ParaNorman: los avances técnicos de la aventura animada
<P>La cinta en stop motion, sobre un niño que tiene poderes paranormales, se estrenó ayer. </P>
El género de la animación se ha vuelto una de las divisiones más activas de la industria fílmica. Películas como Shrek, Kung Fu Panda y Wall-E, y estudios de la talla de Dreamworks, Sony Pictures Animation y Pixar se han convertido en referentes de un área del entretenimiento que ha sabido combinar dibujos con tecnología y buenos guiones para conquistar a la audiencia familiar y la crítica más reacia. Por eso tampoco es de extrañar que otro protagonista se sume a su éxito: los estudios estadounidenses Laika, que a pesar de sus pocos años como empresa y lo reducido de su filmografía, se ubican al mismo nivel de sus veteranos colegas gracias a la técnica de animación conocida como stop motion y cintas como ParaNorman, que debutó ayer en Chile.
La cinta dirigida por Chris Butler y Sam Fell se suma a las dos anteriores creaciones de Laika -el corto Moongirl (2005) y la película Coraline (2009)-, con una historia de niños, zombies y fantasmas, para seguir con la tradición de los estudios ubicados en el Oregon -bastante alejados del trajín de Hollywood- que suma infantiles pero oscuros guiones con el stop motion, donde se recurre a la fotografía cuadro por cuadro de objetos y personajes para obtener el movimiento. Ultima área donde radica uno de los avances que diferencia al estudio de sus pares: el uso de la computación en una técnica de animación nacida hace más de 100 años.
Ya con Coraline innovaron al filmarla en 3D y utilizar una máquina computarizada -la PolyJet- que daba forma a sus personajes en un plástico especial , dejando atrás la confección artesanal y la pérdida de horas y horas creando pequeños cuerpos y, lo más importante, las cientos de caras que son necesarias para otorgar reacciones y expresiones a los protagonistas de sus aventuras. Pero con ParaNorman dieron un paso más, porque los pequeños rostros ya no fueron pintados a mano, sino que son coloreados por una impresora láser. "Nos dimos cuenta que podíamos ampliar las posibilidades del stop motion recurriendo precisamente a responsable de su olvido: la computadora", aseguró el presidente de Laika, Travis Knight, al New York Times.
Así, la producción de ParaNorman tomó casi tres años y el grupo de 178 animadores utilizó 30 mil caras, que les amplió el rasgo de expresión a un número superior al millón y medio, como contó el supervisor creativo de los estudios, Brian McLean, a revista Variety. Así, tecnología y creatividad se dan la mano en una historia con sabor al cine de terror clase B: la del pequeño y singular Norman.
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