Los caminos de Jeisson

<P>No sólo es la gran promesa de la UC, también lo es del fútbol chileno. Jeisson Vargas (18), criado en el barrio La Chimba, en Recoleta, tiene una historia que contar, pero también una historia por hacer. En su equipo se preocupan de que el éxito no se le suba a la cabeza, de que vaya quemando etapas. Vargas parece estar de acuerdo y aquí se describe como lo que es: un niño de barrio al que le gusta dormir, jugar pool, estar con sus cercanos y que, además, detesta los viajes y las esperas. </P>




Jeisson Vargas tiene 18 años y en el living de su casa en Huechuraba ya hay dos pelotas simbólicas. La primera, de cuando convirtió su primer gol en el profesionalismo, firmada por todo el plantel de Universidad Católica. La segunda, el balón que le regalaron luego de convertir tres veces a San Marcos de Arica en noviembre del año pasado.

Pero a Vargas no le importan los símbolos.

Su hermano Joan (11), quien también juega en la UC, pero en las inferiores, dice que Vargas agarra las pelotas, se va al patio trasero y pide que se las tiren en dirección a la piscina que hay ahí. "Las agarra de chilena y las lanza lejos", cuenta el hermano. "Después tenemos que ir a buscarlas a las casas de los vecinos", añade Juan Carlos Orellana (35), padrastro desde los cinco años del jugador, a quien Vargas llama 'papá'. "Están todas desinfladas y gastadas", dice Marisol Salazar (32), la madre de Vargas. "No quiero que me las vuelva a sacar del living".

A Jeisson Vargas no le importan los símbolos. Y como un autodeclarado joven con alma de niño, tampoco le importan otras cosas más.

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Vargas no es sólo el gran proyecto joven de la UC, sino que del fútbol chileno. En un reciente ranking de la Gazzeta dello Sport, el influyente diario deportivo italiano, Vargas fue el único chileno considerado entre los 50 jugadores sub 20 del mundo más promisorios. El torneo pasado fue elegido jugador revelación del campeonato nacional. Entre el campeonato pasado y este ya lleva ocho goles anotados. También fue el goleador y mejor jugador de la selección chilena sub 20 en el torneo Cotif en Alcudia, España. La selección ganó la copa y Vargas, además, fue el goleador con cinco tantos.

En Católica, su club, están conscientes del talento de Vargas, pero también hay preocupación. No quieren que Vargas se vaya del club sin antes quemar las etapas que un jugador joven debería quemar. Y citan ejemplos de jugadores que partieron muy jóvenes a Europa, pero que jugaron poco o nada y luego tuvieron que volver al fútbol chileno para rearmar sus carreras.

Benjamín Valenzuela fue técnico de Vargas en la sub 15 y sub 16 de la UC. El propio Vargas cuenta que Valenzuela es el técnico que más lo ha marcado: "El destaca mucho lo que es ser persona. Primero persona, segundo persona, tercero persona. Ya después jugador. Y esa es la verdad. Me enseñó a ser respetuoso con todos. Eso es lo que te enseña la Católica. Del más chico se conocen hasta con el más grande. Siempre está pendiente el uno del otro".

Más allá de lo humano, Valenzuela hace patente la preocupación que existe en la UC por Vargas, de que el jugador pegue el salto de calidad hacia el éxito a través de un proceso integral. "Me lo encontré hace poco a Jeisson en San Carlos", cuenta Valenzuela. "Y le dije que no había ganado nada de nada, que una cosa es llegar y mantenerse y otra cosa es triunfar. Su comienzo me recuerda al de Alexis (Sánchez), a quien tuve en Cobreloa. Pero el resto depende de él".

Valenzuela afirma que Vargas lo escuchó atentamente en los pasillos de San Carlos. Luego le dijo: "Lo entiendo, profe".

Sabiendo que Vargas es un hombre de pocas palabras, para Valenzuela eso fue suficiente.

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"Somos de Recoleta, de una población chiquitita que se llama La Chimba. De ahí venimos nosotros", dice Marisol Salazar, la madre de Jeisson Vargas, quien explica los orígenes de la familia. Y sigue: "En La Chimba hay de todo: gente que trabaja y gente que se dedica a otras cosas. Es una población vulnerable, con muchos niños en la calle. Pero es donde me gusta, donde yo crecí y crecieron mis niños".

