Las particularidades del rodaje de El Hobbit: La Desolación de Smaug

<P> La nueva película basada en la popular novela de J.R.R. Tolkien se estrena en Chile el 26 de diciembre.</P>




Con la trilogía de El señor de los anillos como parte de su filmografía, Peter Jackson tiene claro que es difícil complacer a los fanáticos de J.R.R. Tolkien. Aun así, el director, guionista y productor de El hobbit: La desolación de Smaug, no esconde el hecho de que no teme asumir el riesgo. "Estoy disfrutando el desviarme del libro", comentó a la revista Empire, para luego agregar que en la segunda parte de la trilogía -que debuta en Chile el 26 de diciembre- no sólo agregan más material de los apéndices de El Hobbit que en la primera parte, sino que también suman personajes que ni siquiera aparecen en la obra original, como los elfos caracterizados por Orlando Bloom y Evangeline Lilly.

"Presentamos a Legolas y a Tauriel, quienes no son personajes del libro. De hecho, Tauriel ni siquiera es un personaje de Tolkien. Pero, como cineasta, eso es algo refrescante. Podemos ir a lugares que al final son sorprendentes". Para la co-guionista Philipa Boyens la razón para crear a Tauriel tiene una explicación simple: "Se necesita otro tipo de energía", algo que para ella sólo da un personaje femenino como esta pelirroja. Ella se une a Bilbo Bolsón (Martin Freeman), los enanos liderados por Thorin (Richard Armitage) y a Gandalf (Ian McKellen) -a quienes se suman también Bardo, el Arquero (Luke Evans) y Beorn (Mikael Persbrandt)-, en una compleja misión: sacar al terrible dragón Smaug (con la voz de Benedict Cumberbatch) del interior de la montaña de Erebor.

Las dificultades

Más allá de los esfuerzos en términos de efectos visuales, complicadas escenas de peleas, y el trabajo con el maquillaje y prótesis para los actores, para McKellen fue particularmente difícil rodar esta parte de la trilogía, según dio a conocer la versión británica de Yahoo! Movies. Debido a la diferencia de altura que debe tener con los enanos y Bilbo, el intérprete de Galdalf se vio obligado a hacer sus escenas frente a una pantalla verde y en completa soledad. "Me sentía bastante miserable... y pensé: 'Si no puedo lidiar con estas dificultades, quizás, ¿ha llegado el momento de que deje de actuar?'", comentó. Además, en el caso de Jackson, quien sufre de aracnofobia, fue particularmente difícil ver una y otra vez en pantalla a otra de las amenazas a las que se enfrentan los personajes en esta cinta, según un video difundido por el mismo director a mediados de mes.

Pero es posible que la mayor complicación se haya derivado de la necesidad de volver a filmar algunas escenas. Algo que no sólo retrasó el proceso de producción y elevó el costo de la trilogía -que según The Hollywood Reporter antes ya estaba sobre los US$ 560 millones, el doble de los gastado en El señor de los anillos-, sino que también dejó a los fanáticos que asistieron a la pasada Comic-Con sin un adelanto de la cinta.

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