Rice hace mea culpa por su reacción frente a huracán Katrina
<P>En su nueva autobiografía, la ex secretaria de Estado de EE.UU. lamentó haberse ido de paseo a N. York durante el paso del huracán.</P>
Agosto de 2005. El huracán Katrina destruye e inunda Nueva Orleans, mientras miles de personas imploran ayuda al gobierno de George W. Bush. En esos días, la entonces secretaria de Estado, Condoleezza Rice, estaba de vacaciones en Nueva York, donde asistió a un espectáculo en Broadway y fue a comprar a una exclusiva tienda, mientras arreciaba la crisis en el sur de Estados Unidos.
"Me habría golpeado a mí misma por haber estado tan sorda. Yo no sólo era la secretaria de Estado, sino la persona de color de más alto rango de la administración y una asesora clave del presidente. ¡En qué estaba pensando!", se lamenta Rice, en un sincero mea culpa contenido en su nueva autobiografía, que saldrá a la venta el martes.
En No Higher Honor: A Memoir of My Years in Washington, Rice cuenta que en Nueva York se alojó en una suite del Palace Hotel, donde sintonizó las noticias. Al ver las imágenes sobre Katrina, llamó al secretario de Interior, Mike Chertoff, para preguntarle si podía ayudar. Chertoff le dijo que la llamaría si la necesitaba. Así, Rice optó por salir de paseo y asistir al musical Spamalot de los Monty Python. A la mañana siguiente se fue de compras a la tienda de Salvatore Ferragamo. Horas más tarde se dio cuenta del alcance del desastre de Katrina.
"Entonces supe que no tenía que haber salido de Washington", escribió Rice. También, la ex funcionaria da cuenta de las serias discrepancias al interior del gobierno de Bush y, en especial, sus peleas con el Vicepresidente Dick Cheney.
Tales eran las discusiones con Cheney, que Rice cuenta que en una ocasión amenazó con dejar su puesto de consejera de Seguridad Nacional. En los adelantos del libro publicados por diarios como The New York Times y The Washington Post, Rice sostiene que el equipo de Cheney tenía un "espíritu ultra-agresivo". A su vez, en sus propias memorias (In My Time), Cheney trató a Rice de "llorona" y de haber engañado al presidente con ciertas informaciones.
En una ocasión, mientras el gobierno debatía el nuevo sistema de seguridad post 11 de septiembre, el staff de Bush se dividió sobre cuál debía ser el paradero de los sospechosos de terrorismo. Especialmente tensa fue una discusión con Cheney en la que Rice planteó que a los sospechosos de terrorismo no podían "hacerlos desaparecer" como en las naciones autoritarias.
También, en noviembre de 2001, Rice se quejó ante Bush cuando se enteró de que el presidente había publicado, sin consultarle, un decreto preparado por el consejero de la Casa Blanca, Alberto Gonzales, autorizando los tribunales militares de excepción. "Si esto vuelve a ocurrir, Gonzales o yo debemos dimitir", le dijo a Bush, quien se disculpó.
Cita con Gaddafi
Otro enfrentamiento con Bush tuvo lugar en 2006, cuando Rice urgió al presidente a hacer público el hecho de que se mantenía a Kalid Sheik Mohamed -acusado de ser autor intelectual de los atentados contra las Torres Gemelas- y a otros sospechosos de terrorismo en prisiones secretas en el exterior. Además, Rice cuenta que el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, siempre trataba de evitar ese tipo de asuntos. "¡Yo no trabajo con prisioneros!", decía él.
Pero también la ex funcionaria cuenta pasajes desconocidos de su trabajo en terreno como jefa de la diplomacia estadounidense. Especialmente "extraño" fue su viaje a Libia, en septiembre de 2008, cuando ambos países recompusieron lazos.
Rice narra que Muammar Gaddafi exigió que la reunión fuera en su carpa beduina, a lo que Washington se negó. El encuentro se llevó a cabo en una residencia del líder libio, quien después la invitó a cenar en su cocina privada. "Pensé que sería capaz de cuidarme a mí misma y entré", afirma Rice. "Al final de la cena, Gaddafi dijo que me había hecho un video. ¿Qué será?, pensé. Era una colección muy inocente de fotos mías con dirigentes mundiales, como Putin y Hu Jintao, con la música de fondo de una canción titulada La flor negra de la Casa Blanca, escrita para mí por un compositor libio. Fue extraño, pero al menos no fue obsceno", reveló Rice.
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