Vargas es el primero de sus hijos y lo tuvo cuando ella tenía 15 años. Además de Joan, de 11, está Darly, de 13, ambos fruto de su relación con Orellana. Salazar dice que fue una responsabilidad grande tener a Vargas a tan corta edad, pero que fue ayudada por sus papás para sacar al pequeño Jeisson adelante. Y a pesar de que su familia ha podido salir de La Chimba y mudarse a una casa de tres pisos en el sector de Pedro Fontova, en Huechuraba, Salazar mantiene su trabajo como manipuladora de alimentos en un colegio. Orellana, por su lado, trabaja en la UDP como encargado de laboratorios.

El barrio pudo ser una amenaza para el futuro de Vargas, pero su madre nunca lo sintió así: "No tuve la preocupación de que se fuera a meter en drogas, a pesar del entorno en que vivíamos. Desde los cinco años que juega fútbol".

Ella misma cuenta la historia de sus comienzos. Y lo que narra es esto: Vargas jugaba en la Escuela Recoleta Chacabuco desde los siete años. Desde chico jugaba con Jaime Carreño y Carlos Lobos, ambos jugadores de la misma edad de Vargas y que ya asoman con protagonismo en el plantel profesional de la UC. Luis Lee Chong, abuelo de Carreño, y la ex estrella de Colo Colo Francisco "Chamaco" Valdés eran los encargados. "El profe 'Chamaco' siempre dijo que Jeisson iba a ser un jugador profesional", dice Salazar, quien cuenta que los profesores de la escuela se pusieron ambiciosos y se inscribieron en una copa Danone. Eliminaron a Unión Española, Colo Colo, Palestino y llegaron a la final, en la que le ganaron 1-0 a Universidad de Chile. La jugada fue de Vargas y el gol de Carlos Lobos. El premio era un viaje a Sudáfrica justo el año del Mundial, viaje al que no pudo ir "Chamaco" Valdés. Un año antes había muerto de un infarto.

En ese campeonato se acercó a Marisol Salazar el captador de jugadores de la UC Alfonso Garcés, y le pasó un papel. El mismo Garcés lo recuerda: "No podía estar adentro en el Monumental y fui lo más arropado posible para pasar de incógnito. Cuando terminó el partido cité a los papás de Jeisson, de Carlos Lobos y otro par de jugadores más para que me buscaran en la reja afuera. Les dije que se juntaran conmigo en San Carlos. Ahí les expliqué lo que el club les podía ofrecer con total honestidad, porque hay clubes que ofrecen más de lo que pueden dar. Se terminaron quedando todos".

Marisol Salazar: "El Jeisson tenía al Colo, a la U, a la Unión ofreciéndole irse con ellos, pero nosotros dejamos que la decisión la tomara él, porque él es el que juega. Y él eligió Católica".

Jeisson Vargas escucha a su madre hablar tirado en un sillón del living de su casa mientras mira su celular. La pregunta ahora va para él.

-¿Por qué elegiste Católica, Jeisson?

-Porque me gusta. Y también porque ofrece formación. No sólo se preocupa del fútbol, sino de cómo tú erís como persona, de tus estudios.

Salazar admite que hubo tiempos difíciles, que hubo necesidades. "Siempre hubo para comer, pero para comprar unos zapatos de fútbol de repente no alcanzaba". A veces, admite Salazar, se tenían que conseguir plata para que su hijo subiera a San Carlos e hiciera el trayecto de hora y media con su actual compañero, Carlos Lobos.

Vargas llegó a la UC con 12 años, pero desde los 14 años vivió en la residencia del fútbol formativo en San Carlos. Sergio Villarroel, psicólogo de la UC, y Rodrigo Astudillo, jefe del fútbol formativo, fueron a La Chimba a ver dónde vivía Vargas. "Los hice ver la realidad de Jeisson, los hice saltar hasta rejas", cuenta Salazar riendo. "Se dieron cuenta de que era mejor que Jeisson se fuera a vivir a la residencia".

La partida fue fuerte para la madre y para Vargas. "En las noches lloraba. Me imaginaba que le podía dar miedo algo. Fue complicado para mí".

Vargas está de acuerdo: "Es lo más difícil por lo que he pasado. Peleaba con los profes o con la tía Margarita, que era la encargada, porque quería venirme. A veces me venía sin avisar, sin decir nada. No era que no me gustara estar allá, pero no podía estar sin mi familia, no estaba acostumbrado. Lo único que quería era que llegara el viernes para jugar y venirme a mi casa. Se me hacían eternos los días".

