San Rosendo, a 50 años de La Pérgola de las Flores

<P>La recién fallecida escritora Isidora Aguirre inmortalizó al pueblo de la VIII Región en la memoria colectiva de los chilenos. La zona reclama por mejor conectividad y trabajo. </P>




Hace unos años, Isidora Aguirre Tupper, la recientemente fallecida creadora de La Pérgola de las Flores, reconoció en una entrevista que Carmela, el personaje principal de su renombrada obra, se había inspirado en la imagen de una huasita que no podía cruzar la calle Ahumada en Santiago por miedo a los automóviles. Entonces, la autora tenía 15 años.

A Carmela, Isidora Aguirre la hizo llegar de San Rosendo a la capital porque en 1957, tres años antes dar vida al personaje, había estado en esa comuna de la Región del Biobío cuando se viajaba en tren hacia Concepción. Al ver la estación del ferrocarril, se imaginó que desde un lugar como ese era de donde llegaban las mujeres de campo a Santiago.

Lo que entonces debe haber visto la escritora nacional fue un lugar lleno de vida que en sus instalaciones no sólo contaba con la estación sino que también incluía un hotel, un oficina de correo y otra de telégrafos, además, de una gran cantidad de comerciantes que vendían todo tipo de productos. Porque San Rosendo, ubicada en el límite de la provincia de Concepción, a fines de la década del 50 vivía su mejor momento gracias al auge del ferrocarril. La localidad alcanzó a tener cerca de 20 mil habitantes, según cuenta su alcalde Duberlis Valenzuela.

En ese momento, todos los trenes que iban desde Santiago a Concepción o viceversa, además de los que venían de ciudades como Temuco u Osorno, tenían que pasar por San Rosendo para hacer transbordo. Así, detenidos por hasta una hora los pasajeros eran fuente de ingresos para los lugareños. "Ahí venían las vendedoras de huevo, pollos cocidos y tortillas a ofrecer sus productos, a quienes, como utilizaban un gorro y delantal blanco, les empezaron a decir Carmelas por su parecido a como se vestía la de la obra", cuenta Leopoldo Sáez, actual guardia de la estación y quien durante más de una década se desempeñó como mecánico de trenes a vapor. En algún momento, hasta siete mil personas trabajaron en la maestranza que ferrocarriles tenía en la comuna.

Pero la historia de abundancia cambió. De a poco disminuyó la cantidad de trenes que llegaban hasta la comuna y que pasaron de ser alrededor de unos 30 diarios, entre los de pasajeros y carga, a hoy, donde con suerte pasa el Corto Laja y los convoyes de empresas. Nada más.

La crisis partió mucho antes, eso sí. Cuando en la década del 70 se quemaron las instalaciones del ferrocarril junto a la estación. Esa infraestructura nunca fue reconstruida. Más encima, la llegada de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) a Laja, provocó que San Rosendo se quedara sin bancos, farmacias o negocios con actividad económica importante. "Por eso acá la mayoría de las personas que viven son jubilados que aprovechan la tranquilidad. El resto se va a estudiar o a trabajar afuera, porque acá no hay empleo", cuenta Omar, un vecino.

El alcalde Valenzuela tiene claros los problemas que vive la localidad, en la que actualmente residen cerca de cuatro mil personas. Una de las principales quejas es por la conectividad.

"Acá no pueden llegar camiones ni buses porque sólo hay un camino que pasa junto al puente ferroviario viniendo desde Laja. Por eso no llegan las empresas", dice.

Aquello se refleja en que pese a que San Rosendo se ubica a 52 kilómetros de Concepción, el viaje puede tardar hasta dos horas, considerando que hay que tomar la ruta hacia Cabrero, en vez de un camino más directo que existe pero que es de tierra y no está en buenas condiciones.

Sobre lo que significó La Pérgola de las Flores para la comunidad, Valenzuela se muestra muy agradecido de Isidora Aguirre, a quien en enero del año 2009 declararon hija ilustre de la comuna, reconocimiento que la propia autora aceptó junto a su hija en su primera visita a la localidad.

En todo caso, Valenzuela aclara que las "Carmelas" actuales y que salen del pueblo hacia las grandes ciudades "han cambiado, ya no son como en esa época, porque están más educadas".

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