Las dificultades de la economía vaticana

<P>El recién asumido Papa Francisco deberá mejorar las finanzas y continuar con las correcciones administrativas iniciadas por Benedicto XVI.</P>




JORGE Mario Bergoglio, el ex arzobispo de Buenos Aires, asumió esta semana el pontificado de la Iglesia Católica con una intensa agenda de temas por delante. Uno de ellos, no menor, apunta a sanear y transparentar las finanzas vaticanas. Es que no sólo la economía del pequeño Estado es deficitaria, sino que al comúnmente llamado Banco Vaticano lo ronda una serie de controversias que el renunciado Papa Benedicto XVI no alcanzó a terminar de solucionar.

Entre 2005 y 2011, la Iglesia Católica en Estados Unidos pagó una suma superior a los US$ 2.300 millones en gastos relacionados con acuerdos en casos de abuso sexual infantil por parte de miembros del clero. De acuerdo con los documentos hechos públicos el año pasado con el nombre de "Vatileaks", algunas diócesis americanas recibieron transferencias directas desde la Santa Sede (el ente que gobierna el Vaticano) por un valor de varias decenas de millones de dólares, para ayudar a saldar estos acuerdos.

El Papa Francisco asume con la misión de terminar de despejar estos casos y también, de continuar el progreso que hizo el anterior Pontífice en reformar el Instituto para las Obras de Religión (IOR o Banco Vaticano). Benedicto XVI reemplazó a su presidente, acusado de lavado de dinero y fraude, y creó un organismo de inteligencia financiera bajo la autoridad de un abogado suizo, experto en crimen financiero y que logró que el principado de Lichtenstein dejara de ser identificado como un paraíso de dinero mal habido.

Pese a ello, el anterior Papa no tuvo éxito en conseguir que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) pusiera al Vaticano en la "lista blanca" de países con estándares bancarios internacionalmente reconocidos.

La economía

El Vaticano es el Estado más pequeño del mundo, con un territorio de sólo 44 hectáreas, el cual lo haría caber 50 veces en la comuna de Santiago, y con apenas 800 habitantes.

Sin embargo, podría ser uno de los más ricos si se considera el valor de sus inmuebles, oro y otras riquezas, estimadas en € 1.000.000 millones (US$ 1,3 billón), de acuerdo con un recuento de Il Messaggero, uno de los principales diarios de Italia.

El reporte citaba una estimación hecha por la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa), el órgano que gestiona las propiedades de la Santa Sede.

A mediados de la década pasada, la Apsa cifró en € 450.000 millones los bienes inmobiliarios (casi US$ 600.000 millones), pero ahora se considera que el valor real es un múltiplo. Se estima, asimismo, que estos activos son muy ilíquidos.

Así, los ingresos de la Santa Sede fueron de sólo US$ 308 millones en 2011 (la cifra más reciente conocida) y los egresos, de US$ 326,4 millones, con un déficit de US$ 18,4 millones.

Estos ingresos provienen tanto de los recursos que se generan en el propio Vaticano, como por la entrada de € 14 a la Capilla Sixtina, estampillas, monedas, venta de publicaciones a los cinco millones de turistas que recibió en 2012 (a Chile ingresaron 3,1 millones ese año), y de los aportes que hacen las diócesis en todo el mundo. Se estima que en todo el globo hay 450.000 centros religiosos, como parroquias y misiones, y unas 200.000 escuelas.

Julio Poblete, el administrador de los bienes del Arzobispado de Santiago, dice que éste envía al Vaticano el 1% Papal que le corresponde, de unos $ 60 millones al año. Se estima que las otras diócesis del país remiten alrededor de otros dos tercios.

Estas donaciones son recaudadas por el Obolo de San Pedro, un fondo que reunió € 49 millones (US$ 64 millones) en 2011.

Inversiones

Se calcula que la Apsa tiene una reserva de unos € 1.000 millones (US$ 1.300 millones) de patrimonio líquido inmediatamente disponible, en la forma de oro, acciones y bonos, tradicionalmente italianos. Se entiende que estas inversiones se limitan a menos del 6% de la propiedad de una empresa y tienen un horizonte de largo plazo en industrias sólidas. Así, se cree, por ejemplo, que la diversificación de la cartera vaticana a economías en vías de desarrollo es limitada. Se tiene conocimiento de alguna actividad en la Bolsa de Nueva York y es conocida la aversión de su estrategia a las empresas cuyas actividades contravienen los valores de la Iglesia, como fabricantes de armamento o de anticonceptivos.

El Banco Vaticano

El IOR o Banco Vaticano es una empresa privada que tiene un CEO que le reporta a un directorio, en este caso, un comité de cardenales y al Papa mismo. Hoy, el Banco es dirigido por el abogado alemán Ernst von Freyberg, designado por Benedicto XVI y que ahora deberá responderle a Francisco I.

El IOR fue fundado en 1942, por Pío XII, y en su sede, un castillo antiquísimo protegido por la Guardia Suiza, se administran 33.000 cuentas y activos estimados en unos US$ 8.000 millones.

Después de los escándalos de los 80, cuando el presidente del desaparecido Banco Ambrosiano apareciera asesinado por la mafia en Londres, y luego de que en 2010 el gobierno italiano investigara al Banco Vaticano, por transacciones irregulares, Benedicto XVI estableció una Autoridad de Información Financiera, como una agencia independiente que monitoree sus actividades.

Sin embargo, las irregularidades han continuado y el escándalo "Vatileaks" reveló no sólo la transferencia de dinero a las diócesis americanas, sino que también la acusación de corrupción efectuada por un alto funcionario vaticano, razones por las cuales el último presidente del Banco, Ettore Gotti Tedeschi, fue removido del puesto en mayo pasado. El se defendió, sin embargo, alegando que fue destituido por "acercarse demasiado a la verdad".

Más recientemente, en enero, Italia prohibió a su sistema bancario conducir transacciones con la Santa Sede, dada la falta de transparencia del banco. Así, por unas semanas, en la Capilla Sixtina no se pudo pagar con tarjetas de crédito y los cajeros automáticos en latín que administra el Banco Vaticano sólo sirvieron para ser usados por sus cuentahabientes.

La expectativa ahora es que un Pontífice con habilidades administrativas pueda corregir las debilidades en la gestión de las finanzas vaticanas.

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