Muere el médico Jack Kevorkian, el más famoso impulsor del suicidio asistido

<P> Fue condenado a 10 años de cárcel en 1999, tras colocar una inyección letal a un paciente con esclerosis que quería morir.</P>




Su lema era "morir no es un crimen". Ayer, a los 83 años de edad, falleció Jack Kevorkian, el médico estadounidense conocido como el "Doctor Muerte", apodo que se ganó por ser el precursor del suicidio asistido y por haber ayudado a que unas 130 personas se quitaran la vida, como reconoció él mismo. Sufría neumonía y fallos renales.

Kevorkian, descendiente de una familia de inmigrantes de Armenia, nació en el estado de Michigan, en 1928. En 1945 se graduó del Pontiac Central High School, con honores, a la edad de 17 años, y en 1952 se tituló de médico en la Universidad de Michigan, obteniendo su licencia para ejercer en su especialidad como patólogo.

Recién en la década de los 80 comenzó a ser conocido localmente por su postura sobre la eutanasia, tras una serie de artículos que escribió para diarios de Detroit. En sus columnas se autoproclamaba como el "especialista en asistencia en muerte digna".

Aunque proclamaba sus postulados sobre la eutanasia, fue en 1990 cuando practicó su primera muerte asistida. Según contó en diversas entrevistas, ayudó a morir a una anciana que sufría la última fase del mal de Alzheimer y que en sus pocos momentos de lucidez pedía una pronta muerte. Esto le valió su primera demanda y que el estado de Michigan le suspendiera su licencia.

Durante esa década fue acusado en varias ocasiones de asesinato, tras haber ayudado a algunos pacientes terminales a poner fin a sus vidas.

Para atender a las personas que querían morir, creó un aparato que fue denominado la "máquina del suicidio". Este permite a sus pacientes inyectarse por sí solos una dosis letal de potasio y cloruro. Gracias a su invento, ganó todos los juicios en los que se le acusó de asesinato: no era él quien asesinaba al paciente, sino que estos se suicidaban.

Nunca se supo si fue a propósito o no, pero sólo se atrevió a realizar una eutanasia. Previo consentimiento, el 17 de septiembre de 1998 le aplicó una inyección letal a Thomas Youk, de 52 años, quien sufría esclerosis lateral amiotrófica. Rompió, así, su propio código. El hombre no podía aplicarse a sí mismo (usando la "máquina del suicidio) la inyección, debido a su inmovilidad, por lo que lo hizo Kevorkian. Además, grabó la acción en video y permitió al programa 60 minutes, de la cadena CBS, que emitiera la cinta, el 22 de noviembre de 1998.

La fiscalía presentó cargos y lo llevó a juicio por homicidio en primer grado. En un principio ejerció su propia defensa, pero al final del juicio pasó esa tarea a un abogado. En el litigio, el fiscal lo calificó de "asesino a sueldo con una bolsa de veneno". En 1999 fue condenado a 10 años de prisión.

Durante su estadía en la cárcel no emitió declaración alguna sobre su postura sobre la eutanasia y la muerte asistida. El 1 de junio de 2007, atendiendo a su delicado estado de salud y su buen comportamiento, la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm, le dio la libertad condicional.

Pero la cárcel no cambió su postura sobre la muerte asistida y comenzó nuevamente su defensa. Había llegado a un acuerdo con la fiscalía para no ayudar a nadie a morir, pero que eso no le prohibía tener opiniones. A los grupos contrarios a la eutanasia los tachó de "locos y fanáticos religiosos". También reconoció que a lo largo de su vida había ayudado a morir a unas 130 personas con enfermedades degenerativas y dolor físico. "A los que vengan ahora, ya no puedo ayudarles", afirmó. En marzo de 2008 anunció su candidatura al Congreso de EE.UU., como independiente por un distrito de Michigan. Recibió casi nueve mil votos (un 2,6%). Como última voluntad, Kevorkian pidió ayer a las enfermeras que lo cuidaban en el hospital Beaumont de Royal Oak, en Michigan, música de Johann Sebastian Bach antes de morir.

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