Libro elige las 40 mejores obras de teatro chilenas de los últimos 100 años

<P>En el texto <I>Un siglo de dramaturgia chilena</I> aparecen <I>La pérgola de las flores</I>, <I>La negra Ester, La viuda de Apablaza</I> y <I>Neva</I>, pero no fueron contempladas piezas como <I>El cepillo de dientes</I> o <I>Los invasores.</I> "Nos interesa la complejidad de las obras, más allá de su resonancia pública", explica María de la Luz Hurtado, investigadora de la Universidad Católica.</P>




A principios del siglo XX, el Presidente Pedro Montt encargó un libro de teatro chileno con motivo del Centenario de la República. El texto recopilaba ocho piezas entre 1810 y 1910, de autores como Camilo Henríquez y Alberto Blest Gana. En vísperas del Bicentenario, la iniciativa se repite. Hoy se lanza Un siglo de dramaturgia chilena, antología compuesta por 40 textos escritos entre 1910 y 2010, como La negra Ester, El abanderado, Tres noches de un sábado y Neva.

La selección no está ajena al debate, al no elegir sólo a las obras más populares de cada autor. De Egon Wolff no figura Los invasores, sino Flores de papel, y en el caso de Jorge Díaz, Topografía de un desnudo desplazó a El cepillo de dientes. "Nos interesa la complejidad de la construcción de las obras, más allá de los temas, estilos y su resonancia pública. Topografía de un desnudo es una profunda pieza sobre los marginados sociales y es representativa de Díaz, que en gran parte tiene una obra de componente social. Estamos ante el Díaz más auténtico", explica María de Luz Hurtado, autora -junto al dramaturgo Mauricio Barría- de este proyecto conjunto entre la Universidad Católica, la Universidad de Chile y la Comisión Bicentenario.

"Hay temas recurrentes -continúa Hurtado- que cruzan el siglo y se retoman año a año desde diferentes ángulos. El huacho y el conflicto mapuche son constantes del teatro chileno y tópicos no solucionados del país, que reaparecen desde 1910".

Una de las obras escogidas es Rucacahuiñ, de Aurelio Díaz Meza, de 1912, ambientada en la Araucanía. "Aborda la relación conflictiva entre el pueblo mapuche y aquellos que intentan abusar de ellos y quitarles sus tierras. El dramaturgo levanta esta voz crítica y recupera rituales, lenguajes y personajes típicos. Luego también lo haría María Asunción Requena en su obra Ayayema, de 1967, otra obra que retoma el tema indígena", explica Hurtado.

La antología también revela que La viuda de Apablaza (1928), de Germán Luco Cruchaga, no es la primera obra que propone la figura del huacho como parte del imaginario de la nación. En 1918, Mal hombre, de René Hurtado Borne, ya rescata estos personajes. Paradójicamente, el autor es el mismo de la célebre comedia Su lado flaco, la segunda obra con mayor público en la historia del Teatro UC después de La pérgola de las flores, que también figura en el libro.

La antología contiene múltiples registros, desde la tragedia al humor y el melodrama, y refleja la evolución estilística de estos géneros. En cada obra se respira algo de la atmósfera de su época. Es el caso del poeta Vicente Huidobro, quien en la obra En la luna (1934) ofrece una apuesta personalísima y una dramaturgia poderosa.

"Es una obra extraordinaria por su juego paródico y el uso lúdico del lenguaje. Pero también ostenta una capacidad penetrante de hacer una crítica feroz a las corrupciones políticas y ambiciones de poder desmedido. Es una obra política y deja al descubierto algunas de las inútiles ambiciones de nuestras autoridades", apunta Hurtado. "El texto de Huidobro tiene dos polos. Uno es absurdo, de sátira al poder. Por otro lado, también es humanista y social. Se ve el tema del pobre y el desamparado. Huidobro usa dos géneros. Es un patiche híbrido en términos estilísticos, una mezcla de dos sensibilidades muy distintas. Una es creacionista y esperpéntica, y la otra se acerca con gran sensibilidad al realismo socialista".

A su juicio, el país tiene una deuda con el teatro: "Creo que no se ha dimensionado la forma en que el teatro chileno está entroncado con el alma nacional. El teatro ha ido alimentando un modo de pensarnos, el saber qué nos duele y con qué disfrutamos".

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