Limpiador de chicles, el nuevo oficio urbano
<P>René Canales saca los chicles pegados de las calles del centro de Santiago. Para eso tiene una espátula con un gran mango, que le permite luchar con la goma sin tener que agacharse. </P>
René Canales (50) trabajó durante seis años en un quiosco de Conchalí y entre los productos que más vendía destacaban los cigarros y los chicles. "Teníamos de todos los sabores, incluso esos con tabaco para los adictos", cuenta.
Ahora las cosas han cambiado, ya que hace dos años, Canales literalmente está en la otra vereda. Ya no vende chicles, sino que se preocupa de limpiar las calles del centro de Santiago -como Huérfanos o el Paseo Ahumada- de las gomas de mascar que cientos de personas tiran diariamente. "No es por culpa de los chicles que tengo este trabajo, sino de la gente que los bota. La cultura del chileno es pobrísima, pues lo primero que hacen es tirarlo al suelo", explica resignado.
Para su faena, que va desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde, Canales cuenta con una herramienta, quizás rudimentaria, pero que ha resultado ser la más eficaz para luchar contra la goma de mascar. "Usamos una espátula que es de fierro y tiene un filo en la punta, la cual arrastramos sobre la baldosa, en el sector donde está el chicle", relata. "Tiene un asa grande, como un palo de escoba, para no tener que agacharnos. La gente me pregunta si no han inventado otro método, pero no hay otro más efectivo", agrega.
Al respecto, Raúl Ponce, director de Aseo y Limpieza Vial de la Municipalidad de Santiago, comenta que se han intentado otras maneras de sacar los chicles, pero la espátula es la forma que da mejor resultado. "Hicimos lavados de alta presión, tratamos con químicos. Salían los chicles, pero dañaban las baldosas y, además, era caro", dice.
Para Canales, que gana 300 mil pesos mensuales, da lo mismo el color y el tipo de chicle. Pueden salir de la boca de los transeúntes de color verde, rosado o blanco, pero ya en el suelo, se transforman en un viscosa mezcla de color negro, que reúne polvo y microbios. "A mí no me da resquemor sacarlos, yo presto un servicio y no me siento mal por mi trabajo", cuenta. "La gente echa la talla y me dice que los separe por sabores, pero no se puede, para mí todo es un montón de nada color negro", finaliza.
-¿Y usted mastica chicle?
-A veces… Pero siempre los tiro al basurero.
-¿De fruta o de menta?
-Prefiero los de fruta.
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