A Benjamín Valenzuela, su ex entrenador, le hace sentido: "Jeisson es un chico muy sentimental, muy de piel. Ganamos muchas finales, pero una vez que perdimos con Colo Colo no paraba de llorar en el camarín. No lo podíamos consolar".

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Quince tipos en la playa de Maitencillo. Cada uno pone mil pesos para hacer un pozo. La apuesta es esta: el primero que le pega al travesaño de un arco se lleva la plata. Vargas mira y decide ir y poner los mil pesos para participar. Al primer tiro dio con el travesaño. Se llevó toda la plata.

Tenía 13 años.

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Jeisson Vargas dice: "De chico me han dicho en el barrio que tengo que ir a entrenar. Están bien orgullosos de lo que he logrado, por ser lo que soy y por el lugar de donde salí, porque igual es difícil que un niño salga de la población a triunfar. Porque son pocos los que hacen eso". Y de los amigos descarrilados en la población dice escuetamente: "Siempre se veía en el día a día".

La madre agrega que en La Chimba son cada vez más los niños de la UC en un lugar donde históricamente domina Colo Colo y, en menor medida, la U. "Muchos se cortan el pelo como él".

-Viniendo de una población, ¿qué te pasa a ti cuando se asocia a la Católica con la clase alta?

-La verdad es que yo no le tomo mucha importancia a lo que se dice o lo que no se dice. Yo vivo lo mío, mi juego, mi equipo. No me importa tampoco cuando nos dicen segundones. No le tomo importancia a lo que se dice.

-¿Qué es lo que te gusta hacer en tus ratos libres?

-Lo que más me gusta es dormir. A veces duermo casi todo el día. Y cuando no duermo, estoy con mi familia, mi polola, mis amigos. Todo es con ellos.

"No le gusta estar solo", complementa la mamá.

En otros gustos, jugaba PlayStation cuando era más chico. Ahora juega pool. Salazar dice que le gusta desafiar a los amigos y que a veces le ganan. También dice que no le interesan mayormente sus apariciones en la prensa. Escucha reggaetón, cumbia, bachata y música electrónica. Los días libres los comparte con su familia, dice Vargas. Por el tipo de juego, en el futuro le gustaría jugar en la liga española. Los viajes no lo motivan mayormente, aunque por el fútbol, Vargas ya ha estado en China, Sudáfrica, Europa. "No me gusta nada más que jugar. Me aburre viajar, las esperas. Nada que tenga que ver con esperar me gusta".

El colegio tampoco lo motivaba demasiado. Mario Salas, técnico de la UC, lo ayudó para que terminara. Vargas iba poco y Salas le dijo que si no iba, no lo iba a hacer jugar. "Los últimos dos meses fui todos los días". Finalmente, dio exámenes libres y aprobó todo. Vargas se ríe cuando lo recuerda. En la graduación entregaron cinco premios a los deportistas graduados. Cuatro eran por mérito académico y deportivo. "El mío fue el único que entregaron sólo por rendimiento deportivo".

En el plantel de la UC también aconsejan a Vargas, quien dice que el más cercano de los jugadores grandes es Fernando "Chiky" Cordero. "Soy una suerte de padrino", dice Cordero. "Yo soy de Quilicura y él de Recoleta, ambos venimos de poblaciones vulnerables. Los jóvenes hoy están medio rebeldes y yo me preocupo de que mejore lo malo, porque lo bueno se lo dicen todos. Yo lo whatsappeo para que llegue con tiempo a los entrenamientos, le digo que es bueno que llegue temprano a entrenar cuando está lesionado, le hablo de cómo invertir sus lucas. En la cancha le digo que no todo es jugar a la pelota, que tiene que marcar, correr, ser un jugador táctico".

A pesar de todo lo que se habla de él, Vargas parece no sentir la presión de ser el proyecto estrella de la Católica y también del fútbol chileno. "No lo tomo como responsabilidad. Como dice mi familia, soy muy niño. Puedo meter dos o tres goles y cuando salgo de la cancha soy uno más. Soy un niño. No lo tomo como una responsabilidad, sino que como lo que más me gusta hacer".

Y luego vuelve a repasar su esencia de futbolista, la manera directa y simple en la que está configurado para pensar: "Adentro de la cancha soy Jeisson Vargas, afuera soy otra persona más. El fútbol es lo que tengo que hacer. Siempre he sido así. De chico".

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