Las jaquecas son para el verano

<P>La luminosidad y el calor son algunos de los factores que generan distintos tipos de cefalea, como la migraña.</P>




Las vacaciones de verano implican calor, mucho calor. Independientemente del destino elegido, las personas que sufren con frecuencia cefaleas o migrañas deben tomar ciertas precauciones para protegerse, especialmente de los rigores del sol.

Las causas por las que pueden aumentar los dolores de cabeza en esa época del año son de diferente índole: por una mayor exposición a altas temperaturas, peor hidratación, más intensidad de la luz, ingesta de bebidas alcohólicas o aumento del consumo de alimentos excesivamente fríos. Es en este periodo del año cuando se pasa más tiempo al aire libre y cuando las temperaturas se disparan, por lo que la exposición a estos factores es mayor.

Las altas temperaturas provocan la dilatación de las arterias y el aumento de la presión atmosférica, lo que incrementa el riesgo de cefaleas. Esto es debido a que ese aumento de la presión en el cerebelo provoca dolores de cabeza. La cefalea puede venir acompañada de náuseas, calambres, hipotensión, visión borrosa o cansancio.

Para los especialistas es importante no realizar actividades que impliquen ejercicio físico en las horas centrales del día, bajo altas temperaturas. Tampoco recomiendan deportes que conlleven "cambios bruscos de presión "tales como el buceo, sobre todo si es con botella, ya que a causa de esta actividad los gases se diluyen más en la sangre.

Por otro lado, durante las vacaciones estivales se busca el relax que no se tiene el resto del año. Esta relajación suele ir de la mano de cambios en los horarios de comidas o en el número de las horas de sueño. Este hecho puede provocar un aumento de las cefaleas, como consecuencia de la alteración de los biorritmos. Para evitarlo, es conveniente mantener una buena rutina del sueño, es decir, "dormir el mismo número de horas diarias", aconseja Samuel Díaz Insa, coordinador del Grupo de Estudio de Cefalea de la Sociedad Española de Neurología. No obstante, esta afectación de los biorritmos ocurre sobre todo en las personas con migrañas. Porta explica que "el hipotálamo, regulador de los ciclos, cumple un papel fundamental. Al cambiar los ritmos, se segrega una sustancia en el hipotálamo que hace que aumente la presión y, por lo tanto, las cefaleas".

Durante el verano, y si se pretende evitar una cefalea, "es necesario tener una buena hidratación y no ingerir alimentos cuya temperatura marque una gran diferencia con la de nuestro cuerpo, ya que los estímulos fríos pueden desembocar en cefaleas", prosigue Díaz Insa.

En lo referente a los destinos vacacionales preferidos, Porta explica que "las personas que tienden a sufrir cefaleas, curiosamente, suelen preferir la playa a la montaña. Esto es debido a la intensidad de la luz". Si bien en la playa pueden estar expuestos a mayores temperaturas, en la montaña la intensidad de la luz puede aumentar las cefaleas.

En las ciudades que están a una altura superior a los 2.000 o 2.500 metros con respecto al nivel del mar, es normal que las cefaleas aumenten, como consecuencia del 'mal de altura'. Como recomendación, los expertos sugieren salir a la calle con la cabeza cubierta, usar anteojos de sol e hidratarse bien.

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