Mercado teme quita de cerca de 60% en caso de un cese de pagos de Grecia
<P>El país heleno amenazaba con quedarse sin liquidez en noviembre si no recibía un nuevo tramo de ayuda que se aprobó el viernes. Un informe de la UE y FMI dice que tenedores de bonos tendrían que aceptar recorte por hasta 60% de su inversión.</P>
ENTRE las economías relevantes del mundo, sólo una ha estado en default un tiempo parecido al de España y los 95 años que en distintos períodos ha mantenido impaga su deuda soberana: Grecia, con 87 años. En las plazas financieras ya casi es lugar común decir que se aproxima un nuevo cese de pagos del país heleno. Lo que mantiene el riesgo elevado es el temor de que sea la banca privada la que soporte gran parte del costo, con un descuento que estaría cerca del 60%.
Las cifras de Standard and Poor's según las cuales España y Grecia son dos de los países que más tiempo han permanecido sin servir el pago de su deuda es un antecedente que se une a la marcada insolvencia del país. El resultado de la ecuación es que tan pronto como en noviembre el Estado griego podía quedarse sin liquidez para hacer frente a pagos corrientes de no mediar más transferencias multilaterales, las que fueron aprobadas este viernes. De hecho, la agencia Moody's declaró "inevitable" un default griego.
Incluso, un informe secreto de la UE y el FMI reveló que los tenedores privados de bonos griegos podrían tener que aceptar recortes por hasta un 60% de sus inversiones si la deuda griega se debe hacer más sostenible. "Para reducir la deuda por debajo del 110% del PIB para el 2020 requeriría una reducción del valor nominal de al menos un 60% y/o más términos favorables del sector financiero oficial", mostró el informe que dio a a conocer el Financial Times el viernes.
"Los mercados ahora están preocupados sobre quién va a pagar los costos" de la insolvencia griega, comenta Paul Donovan, economista jefe del banco suizo UBS.
"La situación griega no es sostenible y debe reducírsele su deuda en un 50%. Eso va a ser ahora, en tres meses o en seis, pero debe ser así", comentó recientemente a este diario el académico Raghuran Rajan, de la Universidad de Chicago.
Usa el término haircut, que es el descuento sobre lo adeudado que se le practica al principal de un emisor cuando cae en default. Ese haircut podría ser incluso mayor, de acuerdo con lo que aboga el ministro de Hacienda alemán, Wolfgang Schäuble. Este insiste que los acuerdos alcanzados en julio, para que los acreedores de Grecia acepten una quita de 20% sobre lo que el Estado griego les debe, es ahora insuficiente. El influyente secretario de Estado cree que los privados deben someterse a una pérdida de entre 50% y 60%. Incluso se señala que la propia Canciller alemana, Angela Merkel, habría hablado en privado de un 60%.
Esa tasa no es tan lejana a la experiencia de otros ceses de pagos recientes. Tras el default de 2001, el gobierno de Argentina sólo acordó con sus acreedores un arreglo en 2005, y éste implicaba una quita de 75%. Es decir, la banca y fondos de pensiones que poseían bonos argentinos recibieron sólo 25 centavos por cada dólar que el Estado vecino les debía.
Un negocio casi tan favorable hizo Rusia en 1999, tras el default de un año antes, con una pérdida de 55% para los inversionistas. En 2000 negoció una quita de 40% (ver gráfico) para otro tramo de deuda.
Un informe de Barclays Capital predice que Grecia arreglará con los inversionistas una quita de 65%.
Un paper del economista Tamon Asonuma, de la Universidad de Boston, establece una relación entre el tamaño de la deuda repudiada y la clase de negociación que realiza el emisor: antes de que ocurra un default, como hizo Uruguay en 2003, o después de semejante evento, como en el caso de Rusia y Argentina.
La relación es que entre 15 reestructuraciones recientes, los eventos caóticos, como el argentino, tienen lugar cuando los montos de deuda son abultados. Ese es el caso de Grecia, cuya deuda soberana asciende a US$ 490.000 millones, o 179% del PIB estima el FMI.
El mercado teme, asimismo, porque cuando estos episodios "a la argentina" suceden, las tasas de recuperación son también mucho menores que en negociaciones preventivas o "a la uruguaya": hasta 35% contra un promedio de 76%, respectivamente (ver tabla).
Dado que la cartera de los bancos europeos posee un gran porcentaje de deuda griega, el costo en la banca será cuantioso. "El costo de las quitas a los bonistas de Grecia, más el costo de llevar a valor de mercado los bonos españoles, irlandeses, italianos y portugueses, generará pérdidas por 450.000 millones de euros -US$ 620.000 millones-", dice Carl Weinberg, de la consultora HFE, en Nueva York.
Estas estimaciones deben mirarse con cuidado. Cuando estalló la crisis subprime, varios destacados economistas de EEUU previeron el costo de marcar a mercado la cartera de bonos colateralizados con hipotecas en US$ 400.000 millones. Un año después, el FMI lo situaba ya en un trillón de dólares.
La semana pasada cerró con los mercados levemente al alza en virtud de un acuerdo entre Alemania y Francia para blindar la banca europea con inyecciones de capital.
Pero el temor a la quita que se le imponga a la banca en el caso griego sigue teniendo a las plazas financieras en constante vaivén y amenazando con una contracción del crédito.
De hecho, las lecturas de volatilidad y flujo del crédito ya completaron un mes en un nivel peor al que siguió al colapso del banco Lehman Brothers en 2008.
De igual forma, el spread entre la tasa Euribor de tres meses y un índice que indica una virtual ausencia de riesgo, tiene mayor amplitud hoy que tras el momento Lehman. Aun así, su ubicación actual es en la mitad del peak al que llegó durante el peor período de la crisis crediticia (ver gráficos).
Pero este es el apronte a la dinámica que originaría un default griego y las subsecuentes negociaciones de quita. Sobrevendría un período de fuerte contracción del flujo crediticio, dice Stephen Cecchetti, del Banco para Pagos Internacionales, debido al riesgo de contraparte, y tal como en octubre 2008 tendría lugar una crisis crediticia. También, señala, para hacer frente a costos y cubrir posiciones, la banca otra vez acentuaría un proceso de desendeudamiento.
Cecchetti advierte que "Latinoamérica podría entonces resultar directamente afectada, porque los bancos de la eurozona son los principales suministradores de capital para la región, y en particular los españoles". Agrega que "la incidencia de lo que llamo 'dinero caliente', es decir, préstamos con vencimientos en menos de un año, como porcentaje del total de acreencias extranjeras en la región, alcanza su mayor nivel en Brasil, seguido por México y Chile. Esto crea un potencial peligroso para salidas súbitas de capital desde estos mercados".
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