecta el ambiente laboral y hace descender el rendimiento de quienes le rodean. Este punto dependerá de la naturaleza del trabajo, del nivel de interacción que implica el cargo y de la política y cultura de la compañía donde se desempeñe", considera Paloma Alvear.

Otra arista es el temor de muchas personas a expresar lo que piensan por temor a ser catalogados como conflictivos. Para los expertos, sin embargo, dar cuenta de ideas diferentes no tiene que ver, necesariamente, con ser un empleado complicado, en tanto el clima interno no se vea impactado a nivel de las relaciones grupales. Al contrario, las organizaciones han ido comprendiendo la importancia de que sus trabajadores planteen iniciativas nuevas e innovadoras, por el aporte que esto puede significar para el funcionamiento del negocio.

"Si el profesional explica por qué no está de acuerdo con una postura, siempre será valorado", cree Yael Sescovich. Pero debe considerar que tiene que fundamentar su perspectiva cumpliendo con los plazos y prioridades dentro de sus labores. "De ese modo será considerado como un aporte relevante a la estructura de la empresa. Mientras mayor madurez se entrega de la visión del negocio, mejor imagen se dejará", acota la ejecutiva de Page Personnel.

A juicio de Carla Fuenzalida, directora ejecutiva de CF+Partners, un buen empleado es aquel que hace sus labores en forma proactiva, siempre tratando de hacer que las cosas pasen, orientado a objetivos, capaz de aportar al equipo y con capacidad de dar una vuelta de tuerca al trabajo de forma tal de ir adaptándose continuamente.

"En ese contexto, los yes man no son valorados, porque un profesional que no se atreve a decir lo que piensa no tiene, en definitiva, opinión. Por lo tanto, no tiene peso específico y su aporte es menor en todo sentido", agrega Fuenzalida.

Desde esa perspectiva, alguien conflictivo es quien pierde el objetivo al decir lo que piensa de forma agresiva (en cualquier forma ) y genera un ambiente que no propicia aporte alguno a la organización.

Consecuentemente, las organizaciones deberían fijarse en los empleados que presentan una actitud que implique avances en el logro de los objetivos colectivos y el compromiso del grupo, y sospechar de aquellos que solo buscan agradar sin jugársela por una idea, o bien, evaden los canales oficiales para expresar sus ideas o buscan una instancia que les permita tener toda la atención del superior.

Los conflictivos, además, suelen ser incapaces de mostrar buenos fundamentos al expresar una opinión y caen en elementos subjetivos, sin argumentar lo que hay detrás de una solicitud y lo que se persigue con ella. A su vez, un buen líder debería ser receptivo a las ideas que sean expresadas a través de las formas y los canales adecuados y valorar a quienes aportan visiones y puntos de vista bien fundados.

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