Michel Leiris, imprescindible
<P>Llega una antología de textos autobiográficos, ensayos y poemas del gran escritor francés, que trabajó con Bataille, Sartre y Francis Bacon.</P>
No es exagerado decir que el libro Edad de hombre, la autobiografía que Michel Leiris (1901-1990) publicó antes de cumplir 35 años, puede cambiar la vida del lector. Es decir, su experiencia de lectura y de comprensión del lenguaje y del mundo se verá alterada: es quizá la obra más aguda y menos autocomplaciente sobre sí mismo que nunca se haya escrito. Si se indaga en la vida posterior del autor, se lo admira aún más: fundó el famoso Collège de Sociologie junto a Georges Bataille y Roger Callois, y dirigió durante décadas el Museo del Hombre de París, dos importantes instituciones del siglo XX, renovadoras y forjadoras de conocimiento.
"Veo en el uso literario de la palabra un medio para afilar la conciencia y estar mejor y más vivo", dijo Leiris con la penetración y sencillez que lo caracteriza, frase que sirve para describir todo su trabajo. Su escritura, personal o sobre cualquiera de los temas que le interesaron, de la etnografía al arte contemporáneo, lleva siempre al despojamiento de ideas recibidas y a una mejor comprensión del ser humano, en su dimensión individual, colectiva y ancestral.
El libro Para leer a Michel Leiris, recién editado por Philippe Ollé-Lamprune, francés avecindado en México, contiene fragmentos de sus textos más importantes y marcan tanto un trayecto de vida como un mapa de sus actividades. Comienza precisamente con las primeras páginas de Edad de hombre y con el famoso ensayo De la literatura considerada como una tauromaquia, que contiene sus postulados sobre la escritura y su regla de ser honesto consigo mismo, hasta mostrar toda su estupidez y abyección, para ponerse en peligro con la finura de un torero: "Decir la verdad y nada más que la verdad no es todo: es necesario, además, abordarla francamente y decirla sin artificio como los aspavientos que pretendían infundir respeto, los trémolos o sollozos de una voz, así como las florituras y los adornos, que no tendrían otro resultado que el de disfrazarla más o menos aun cuando fuera para atenuar su crudeza, volviendo perceptible lo que puede haber en ella de molesto".
Los trazos de su biografía y sus magníficas reflexiones sobre el lenguaje, la literatura, el arte y su vida pasional, continúan con pedazos de sus diarios: La regla del juego (cuatro volúmenes, publicados entre 1948 y 1975, sin traducción anterior al castellano) y los apuntes de Noches sin noche y algunos días sin día (1961). Son interesantes, además, porque retratan su época, desde sus aventuras con los surrealistas hasta sus actividades antiimperialistas, de sus viajes por África como etnógrafo al horror de la Guerra Mundial (bajo la ocupación nazi se prohibió Edad de hombre, pero Leiris tuvo el atrevimiento de publicar uno de los contados libros de poesía que apareció en esa época aciaga, Alto mal).
De sus magníficos ensayos sobre arte y literatura, se incluyen algunos del libro Huellas, dedicados a Miró, Wilfredo Lam, Picasso, Giacometti, Aimé Césaire y Marcel Duchamp. Se extrañan, por ejemplo, sus ensayos sobre Francis Bacon. De sus poemas, son sólo siete textos de la selección Palabras sin memoria (1969). En suma, aunque es un libro con lo esencial para conocer y apreciar las facetas de Leiris, de un escritor así se echa de menos la obra más gruesa y completa.
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