Mi Manifiesto: José Antonio Kast
Mi familia es del campo. Soy el menor de 10 hermanos. Cada uno de nosotros vivíamos en Buin hasta los cinco años. De ahí nos íbamos a estudiar al colegio a Santiago. Vivíamos en una casa que compró mi papá. Nos cuidaba una abuelita que no era carnal, una señora judía que fue la única de su familia que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Los fines de semana volvíamos con mis papás.
Cuando tenía tres años, el hombre pisó la luna. En mi casa hubo una gran conmoción. Como en el campo casi no había televisores, pusimos el nuestro en el patio con unas bancas. Llegó mucha gente que trabajaba en la fábrica de mi papá y vivían al lado. Después de ese día, quise ser astronauta.
En mi casa se hablaba alemán. Creo que nací bilingüe. Ahora sueño en español, pero sumo en alemán.
De Santiago me gustan pocas cosas. Sigo viviendo en el campo, en la parcela donde nací. Ahí tenemos huerta, vaca y gallinas. Me entretiene venir al cine y salir a comer con mi señora en nuestros "jueves de pololeo". Pero en general le hago el quite a Santiago, a los tacos, a los estacionamientos.
Miro la vocación sacerdotal de mi hermano Hans con orgullo. Que haya testificado en el caso Karadima me llena de orgullo, porque se atrevió a decir que algo estaba mal y muchos no lo hicieron. El era mi compañero de pieza. Nunca pensé que iba a ser cura, era bueno para los negocios, deportista, le iba bien con las niñas. Pero estuve feliz cuando lo decidió, tiene una gran vocación.
Me encanta leer novelas, nada denso. Lo último que leí fue El Impostor. Me encantan las novelas de acción.
Se me ha quitado lo alemán después de casado. Pero soy disciplinado, metódico, previsor. Planeo las vacaciones con anticipación, tengo el orden mental de los alemanes. Pero he ido creciendo con mi señora, ahora puedo caminar con ella tomado de la mano, darle un beso en público. Antes me costaba mucho.
Mi plato favorito son los porotos con riendas, y de la comida alemana, unos tallarines con mucho queso. Para tomar me carga la cerveza, soy más latino: me gusta el vino, el ron y el pisco sour.
Tengo nueve hijos. El menor va en prekínder y la mayor en segundo año de universidad. Somos usuarios del método Billings y mi hijo Benjamín demuestra que funciona. Tiene cuatro años y no han venido más hijos. Nos gustan los métodos naturales, porque es como seguir en el pololeo. Al no tener relaciones estamos obligados a pololear.
Trato de ser un papá presente con las limitaciones que tiene mi cargo. Los despierto todos los días. Tomamos desayuno juntos a las 7.30. A las 7.45 nos vamos. Tengo un auto Stadic de tres corridas, parecemos furgón escolar. En la van de mi señora cabemos los 11. Para manejarla tuvimos que sacar carné profesional.
¿Qué me ha faltado para presidir la UDI?... Votos. A veces uno va a destiempo con el ritmo de las instituciones. La UDI es un partido joven y se necesitaba que un grupo de personas lo dirigiera antes de hacer ciertos cambios. Quizás yo me aceleré un poco. Sigo pensando que el partido requiere renovar su dirigencia sin jubilar a nadie. La primera vez que hubo elección interna hubo temor de eso, de que queríamos sacar al resto.
Me encantaría postular de nuevo. Quiero intentarlo sin que se produzcan facciones dentro del partido. Pero no me frustra si no lo soy nunca: no estoy en política para dirigir la UDI, sino que para que el partido influya.
Donde mejor lo paso es haciendo campaña, porque uno hace casa a casa y en un mes estás con toda la gente. También toca bailar. Aunque vivo en el campo, tengo un estilo de cueca apenas poco mejor que el de Lagos Weber. Me queda mejor la cumbia. Es más fácil: echas para atrás el tambembe y mueves los brazos.
Antes de quedarme dormido, rezo. Soy católico practicante. Mi familia es del sur de Alemania, la zona católica de ese país.
Ser rubio de ojos azules es un arma de doble filo cuando se está en política. Cuando no eres el estereotipo, sufres la denostación: muchas veces se ocupa el concepto de lucha de clases para decir que no eres de acá. Por otro lado, algo ayuda. Me va bien con el voto femenino.
Me jugaría el pellejo porque no se aprobara la ley de aborto.
De chico yo no salía de vacaciones. La piscina eran las vacaciones. En el verano teníamos que trabajar en el Bavaria, que era la fábrica de mis papás. Lo hacíamos en la caja, en el matadero o envasando salchichas.
Mi sueño pendiente es ir a Alemania con todos los niños. Para eso pusimos una fecha y todos tenemos que ahorrar.
En mi auto no faltan las canciones de Walt Disney: Tarzán, Mulan, el Rey León y Tierra de Osos. Además, tengo a Shakira, Arjona y Los Beatles. Yo no toco instrumentos, pero mi esposa toca varios y escribe canciones. Yo soy su inspiración.S
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.